LA FORTALEZA VACIA

Artículo de Biante de Priena en “Ciudadanos en la Red” del 10 de julio de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Con un comentario al final:

LA CIUDADANIA ES UN GRADO

Luis Bouza-Brey, 10-7-08 (9:30)

Cada día que pasa, se va comprendiendo mejor lo que ocurre en la política española, más desde el psicoanálisis que desde la ciencia social. El reciente Congreso del PSOE, el anterior del PP, son ejemplares al respecto.


Si en el Congreso del PP se rompió con los principios y valores que tradicionalmente ha defendido la derecha española, en el del PSOE se ha hecho lo mismo con “el padre”, representado por los ancestros del socialismo democrático español, como Felipe González, Alfonso Guerra, Ibarra, y Leguina, por mencionar algunos de los augustos progenitores.


Cabe preguntarse qué serán la izquierda y la derecha de este país a partir de ahora, porque más que una revolución generacional lo que se está produciendo es una convergencia de intereses por el poder, entre las dos grandes formaciones políticas de nuestro país. Tanto monta, monta tanto, Zapatero que Mariano.

Lo que ocurre en realidad es que se está redefiniendo “el terreno común de la política” a la medida de lo posible, es decir, de las circunstancias, con un reparto de poder proporcional entre ambas formaciones. Para tal cometido se necesita librar el lastre que suponen principios y personas. Al PP parece que le sobraban personas que representan determinados principios (María San Gil, Ortega Lara, Nebrera), y al PSOE también le han sobrado personas que representan principios (Alfonso Guerra, Ibarra, Leguina). Solo los camaleones patriarcales de la política española, como Manuel Fraga y Felipe González permanecen como un vínculo testimonial, más que otra cosa.


Con este movimiento de peones, la batalla política excluye definitivamente la lucha por la razón, por los valores, por las creencias, por los principios, para establecerse sobre los intereses, los beneficios, y la supervivencia. Los políticos del PP y del PSOE han renunciado, por pragmatismo, a defender su ideología, para conformarse como gestores de la realidad pertinente.


El psiquiatra Bruno Bettelheim, muy recomendable para estos tiempos, escribió un magnífico libro sobre el autismo, titulado
“La Fortaleza Vacía”, en el que describe la realidad del aislamiento de forma precisa y la necesidad de establecer puentes de comunicación con las personas que viven en una realidad propia, ajena al mundo que les rodea.


En el PSOE y el PP se ha comenzado la ruptura de puentes con los intereses y objetivos de los ciudadanos, para convertirse institucionalmente en industrias de poder tecnificado y deshumanizado. Se ha establecido una sutil frontera entre lo que buscan los políticos y lo que quieren los ciudadanos, que son alternativas que no tienen porque coincidir. La divergencia de intereses entre ciudadanos y políticos ha existido siempre de forma latente, pero ahora se hace manifiesta, en un alarde de poderío y soberbia. Han transformado la razón de Estado a código de casta, que representa el regreso de la aristocracia de forma velada. Los políticos con todos los derechos, los ciudadanos con todos los deberes.

En esta situación a los ciudadanos sólo nos queda la esperanza de UPyD, (como ayer lo fue Ciutadans), pero los intereses políticos, y las estrechas miras de estas formaciones prevalecen sobre los objetivos sociales que anhelan los ciudadanos, por lo que esta alternativa también se malogrará.

Lamentablemente, no serán los políticos los que se queden en el interior de la fortaleza vacía que han construido, porque su objetivo es llenarla de una masa amorfa de ciudadanos que vivan en pleno autismo y desvinculación con otra realidad que la que les ofrezcan para su consumo fácil, y a los que cada cuatro años dejarán "libres" de su presidio para que acudan a legitimarlos en las urnas, a unos o a otros, al final da igual, todos son lo mismo. La obra está lista para representarse, los ciudadanos como reclusos de un régimen inaceptable, los políticos como carceleros de nuestra libertad, en el horizonte la tiranía.



Comentario final:

LA CIUDADANIA ES UN GRADO

Luis Bouza-Brey, 10-7-08 (9:30)

La corrupción de la aristocracia lleva a la oligarquía, y la de la democracia a la demagogia. Y eso es lo que está pasando en España: corrupción en la élite, y degeneración en las masas, como un proceso circular y autorreforzado que lleva al hundimiento de la respública. ¿Por qué se produce este proceso de clausura arriba y aborregamiento abajo que ocasionan la desconexión entre ambos niveles y la putrefacción del sistema?

En los años sesenta del siglo pasado, los efectos del desarrollo europeo, la emigración, el turismo, y las inversiones internacionales produjeron trece años de desarrollo económico, personalización del poder, estabilidad y aborregamiento en el contexto de la dictadura de Franco. En aquellos años, España cambió de raíz su estructura económica y social y sus patrones culturales. Hasta que la crisis internacional de mediados de los setenta, junto a la senilidad y muerte de Franco propiciaron un cambio de régimen tras un período de unos cinco años de desorden y descomposición de la sociedad y el poder.

¿Periodificamos? ¿Trece años de expansión y cinco de descomposición?

En aquella época, los chicos del PCE eran como un plúmbeo enjambre de avispas, incluso para los que éramos antifranquistas pero no muy activistas: queríamos formarnos, estudiar, trabajar, y no aceptábamos subordinar totalmente nuestras prioridades personales a las exigencias de la huelga general política, ni los intereses generales del país al objetivo de paralizar todo para conseguir un cambio de régimen. Así que imagínense cual era el comportamiento predominante en la mayoría de los españoles: iban a lo suyo y no querían meterse en líos. Recuerden, hasta Franco aconsejaba a no sé quién no meterse en política, como hacía él mismo. Entre tanto, Carrillo estaba en Francia, Camacho iba de huelga en cárcel, el clan de la tortilla hacía excursiones campestres, Pujol cantaba en Montserrat y fundaba bancos, y Arzalluz andaba por ahí.

Pero el clima general, en aquellos años, era idealista: se creía en el fin de la utopía, que se encarnaría en la Tierra, unos cuantos se iban de comuna, marijuana, música y amor libre, y salvo incidentes lejanos, como Irak, digo, Vietnam, el mundo iba per lui meme.

Hoy las cosas son algo distintas: parece que estamos terminando el quinquenio dorado que empezó en el 2002, la inmigración mantiene el tirón de la economía, nos vamos a hacer turismo a todos los rincones del mundo, y hasta invertimos en Latinoamérica; Franco no está senil, sino en eterna adolescencia, el plúmbeo enjambre de avispas son los nacionalistas, el Movimiento Nacional todavía está en proceso de configuración, y cuando se produzca el cambio de régimen la opción no será comunismo o democracia, sino implosión o democracia.

Pero los ciclos parecen acortarse: del 60 al 73, frente a del 2002 al 2008, y quizá del 73 al 78 frente a del 2008 al 2011.

Pero siempre, la ciudadanía es un grado: una minoría que genera un movimiento, que genera reuniones (Tívolis, Plataformaspros, ¿Gravinias?), que genera redes, que genera partido. Pero siempre una minoría que se transforma en el grano de mostaza (o en el culo) minúsculo que fermenta la masa inerme, que al fin despierta y apoya un cambio de régimen. Pero los ciudadanos somos ese forúnculo minúsculo que se debe hacer sentir para extender su sensibilidad a los durmientes y generar una élite que encabece el proceso de fermentación. Todavía no lo hemos conseguido, pero en eso estamos. ¿Faltan tres años?

En fin, hoy me he dejado llevar por el relajo de analogías que sugieren, e implican riesgos perceptivos y posibles equivocaciones. Empecé intentando hacer un breve comentario a “La fortaleza vacía”, de Biante, y me salió casi un artículo, aunque dejo para otro día el tema de las exigencias cualitativas, de tipo moral e intelectual, que se derivan del grado de ciudadanía. Ciudadanía es ascenso, no descenso; democracia, no oligarquía; honestidad, no manipulación; creación de nuevos consensos, no cerrazón cerril; enriquecimiento humano, no envilecimiento.

En fin, este casi artículo es una despedida, pues me voy a desconectar hacia el Báltico, aunque este año no es tan atosigante el calor. Hasta la vuelta, que tengan un buen verano.