Artículo de Biante de Priena en “Ciudadanos en la Red”
del 25 de junio de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Las
aviesas intenciones del progresismo son extraordinariamente peligrosas para el
futuro inmediato de la cultura occidental. Esta ideología política residual que
proviene del estrepitoso fracaso del socialismo real y la frustración en la
implantación mundial de las premisas marxistas, tiene como único objetivo
derrocar la razón como criterio válido y valioso en la adaptación de los seres
humanos a la vida social.
El progresismo considera que la razón, que ha sido el criterio que ha permitido
que la cultura occidental alcance los máximos niveles de riqueza, democracia y
libertad en la historia de la especie, es un error, porque no permite que todo
el mundo pueda vivir en iguales condiciones, porque no resuelve la pobreza,
porque es injusta desde una perspectiva social, y porque está fundamentada en
el autoritarismo y el uso y abuso de la violencia, para lograr sus propósitos.
El progresismo entiende, que la razón hegemónica en la cultura occidental es la
razón capitalista, fundamentada en el humanismo cristiano
y la libertad, estableciendo una delirante visión fantasmagórica de la
realidad. El progresismo denuncia la forma de vivir occidental, para
aprovecharse de la riqueza acumulada colectivamente en la organización de un
mundo a la medida de sus intereses, que no son otros que la ocupación de todos
los espacios de poder y la implantación de su tiranía cultural, especialmente
en la juventud, con evidentes intereses de perpetuación.
Pero en realidad, el progresismo, es un movimiento detractor de lo existente,
un entramado parásito que deconstruye lo edificado,
con la intención de reconstruir el mundo a la medida de sus pretensiones,
siempre negativas, prestas al conflicto, y dispuestas a culpar a los ciudadanos
de sus “pecados” civilizados.
En
realidad, el progresismo, no quiere cambiar nada, solo pretende ocupar los
espacios de poder, aunque para ello tenga que destruir la cohesión de pueblos y
territorios, la coherencia en la relación de los ciudadanos, y la congruencia
en la relación de los ciudadanos con las instituciones del Estado. Como
cualquier ideología doctrinaria, busca la homogeneidad de caracteres en los
seres humanos, en un proceso de clonación cultural.
La
socialización progresista conlleva la deshumanización de individuos libres para
convertirlos en elementos seriados. Tras las palabras huecas del progresismo,
se ocultan aviesas intenciones, mucha demagogia, la intención de acabar con las
reglas de juego, para implantar otras que permitan que los más incapaces puedan
ocupar en la política los mejores puestos, cobrar los mejores sueldos,
apartando a los que realmente se lo merecen.
Nunca
tantos tarugos han estado tan bien pagados en este país, por el único mérito de
haber hecho la pelota al cacique de turno, haber callado la boca ante las inequidades,
haber hecho trampas en el juego de vivir.
La
única aportación del progresismo actual en España, es haber convertido en
ministros y líderes políticos, a individuos que en la vida que debemos vivir
los demás, habrían tenido serias dificultades para llegar a fin de mes.
Auténticos inútiles incultos guían hoy el destino de este país hacia su futuro
que será sórdido. De donde no hay no se puede sacar nada.
Nunca las condiciones de los más preparados para la vida han sido peores y
nunca han sido mejores las circunstancias en las que viven los más
aprovechados, los que no han dado palo al agua, los que se han afiliado a un
partido o sindicato exclusivamente para medrar.
Esto
es lo que ha traído el progresismo a España, la división en dos clases como en
el feudalismo: los que viven con más derechos de los que les corresponden, y
los que viven con más deberes de los que les corresponden, los señores de la
política y los siervos de la ciudadanía, esta es la igualdad que procura el progresismo,
el regreso al clasismo marxista, con los más sectarios en lo más elevado y los
realmente plurales en lo más bajo.
Magnífico,
hemos conseguido que los más sinvergüenzas de este país estén ocupando los
lugares sociales que les corresponden a los más formados, trabajadores, y
capaces. Y todavía hay algún ingenuo que piensa que vamos a salir de la crisis,
¿cómo vamos a salir de la crisis si los que mandan necesitan que estemos
permanentemente en ella para poder vivir de forma extraordinaria sin
merecérselo, a costa de que los que realmente se lo merecen vivan como esclavos?.
Seguiremos en crisis décadas, hasta que la civilización que conocemos
desaparezca, para convertirse en lo que necesiten estos gandules para seguir
disfrutando de la vida, mientras todos los demás estamos más jodidos cada día,
pagando más impuestos y recibiendo peores servicios, y perdiendo la esperanza
de que las cosas puedan cambiar algún día.