LA ALIANZA JOSU TERNERA CAROD ROVIRA

 

 Artículo de Luis María ANSON, de la Real Academia Española, en “La Razón” del 28.11.05.

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Josu Ternera, ese hombre, está harto de la clandestinidad, la ocultación y las máscaras. Añora los tiempos recientes del Parlamento vasco cuando se paseaba por las calles de las ciudades vascongadas como un héroe abertzale, todavía chorreando sangre, amenazante y despilfarrador. La vida muelle, los copiosos almuerzos, la generosa compañía completaban el marco de una vida placentera y acollonante. Ahora le flaquea la salud y se ha hecho partidario de anunciar una tregua con alguna alusión a las armas y regresar coronado de hachas y serpientes a su tierra vasca para negociar «la paz» en Euskal Herría. Cuenta con el apoyo entusiasta de su amigo Carod Rovira. Lástima que los cachorros etarras se resistan a los deseos de Ternera. Eta es una mafia, una delincuencia organizada, y la idea de pasar de la gloria abertzale y el dinero fácil a un puesto funcionarial de mil euros al mes no suscita entusiasmo en los jóvenes etarras, que viven como

duques en sus paraísos escondidos.

Carod Rovira es uno de los españoles más miserables que ha producido la vida nacional en los últimos treinta años. Con una ley electoral como la francesa no habría pasado de ser un panfletista de periódico mural preuniversitario, de dazibao revoltoso y epiléptico. Pero aquí, con un 2’5 por ciento de votos, se ha convertido en el árbitro de la situación en Madrid y en dueño y señor del presidente por accidente, del líder fatuo como calificaba Raúl del Pozo a Zapatero en esa columna que escribe siempre descarnándose en la puta calle, y canalla. Nunca ha rectificado Carod Rovira la miseria moral de aquel artículo de 1991 publicado en «Avui» en el que decía, en resumen, refiriéndose a Eta: «Matad en España, pero no en Cataluña porque Cataluña no es España». No sólo no ha rectificado esa atrocidad sino que, tras su entrevista con Josu Ternera en Perpiñán, la banda sanguinaria decretó una tregua para todo el territorio catalán, anunciando a la vez su propósito de seguir asesinando en el resto de España.

La negociación promovida o consentida por Zapatero entre Eguiguren y Batasuna, entre Ternera

y Carod Rovira, no ha dado hasta ahora los frutos esperados porque los delfines etarras no están por

la labor de los nuevos polis-milis, dispuestos, ellos sí, a ceder en muchas cosas a cambio de la legalización y el bienestar personal. Zapatero, chúpate esa, han dicho al hombre sonrisas. Eta negocia de nación a nación, de Estado a Estado, de tú a tú, de igual a igual, y además solicita la mediación internacional para los encuentros, las conversaciones y las negociaciones entre el Estado español y el Estado etarra.

Y no sólo eso. Gracias a Carod Rovira, los terroristas han metido ya en el paquete de los acuerdos

a Cataluña, cuyo nuevo Estatuto apoyan con tanto entusiasmo como Carmen Calvo a Zapatero. Eta se ha convertido en el tutor de ese Estatuto totalitario e intervencionista. Bajo la coacción atroz de un horizonte de atentados y sangre, son ya dos «naciones » las que negociarán con España siempre y cuando el presidente del Gobierno español reconozca, de entrada, el derecho de  autodeterminación y el futuro de independencia del País Vasco y Cataluña.

¿Hay alguien que no crea que ahí está enroscado el cáncer de la política española por obra y gracia

de la frivolidad, la ligereza, la indocumentación de Zapatero I el de las mercedes? ¿O tal vez por su malignidad y su taimada capacidad para el engaño? El Estado de Derecho debería descargar todo el peso de la ley sobre los etarras, los negociadores clandestinos, los partidos encubiertos, los cómplices directos o indirectos de una Eta que, cuando Aznar terminó su gestión, estaba acorralada y agonizante.Ahora se permite abofetear al Gobierno español, internacionalizar el supuesto onflicto e incorporar Cataluña al disparate mientras el partido heredero de los batasunos campa a sus anchas en el Parlamento vasco y la deslegalizada Batasuna organiza todas las semanas actos públicos, mofándose del Gobierno de España y del Estado de Derecho. A la espera de que Zapatero hinque definitivamente la rodilla, la banda mafiosa cobra el chantaje revolucionario a un número creciente de empresarios vascos que padecen bajo la dictadura del miedo y pagan, sin rechistar, marchitas ya las esperanzas de que la política del Gobierno socialista contenga la hemorragia económica.

Así están las cosas. Madrid vive bajo la alianza amenazante de Josu Ternera y Carod Rovira, que

han tomado medida de la debilidad del Gobierno. Los etarras juegan sus bazas en el Estatuto catalán. Zaplana tenía razón. Están ahí. Sólo hay ya tímidas reacciones defensivas cuando de lo que se trata es de pasar a la ofensiva, como hizo Aznar, aplicar la ley sin contemplaciones, renovar un pacto de Estado entre los dos grandes partidos y reformar la ley electoral para evitar que las diminutas minorías nacionalistas, independentistas y comunistas ejerzan su chantaje sobre la entera sociedad española.