ENTREVISTA A  JOSÉ MARÍA AZNAR,  PRESIDENTE DE FAES

 

por José Alejandro Vara/Mauricio Sánchez, en “La Razón” del 22.10.07 ,

 

Por su interés y relevancia he seleccionado la entrevista que sigue para incluirla en este sitio web.

 

 

«La izquierda considera que la educación es un método para adoctrinar a la sociedad»

 

«Dejamos la despensa llena y ellos, en algunos ministerios, se llevaron la despensa»

 


-En su libro («Cartas a un joven español», ed. Planeta) aborda el tema de la educación como pilar de nuestra sociedad. ¿Por qué PP y PSOE no han sido capaces de llegar a un consenso en educación estos últimos treinta años?


   -La izquierda siempre ha considerado la enseñanza como un sector propio y por lo tanto siempre ha tenido la intención de controlarla. Considera que la educación es un método para cambiar la sociedad y para adoctrinar. Hoy el sistema educativo español es la constatación de un fracaso que te lleva a pensar en algunos defectos de los españoles. Ortega decía que España era el único país del mundo donde los hechos se discutían. Pues ahora estamos discutiendo los hechos. Todos los estudios sobre la educación en España dicen cuáles son los problemas de nuestro sistema educativo. Pero la decisión de las autoridades educativas es que no vamos a mejorar el sistema, vamos a organizar el fracaso de la manera más aparatosa posible. ¿Qué es eso de la excelencia? No cuenta, aquí con cuatro suspensos se pasa de curso; y el año que viene les diremos que con cinco también se pasa. ¿Qué es eso de la disciplina en las aulas? Es algo totalmente reaccionario. ¿Qué es eso de los principios de los profesores? No digamos ya lo de que se sepa algo de filosofía, o historia, o lenguas clásicas. Si al final uno admite que no se sabe nada de eso pero se sabe mucha matemática, física y química. Pero es que los datos dicen que tampoco. En el fondo es tirar la toalla y decir, como esto no tiene remedio, organicemos el fracaso de la manera más alegre posible.
   
   -¿Es útil recordar la Historia hoy sin afán de revancha, justo ahora que se ha reabierto la memoria histórica?


   -La historia debería ser básica para los estudiantes, básico y fundamental para personas que quieren tener mejor entendimiento de las cosas, pero también imprescindible para los líderes políticos. Una cosa es tener la preocupación de conocer la Historia y otra es tirarse la historia a la cabeza. La historia no se puede reescribir. Primero, en términos de planteamiento todo esto de la memoria histórica es absurdo en sí misma. Yo creo en la memoria individual, pero no conozco memorias colectivas. Segundo. Me parece un gravísimo error político ya que pulveriza otro de los pilares básicos de los acuerdos de la Transición, el de no mirar hacia atrás sino mirar hacia adelante. Es realmente un mal paso cuando de los tres grandes acuerdos de aquella época has puesto en cuestión los tres, y uno de ellos es tan importante como éste. Yo desearía fervientemente que ese paso sea corregido. Por la revisión sectaria del pasado no se va a ningún camino bueno. Y no es de extrañar que si se quiere usar sectariamente parte de la Historia reciente de España, pues haya una reacción y que si se quiere hablar de memoria histórica se hable con todas las consecuencias y de todas las memorias históricas. ¿Y los españoles qué vamos a sacar de esto? ¿Volver otra vez a los enfrentamientos? ¿Tener apasionantes discusiones históricas en el ámbito político que debían ser objeto del debate individual?
   
   -De esta forma, la Historia es sustiuida por la demagogia.


   -Los demagogos existen en las democracias. Lo peligroso para un país es cuando cae en manos de demagogos que no se dan cuenta de la transcendencia de las consecuencias de sus decisiones. Combatir la demagogia debe ser siempre una obligación moral de los líderes responsables, porque con demagogia los paises no progresan. Creo sinceramente que no es progreso volver atrás. No creo que sea progreso ensalzar las divisiones entre españoles ni volver a la etapa de los privilegios territoriales. Creo que el progreso está en la libertad, en la igualdad ante la ley, en la defensa de las oportunidades y la apertura al mundo. Por lo tanto, el ejercicio contra la demagogia, o llamar la atención sobre ello para no caer pasto de sus decisiones, es una tarea importante de un líder político o social o mediático.
   
   -Otra amenaza es la perversión del lenguaje. Son clichés que se van manejando con toda soltura y parece que, amparados en esa demagogia en la que estamos instalados, calan en la sociedad actual.


   -Son baratos de comprar. Por ejemplo: «Siempre merece la pena dialogar porque con el diálogo siempre se pueden sacar muchas ventajas». «Si todos lo han intentado, por qué no lo voy a intentar yo». «Las leyes hay que aplicarlas según los momentos». «Cómo me puede usted decir a mí si puedo o no puedo consultar a la gente aunque esté cometiendo una abierta ilegalidad». Todas estas frases son un martilleo continuo que producen un efecto en la sociedad y ante eso hay que estar razonablemente activo. Tengo que decir que me quedé verdaderamente asombrado y profundamente afectado cuando me enteré de que el actual presidente del Gobierno, al mismo tiempo que firmaba conmigo los acuerdos por la libertad y contra el terrorismo, estaba en tratos con los terroristas. A uno le cuesta imaginar tanta deslealtad en un comportamiento. A partir de ahí, hay cosas que me extrañan menos, por ejemplo, llamar accidente a un atentado o que se diga abiertamente que en una negociación con una banda terrorista se respetará lo que sea acordado. Por todo esto es necesario estar muy activo porque la perversión del lenguaje tiene unos efectos muy nocivos y demoledores en la sociedad. La unión de demagogia, de buenismo y de la manipulación del lenguaje es muy perversa. Cuando se dice que un proceso de entrega y negociación es un proceso de paz, cuando se dice que la ley hay que aplicarla a conveniencia, cuando se hacen hojas de ruta para decir esto es lo que tenéis que hacer para no ir a la cárcel y luego se decide meter a todo el mundo en la cárcel. Al final, el concepto básico de los pilares del Estado, las garantías jurídicas, la legitimidad democrática y el estado de derecho como tal sufren sus daños.
   
   -¿Qué piensa el PP cuando escucha al Gobierno actual decir que dejó la «despensa vacía» tras ocho años de crecimiento?


   -Nosotros heredamos una «despensa» con un 23% de paro, un déficit público del 7% del PIB, las hipotecas al 12%, la deuda pública al 15%, el IRPF en el 56% y facturas sin pagar en los cajones de los ministerios por importe de 700.000 millones de pesetas. No cumplíamos ninguno de los cinco criterios para entrar en el euro. Y el sistema de pensiones estaba en suspensión de pagos: tuvimos que pedir un préstamo a los bancos en diciembre de 1996 para pagar las pensiones, no había dinero para pagar a los pensionistas. Nosotros dejamos a España en el euro, redujimos el paro un 50%, creamos cinco millones de empleos, el PIB por habitante se situó muy cerca de la media comunitaria, dejamos un superávit presupuestario, redujimos la deuda pública un 20% en términos del PIB, dejamos los préstamos hipotecarios al 3%, la inflación en el 2,2% y bajamos los impuestos dos veces. Nosotros dejamos una despensa llena y ellos, en algunos ministerios, se llevaron hasta la despensa. Además de ser más cuidadosos con sus declaraciones, deberían ser también más responsables, porque en estos momentos en los que el escenario económico se está complicando mucho se están comportando con frivolidad en el terreno económico. Ahora que se están viviendo momentos de incertidumbre y menor crecimiento de la economía no es responsable incrementar estructuralmente el gasto público y hacer promesas de gasto de carácter electoralista que no son sostenibles.
   
   -¿Estamos en un momento en el que los políticos son rehenes de los sondeos?


   -Hablo mucho de esto por el mundo. Una cosa es que un líder político escuche y otra es que sea esclavo de un sondeo de opinión. Es la diferencia entre ser un buen líder o no serlo.La verdad es que no me siento a gusto con los líderes que están pendientes de los sondeos. Creo que la tarea del liderazgo es otra más basada en la defensa de determinados valores que hacen a las sociedades progresar. Hoy hay demasiados dirigentes políticos esclavos de los sondeos que les llevan al tacticismo, al cortoplacismo, a la pérdida de visión exterior de las cosas y a la falta de reflexión. Ésa no es la tarea de alguien que tiene sentido histórico de las cosas, con un sistema de valores, que cree que las convicciones y las ideas son importantes; esto prevalece sobre los sondeos. -En su obra se duele de que España olvida o menosprecia a sus grandes líderes. -Quiero recuperar un cierto sentido histórico. No es casualidad que durante nuestra etapa en el Gobierno se hiciesen conmemoraciones muy especiales por ejemplo en torno a los Reyes Católicos y especialmente sobre Isabel la Católica, la mujer más importante en la historia de España aunque a algunos les moleste, o sobre Felipe II o sobre Cánovas, Sagasta o la Restauración. Las ideas conservadoras y liberales tienen en España una tradición. España tuvo muchas alteraciones históricas, pero mire cuántas tuvo Italia. Como yo creo en la continuidad histórica como la base del futuro de los países, entonces creo que reivindicar a Cánovas, Maura y las grandes figuras de la historia española siempre es bueno.
   
   -En contra de nuestra tradición derrotista.


   -España es un país necrófilo y hay que procurar no serlo. Es bueno que los españoles reconozcamos el mérito. Un defecto nuestro es que estamos más pendientes de poner un punto de envidia que de reconocer un poco de mérito. Si la envidia sirve para emular el mérito es una envidia positiva, pero si sirve para anular el mérito entonces tiene un factor negativo. En un país donde una parte de sus autoridades en el sistema educativo niegan el mérito y el esfuerzo, que también significa negar la responsabilidad individual, entonces es muy difícil reconocer el mérito de los vivientes. Es muy importante que en términos históricos sepamos evaluar dónde están elementos básicos de la continuidad histórica. Ahora que vamos hacia los 200 años de las repúblicas en América, algunas pondrán valor en cosas modernas y actuales frente a situaciones precolombinas o indigenistas. ¿Por qué no ponemos valor en algo fundamental que fue el espíritu de la revolución liberal en España en torno a las Cortes de 1812? que es donde nace la gran expresión liberal que luego se consolida como base de desarrollo político en distintas zonas del mundo. Una nación que no tiene sentido de su continuidad histórica es muy difícil que perviva en el futuro.
   
   -Habla del esnobismo de la izquierda española, que le lleva a negar el hecho nacional. Algo excepcional.


   -Es único. La izquierda francesa no reniega de la idea nacional francesa y no se le ocurre decir bobadas como «yo no defiendo la Francia de Napoleón». La izquierda italiana tampoco reniega, ni la norteamericana. La única izquierda que yo conozco en el mundo que realmente tiene problemas con la idea nacional es la española y eso es un error. Por eso siempre he dicho que en términos de estabilidad política España no tiene problemas del centro a la derecha sino del centro a la izquierda porque cuando el propio ser histórico de la nación es un problema para tu propia existencia y para tu propia definición política, entonces tenemos un problema.
   
   -Hace en el libro una conexión directa entre la Alianza de Civilizaciones y países con graves carencias en derechos humanos.


   -En esa asignatura de Educación para la Ciudadanía se denigran los valores sobre los que se basa el mundo occidental, que permiten entre otras cosas que se pueda impartir esa asignatura, y se ensalza eso que se llama Alianza de Civilizaciones. De ahí a tener un programa que se llame «Aló, Presidente» va un paso. De ahí al chavismo hay un paso. Yo soy de los que creo que nuestra sociedad está basada en unos valores que en estos momentos tienen una gran virtualidad universal. La libertad, el estado de derecho, el respeto a la ley, la igualdad entre mujeres y hombres. ¿Pero es que puedo tener una alianza con alguien que no tiene respeto por los derechos de la mujer? Es muy difícil aunque se exponga en términos de civilización o de cultura. Es que es muy difícil que yo pueda tener una alianza con aquellos que han decretado una guerra santa contra mí. Todo esto no tiene ninguna explicación y forma parte de la manipulación del lenguaje, de las actitudes buenistas y de creer que lo moderno, lo progre, lo positivo, es no tener ideas, no tener valores, no tener convicciones, no tener principios y no tener responsabilidad y conduce a que con nosotros, que sí tenemos un cuerpo de valores bien definido, acaben conociendo tu debilidad e imponiendo su sistema.
   
   -Hay otros asuntos dramáticos de los que apenas se discute o se hace frívolamene, como la dignidad de la persona o la eutanasia.


   -Desgraciadamente, uno de los problemas que tenemos en España es que los debates transcendentes no existen y no son bien vistos por lo políticamente correcto. El debate social sobre la manipulación genética, la investigación biomédica y la demografía se ha convertido en un pequeño gran insulto. Cualquier Gobierno de cualquier país hoy debería dedicar un tiempo a este asunto. ¿Cuáles son nuestras tasas demográficas? ¿Cuáles son nuestras posibilidades de mantener nuestro futuro? ¿Hasta dónde es posible manipular genéticamente la vida? Hoy si tú eres partidario de la clonación, entonces eres progre simpático pero si tienes dudas morales razonables sobre el tema, entonces eres un incrédulo sospechoso. Yo expreso esas dudas morales y creo que debe haber límites.