DEMASIADO ARROZ PARA TAN POCA POLLA

 

 Artículo de Luis Maria Anson en “El Mundo” del 05.09.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Con una anécdota a pie de título: DE PEDRIN A ZETA (L. B.-B., 5-9-06)

 

En mi infancia nuestros héroes eran Roberto Alcázar y Pedrín, El Cachorro o el Guerero del Antifaz, pero estos días me llevé una sorpresa: mientras comíamos, un familiar de ocho años, ante una noticia de la TV, dijo que cuando fuera mayor quería ser gay. Ahí tienen un "efecto colateral" de este lío estúpido descrito por Anson, uno más de los que el Gobierno se inventa un día sí y otro también.

 

¿Es anécdota o categoría? Escuchen a Sarkozy.

 

Los españoles, en su inmensa mayoría, tienen los ojos oscuros; una pequeña minoría, azules. Es cosa de la naturaleza. Sería absurdo discriminar socialmente los ojos claros. La inmensa mayoría de los españoles son heterosexuales; una reducida minoría es homosexual. Cosas de la naturaleza. Sería absurdo discriminar socialmente a gays y lesbianas. Algunas naciones, entre ellas España, han legislado por fortuna contra la brutalidad histórica con que se ha tratado y se sigue tratando en más de medio mundo, desde la Cuba comunista de Castro a la Arabia Saudí de su dictadura sátrapa, a los homosexuales.

Cualquier ciudadano español con la cabeza bien puesta sobre los hombros ha estado a favor de legalizar las uniones entre homosexuales, para que disfruten de las leyes que benefician a las parejas heterosexuales en imposición fiscal, relación contractual, derecho de vivienda, herencia, etcétera. Pero una cosa es estar a favor de que se legalicen las parejas de homosexuales -y para algunos también los tríos- y otra muy diferente que a eso se llame matrimonio, en contra del sentido común, de la etimología, de la tradición milenaria del idioma, de los diccionarios y del respeto a la expresión popular.

La Real Academia Española, el Consejo de Estado, el Consejo General del Poder Judicial, el Foro de la Familia y una declaración conjunta de católicos, ortodoxos, protestantes y judíos apoyaron en diversa forma la legalización de las parejas homosexuales, pero no que se utilizara el término matrimonio para el menester. Zerolo, que no es un zerolo a la izquierda, ganó él solito a todas las instituciones en el ánimo de Zapatero, al que sólo le importan los votos. Creía nuestro presidente por accidente que los gays y lesbianas constituyen el 10% de la población española.

Según el think tank de Moncloa, aprobada la ley, se produciría el colapso de alcaldías y juzgados y un millón de parejas agradecidas al progresismo zapateresco, harían cola para contraer «matrimonio». La realidad ha dejado estupefactas a las cabezas monclovitas. Tanto ruido, tanta tensión, tanta suficiencia para terminar haciendo el ridículo.

Según el Instituto Nacional de Estadística, existen en España 11 millones de núcleos familiares. De ellos sólo 563.000 están constituidos por uniones de hecho. Más de 10 millones de parejas están casadas por la Iglesia o por lo civil. Entre el medio millón de uniones de hecho, sólo 10.464 están formadas por parejas del mismo sexo, es decir, el uno por mil de los hogares, no el 10 por ciento. 6.855 parejas de gays y 3.619 de lesbianas conviven en núcleo familiar. Sólo unos centenares han decidido casarse, contraer «matrimonio». Como, en una democracia seria, el respeto a las minorías es sagrado, aunque sólo hubiera una pareja afectada, habría que resolver su derecho a la unión conyugal. Pero una cosa es eso y otra el colosal estruendo organizado.

¡Qué ridículo para el Gobierno! Torrentes de tinta en los periódicos, espacios preferentes en la radio y la televisión, largos debates parlamentarios, tertulianos en despendole, extrema tensión en ocasiones, copiosas manifestaciones callejeras, todo ello como si nos estuviéramos jugando la unidad de España, la sociedad democrática, la educación libre, el destino de millones de personas. Zapatero I el de las mercedes ha provocado una colosal tormenta en una copita de oporto. Al final del estruendo, se trataba sólo de unos centenares de parejas afectadas. Demasiado arroz, en fin, para tan poca polla.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.