ALIANZAS POSELECTORALES
Artículo
de Luis Maria Anson en “El Mundo” del 04.03.08
Por
su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en
este sitio web.
No sólo las encuestas
más solventes, salvo la excepción significativa de este periódico, sino también
las amañadas aprietan los resultados. Aunque improbable, incluso podría ganar
Rajoy. Al día de hoy lo más verosímil es que Rosa Díez tenga razón. Venza quien
venza mandarán los nacionalistas. Por eso la especulación inteligente de esta
semana no debe centrarse en los resultados sino en las alianzas poselectorales.
El PSOE cuenta con
los escaños del partido comunista, que se arrastra enmascarado bajo las siglas
de Izquierda Unida. No pasará este año lo que ocurrió en 1996. Anguita,
irritado por los desprecios de González y por la corrupción galopante, se negó
a cualquier colaboración con el PSOE. Llamazares, si le pagan la factura
correspondiente, respaldará a Zapatero. Lo mismo harán
los nacionalismos de izquierda, notoriamente ERC, cuyo líder, además, desde la
entrevista en Perpiñán con Josu Ternera, huele al ajo de la negociación
política con Eta.
En los nacionalismos
de derechas, por consiguiente, está la clave. En 1996, Coalición Canaria,
Convergencia y Unión y Partido Nacionalista Vasco apoyaron a Aznar. En 2008,
Rajoy tal vez pueda contar con los escaños canarios. Vascos y catalanes estarán
más dispuestos a pasar sus facturas al PSOE que al PP.
Rajoy sólo puede ofrecer
dinero, lo que no es poco, para las aspiraciones de Mas y, arriando los
pantalones, retirar las pegas populares al Estatuto. Zapatero, en cambio, tiene
en su mano hacerle presidente de la Generalidad. Eso supondría el sacrificio de
Montilla, el escabeche de Carod Rovira y la resistencia feroz del Partido
Socialista catalán cada vez más encabritado con el PSOE. Hace muchos años,
aprendí que la política, salvo raras excepciones, se mueve sobre el do ut des.
El resultado electoral, tal vez permita a Mas investir
a Zapatero como presidente del Gobierno en Madrid. El líder socialista puede
hacer lo mismo en Cataluña con Mas. El acuerdo es
cuando menos probable. Con el voluntarismo entusiasta que caracteriza al
entorno de Rajoy, se parte de esta base: si el PP obtiene un escaño más,
gobernará. Eso ha sido así hasta ahora. Pero Zapatero ha cambiado de socio
constituyente y no respetará el espíritu de la Transición tampoco en esta
cuestión. Galicia, Baleares, Santander, incluso Madrid en el primer resultado electoral
de Esperanza Aguirre, admiten pocas dudas.
Zapatero vencido por
Rajoy, si puede, continuará gobernando aunque tenga que formalizar su
permanencia en Moncloa sobre un pentapartido.
Ciertamente, la negociación con el PNV no está fácil para los socialistas. Ibarreche abomina de Rajoy pero Zapatero se ha entendido
directamente con Eta, con general alarma entre los nacionalistas vascos
inteligentes. Hasta ahora el PNV ha recogido las nueces del árbol agitado por
la banda terrorista. El proceso de rendición zapateresco
significa que Eta recogería también las nueces. El PNV es ya un PRI, instalado
sobre una vastísima red de intereses creados. Se batirá como una pantera de
Java para no perder el poder, también para no compartirlo.
Mandarán, pues, los
partidos nacionalistas tras las elecciones del domingo. Condicionarán
decisivamente al Gobierno. Sólo se saldrá de la voracidad nacionalista,
insaciable hasta la independencia, con una reforma constitucional que cierre el
Estado de las Autonomías y con una nueva ley electoral que no prime a los
partidos bisagras. Para eso es imprescindible, el pacto de Estado acordado en
la Transición, es decir el acuerdo ante el PP y el PSOE que representan al 80%
de la voluntad popular.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia
Española