TEXTO ÍNTEGRO DE LA INTERVENCIÓN DE JOSÉ MARÍA AZNAR EN LA CONVENCIÓN DEL PP EN SEVILLA

Publicado  en “Republica.es” del 22 de enero de 2011

Por su interés y relevancia he seleccionado el texto del discurso que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

“Durante muchos años, Sevilla ha sido un gran recuerdo y un referente para todos los que formamos este gran partido. Aquí, en Sevilla, iniciamos un camino de apertura a la sociedad española, de integración de millones de españoles en nuestro proyecto político y de consolidación de un proyecto de Gobierno para España.

Hoy, Sevilla, es, además, un referente de futuro. Expresa nuestro compromiso de recuperar para España: la ilusión frente al desánimo, la estabilidad frente a la incertidumbre, la credibilidad frente a la desconfianza, la normalidad frente a la extravagancia, la unidad y la concordia frente a la división y el sectarismo, el reformismo frente a la resignación, la movilidad social frente a los privilegios, la prosperidad frente al empobrecimiento, y el empleo y las oportunidades para todos frente a una sociedad quebrada por el paro.

Hoy y aquí, refrendamos nuestro compromiso con España, nuestra nación, para devolverle la confianza dentro y fuera. Una tierra de oportunidades para todos. Una nación que vuelva a demostrar que sabe hacer las cosas bien. Una nación que dé respuesta a las aspiraciones de nuestros jóvenes, en vez de negarles un empleo y cargarles con el lastre de una deuda creciente.

Una España mejor que impulse una Europa mejor. Estas son las señas de identidad del Partido Popular. Por eso, son hoy cada día más los españoles que miran a nuestro partido y a su trayectoria al servicio de España, que miran a nuestra historia y a nuestro presente, y que depositan su confianza en el Partido Popular para alcanzar cuanto antes estos objetivos.

Somos un partido grande y, sobre todo, un gran partido. Un partido abierto y reformista. Un partido centrado en la libertad. Somos el partido de la responsabilidad individual, del respeto a las personas y del compromiso con España. Creemos en la convivencia pacífica basada en el respeto a la ley; en la política como expresión de ideas; en la democracia como garantía de los derechos y libertades individuales, y en las instituciones democráticas como freno al abuso, la arbitrariedad y la corrupción.

Somos el partido con el que se identifica una creciente mayoría de españoles porque estamos comprometidos con la recuperación de España; con nuestra recuperación económica, política y social. Somos el único gran partido que cree en España y que está comprometido con su futuro.

El Partido Popular es la única opción de gobierno para la recuperación y para el cambio. La recuperación no vendrá de un socialismo que busca seguir engañando a todo el mundo todo el tiempo, y que no acierta ni cuando dicen que rectifican. No vendrá de un socialismo a la desesperada que ahora se disfraza de reformismo. De un socialismo que confunde reformas con recortes. De un socialismo que nunca ha creído en las reformas y que, a micrófono cerrado, las desprecia.

La recuperación sólo puede venir de quien cree en España, cree en las políticas reformistas, sabe cuáles son las buenas reformas y está decidido a aplicarlas y a no vivir a merced de los acontecimientos y de las decisiones de otros sino tomando iniciativa y yendo por delante. Esto es lo mismo que decir que la recuperación sólo puede venir del Partido Popular.

Los españoles saben que nuestra ambición es construir entre todos una sociedad mejor, una España mejor. Queremos que España vuelva a ser una de las mejores democracias del mundo. Y, con la confianza de los españoles, lo vamos a conseguir de nuevo. Este partido ha sido, es y va a seguir siendo obra de mucha gente. Desde su fundador, Manuel Fraga, al último militante, ése que hoy mismo ha acudido a la sede en su barrio o en su pueblo a preguntar qué hay que hacer para afiliarse al Partido Popular.

Siempre hemos trabajado para sumar cada día más voluntades a nuestro proyecto. Ésa es la clave de la política en democracia. Nos dirigimos a todos los que quieran trabajar con nosotros para mejorar España, dentro del respeto leal a la Constitución de todos. Nuestro partido sabe que tiene una inmensa responsabilidad con todas las personas que alguna vez nos han votado, con todas las que nos van a votar -que son muchísimas más- y con todos los españoles, aunque ni nos hayan votado ni nos vayan a votar.

Defendemos los valores que construyen una sociedad mejor para todos: los valores del esfuerzo y la exigencia; del respeto; de la búsqueda de la superación; de la retribución del mérito; de la igualdad frente a los privilegios; de la honradez y el trabajo frente al oportunismo y las trampas; de la responsabilidad personal en el desarrollo del proyecto vital de cada uno frente a la eterna adolescencia patrocinada por el Estado. Son los valores de la gente trabajadora, responsable y que aspira a construir un futuro mejor. Nunca lo ha tenido fácil. Cuando hemos tenido responsabilidades de Gobierno, las hemos asumido en los momentos más difíciles. Hemos trabajado por dejar una España mejor que la que nos dejaron. Dejamos una herencia mucho mejor que la que recibimos. Trabajamos y cumplimos. Y esto es un motivo de orgullo tanto como de responsabilidad. Sin arrogancia, sin autocomplacencia, lo que sí podemos decir es que son otros los que van a dejar a España mucho peor que como la encontraron. Recibieron la mejor herencia y en estos siete años se han empleado a fondo en dilapidarla.

No todos somos iguales, ni siquiera en nuestros errores. Los españoles saben que nosotros trabajamos para hacer España más fuerte y que los que están ahora se han ocupado a conciencia de dejar a España mucho más débil. Los españoles saben que el próximo gobierno del Partido Popular recibirá la peor herencia. Lo saben porque sufren con sus familias el desastre económico, social y político al que los socialistas nos han llevado. Ni siquiera puede ocultarlo un gobierno que sólo se ocupa de hacer propaganda.

Los españoles saben que pueden confiar en nosotros porque somos de fiar. Saben que tenemos decisión y proyecto para sacar a España de esta profunda crisis. Saben que estamos decididos a hacer posible la España que hoy es necesaria: la España del empleo y el crecimiento económico, que es la única posible si queremos igualdad, cohesión, solidaridad y oportunidades para todos.

Son muchos los millones de españoles que desean que las encuestas se queden cortas. Son muchos los millones de españoles que desean que el próximo mes de mayo la victoria del Partido Popular sea tan concluyente que impida seguir ignorando la realidad: un país que reclama ya el cambio político que necesita. Hasta los socialistas lo saben aunque no quieran reconocerlo. Y en vez de mirar de frente a los problemas, se entretienen con líos que sólo a ellos les interesan. En otras circunstancias, podría tener su gracia alimentar debates sobre quién sabe cuándo se irá, o si se irá o no se irá quien tendría que haberse ido ya. Pero la situación de España no está para bromas ni para pinganillos. Está para trabajar en serio. Por eso la gente se fía de nosotros y va a confiar ampliamente en nosotros el próximo mes de mayo. Podemos retomar para España la historia de éxito que iniciamos todos los españoles en la Transición. La historia de éxito de España como nación europea de ciudadanos libres e iguales.

La historia de éxito que exige cumplir el compromiso de no gobernar en función de territorios, ni de privilegios, ni de intereses particulares, ni de consignas partidistas, sino en interés y en beneficio de todos los españoles; de todos los españoles vivan donde vivan, piensen lo que piensen y crean lo que crean. Lo bueno del Partido Popular para España es que no es necesario ser del Partido Popular para beneficiarse de su acción de gobierno. Los cinco millones de puestos de trabajo creados no fueron para los del PP sino para todos los españoles, votasen a quien votasen. Así es como gobierna el Partido Popular y ésa es su fortaleza.

Esa historia de éxito exige también cumplir el compromiso de gobernar para todos los ciudadanos, no para algunos, ni para algunos territorios. Ésa es la España de las autonomías que acordamos todos los españoles en nuestra Constitución: la decidida a integrar a todos los que querían y quieren compartir un proyecto común, el proyecto común de España. Y para esto, como tantas veces ha dicho Mariano Rajoy, necesitamos un Estado viable, un Estado capaz de desarrollar sus responsabilidades.

Es sorprendente, por no decir otra palabra más fuerte, que cuando ponemos encima de la mesa ideas razonables y razonadas, apoyadas en la experiencia española y europea, para hacer racional nuestro Estado autonómico y asegurar que -con sus 17 autonomías y sus dos ciudades autónomas- sea sostenible, se diga que queremos cambiar el modelo de Estado. Digámoslo con toda claridad. Aquí los únicos que han hecho todo lo posible para destruir el modelo autonómico han sido los socialistas, con el presidente del Gobierno a la cabeza.

No contentos con intentar cambiar la Constitución por la puerta de atrás, los socialistas han anunciado que buscarán dejar sin efecto la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña. Y todavía pretenden proclamarse defensores del Estado autonómico cuando han sido los que han llevado el modelo al borde del precipicio. Pero han fracasado. Porque el Partido Popular asumió la responsabilidad de defender el Estado autonómico de la Constitución. Y el tiempo y el Tribunal Constitucional nos han dado la razón. Y la razón nos ha dado, y nos dará, los votos. España ha sido empujada a gastar sus mejores energías en

un trabajo estéril: cuestionar lo que nos une, reavivar viejos enfrentamientos del pasado, ahondar en las divisiones. Todo eso ha sido tiempo perdido para el progreso de los españoles. Todo eso ha debilitado el tejido de nuestra cohesión y nuestra solidaridad, los lazos de fraternidad y de respeto que nos unen como españoles. El saldo de las políticas socialistas de estos años hoy nos abruma a todos, incluso a los protagonistas del despropósito.

Sabemos hasta dónde nos han llevado, pero conviene recordar, porque la memoria es frágil, cómo nos han empujado hasta aquí. Conviene recordar que la semilla de la división, de la crisis política y del empobrecimiento que hoy padecemos fue ese pacto del Tinell con el que los socialistas intentaron expulsar del juego democrático a nuestro partido para impedir la alternancia en España. A las tradicionales políticas socialistas y al producto acreditado de éstas – el paro masivo, la parálisis económica, y la falta de oportunidades y de movilidad social- sumaron el revanchismo para intentar excluir al partido que representa a millones de españoles.

Se afanaron tanto en construir trincheras, en dividir a los españoles y en estigmatizar todo lo que pudiera sonar a cercano al Partido Popular, que olvidaron que gobernar es construir y forjar alianzas, no destruir y dividir. Olvidaron que una cosa es reconocer la pluralidad y otra impugnar lo que nos une. Una cosa es la diversidad y otra muy distinta el absurdo de considerar que el único Estado aceptable es un Estado residual. Eso no es cierto.

Los daños son muy graves, pero no son irreparables. Habrá que empezar por recuperar el gran pacto de 1978: una nación –una que se otorga el derecho a la autonomía y se garantiza la solidaridad; una nación –la nación española- que tendrá que recuperar el Estado de las Autonomías plasmado en nuestra Constitución; una nación que tendrá que trabajar en fortalecer lo que nos une.

Fortalecer las instituciones que nos unen, fortalecer los vínculos que compartimos; fortalecer la estima y respeto que nos debemos todos como ciudadanos libres e iguales de nuestra patria común, que es España. Porque la unidad no se opone a la diversidad, sino que la hace posible. Tendremos que trabajar, y trabajar muy duro, para recuperar la unidad y la concordia. Sin revanchas, sin trincheras, sin fracturas y sin intentar ajustar cuentas pendientes.

Frente a sus cordones sanitarios, nuestro proyecto abierto y acogedor, para todos y con todos. Frente al sectarismo, nuestro deseo de restaurar la concordia y el acuerdo de todos. Éste es un país de todos y tiene que seguir siendo un país de todos gobierne quien gobierne. Ser partido de Gobierno significa ser el partido que tiene la voluntad de trabajar para todos, y que tiene la voluntad de no gobernar contra nadie.

También tendremos que trabajar, y trabajar muy duro, en reparar lo que no funciona bien. Hay muchas cosas que hoy no funcionan bien, que no cumplen las exigencias de eficacia que necesitan los ciudadanos. Que algo no funcione bien no significa que sea malo, significa que no funciona y que hay que arreglarlo. Lo que no funciona tendremos que repararlo entre todos. Habrá que empezar por convocar a los españoles a un gran proyecto nacional de recuperación, de regeneración y de reformas. Un gran proyecto nacional para modernizar España.

Hoy, como en 1996, las reformas y la modernización de España sólo tienen un camino, que es el Partido Popular. Porque nuestro partido es una garantía para los españoles. Una garantía de vocación y compromiso reformista; una garantía de recuperación de los consensos básicos; una garantía de gestión eficaz. En definitiva, una garantía para que España recupere la senda de la modernidad y la prosperidad.

Los españoles esperan mucho de nosotros y no podemos defraudarles. Esperan que les digamos la verdad de lo que pasa, la verdad de la grave situación en que se encuentra España, y la verdad de las reformas que es imprescindible poner en marcha ya. Tenemos que explicar bien por qué somos necesarios, por qué no es lo mismo, por qué no da igual quién gobierne los próximos años, por qué España se juega mucho en esta crisis. El próximo gobierno de España necesitará un mandato claro, un amplio respaldo en las urnas, para poder acometer con todo el impulso posible las reformas necesarias.

Ante la voz nítida de las urnas y la fortaleza de la democracia fracasarán los que quieran condicionar la decisión mayoritaria de los españoles, los que creen que pueden violentar su libertad de elegir y los que insisten en negar el valor democrático de nuestra opción. Es muy posible que lo intenten, pero fracasarán. Y no debemos perder el tiempo con ellos. Hay mucho trabajo por delante. Primero en mayo. Después en las elecciones que llevarán a Mariano Rajoy, el presidente de nuestro partido, al Gobierno de España.

España necesita un presidente reformista, no un transformista de la política. Necesita un gobierno reformista, no uno que se disfraza de lo que más conviene en cada momento. Necesita un gobierno que dé cumplimiento a un amplio programa de regeneración y reformas avalado y legitimado por las urnas. Necesita un gobierno del Partido Popular presidido por Mariano Rajoy.

Querido Mariano Sabéis que podéis contar conmigo, en lo que pueda ser de alguna ayuda, como un disciplinado militante más, en esta gran tarea. La gran tarea de sacar a España del paro, del retroceso social y del deterioro institucional, y ponerla de nuevo en el camino del éxito. Es una tarea imprescindible. Y por eso nuestro partido, el Partido Popular, es un partido imprescindible. Los españoles necesitamos volver a creer juntos, a idear juntos, a soñar y trabajar juntos, a recuperar ambiciones comunes, proyectos compartidos y ganas de hacer las cosas.

Vamos a sembrar España de esperanza, concordia y decisión. Haciendo esto, estoy seguro que los mejores tiempos para España están por venir. Y vendrán. Vendrán de la mano de un gran proyecto de modernización impulsado por el Partido Popular”.