LA PECULIAR IDEOLOGÍA DE ZAPATERO Y EL DESASTRE QUE SE ADIVINA PARA EL FUTURO DE ESPAÑA

 

 Artículo de Jesús Cacho  en “El Confidencial Com” del 16.01.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Para entender lo que está ocurriendo en España desde que José Luis Rodríguez Zapatero ganó por exigua minoría las generales del 14 de marzo de 2004, tal vez sea imprescindible conocer el pensamiento (¿?) del personaje que, desde la presidencia del Gobierno, parece dispuesto, si a los datos que se van conociendo nos remitimos, poner España patas arriba. Y para tratar de conocer ese pensamiento, nada mejor que transcribir dos frases del prólogo redactado por el propio Zapatero (es de suponer que en 2001 todavía no tendría negro a su servicio) al libro escrito por Jordi Sevilla, actual ministro de Administración Territorial, titulado “De Nuevo Socialismo” (Editorial Crítica, Barcelona 2002). Esto decía el señor Rodríguez en dicho prólogo:

"Ideología significa idea lógica y en política no hay ideas lógicas, hay ideas sujetas a debate que se aceptan en un proceso deliberativo, pero nunca por la evidencia de una deducción lógica (...) Si en política no sirve la lógica, es decir, si en el dominio de la organización de la convivencia no resultan válidos ni el método inductivo ni el método deductivo, sino tan sólo la discusión sobre diferentes opciones sin hilo conductor alguno que oriente las premisas y los objetivos, entonces todo es posible y aceptable, dado que carecemos de principios, de valores y de argumentos racionales que nos guíen en la resolución de los problemas".

Sencillamente aterrador. No hay principios, ni valores, ni argumentos racionales. No hay ideología ni fundamentos morales que valgan. Mucho menos una idea de España, ni del otrora llamado patriotismo constitucional. No hay Historia. Todo está abierto en canal. El presidente del Gobierno nos revela en ese prólogo que la base metodológica de su toma de decisiones es la “epistemología de la tertulia” (como ha dicho, con su brillantez habitual, Vidal-Quadras), y que el fundamento ético de su gestión es la moral de eso que los anglosajones llaman el brain storming. Todo se reduce, pues, a sentarse en torno a una mesa camilla y empezar a hablar. Y a ver qué sale...

De manera que llega una banda de cacos a su casa, y usted, que creía en eso del derecho de propiedad y la inviolabilidad del domicilio, sienta amablemente a los invasores en el mejor sofá del salón, les asiste de bebida y viandas, y comienza a discutir con ellos qué es lo que se van a llevar, si el cuadro de Ciria que usted se regaló la pasada Navidad, si la mitad de las modestas joyas de su señora esposa, y el dinero, naturalmente, está por ver qué porcentaje de sus ahorros se van a llevar los asaltantes para que queden contentos, antes de que, dentro de un cierto tiempo, tal vez unos cuantos años, vuelvan de nuevo a asaltar su casa para arramblar definitivamente con lo que no se llevaron la primera vez.

Esto, más o menos, es lo que está ocurriendo en España con los nacionalismos desde que Zapatero ocupa la presidencia del Gobierno: pasen y sírvanse ustedes mismos. El señor Rodríguez parece dispuesto a regalar España a trozos y a tipo de interés cero. Su remedo de ideología (¿?) es una amenaza clara y directa a la estabilidad de España tal como la hemos conocido desde la muerte de Franco, y un peligro cierto para la paz y la prosperidad de los españoles. Y a las pruebas me remito.

Todo parece indicar que el término “nación” figurará en el Estatuto, no se sabe si en el preámbulo o en el mismo articulado. Los preclaros barones del PSOE, encabezados por el propio presidente del partido, el señor Chaves, están tratando de hacernos creer que la presencia del término en el preámbulo del Estatuto no surte efecto jurídicos, como si la explicación de motivos de una ley no fuera la columna vertebral de la misma desde el punto de vista de su interpretación doctrinal. Han decidido también respetar al pie de la letra lo que dice el proyecto de estatuto en lo que a la lengua se refiere, lo cual equivale a la eliminación del español como lengua de uso oficial.

Más grave aún es el acuerdo al que, al parecer –porque este asalto al Estado se está haciendo en la sombra, sin el menor asomo de transparencia, y de espaldas, al menos, a la mitad de los españoles-, han llegado las partes este pasado sábado, relativo al blindaje competencial de la Generalitat frente al Estado, por el que La Generalitat trataría de tú a tú al Estado, haciendo añicos el artículo 1 de la Constitución. El asunto es tan grave que no es exagerado decir que equivale, de facto, al reconocimiento a plazo fijo de la independencia de Cataluña.

Para desgracia de una mayoría de españoles, el PSOE ha dejado de ser un partido socialista para convertirse simplemente, con el apoyo de alguno de los grandes grupos empresariales patrios, como el del señor Polanco, en una poderosa maquinaria de poder. Poder con mayúscula. De modo que España importa un rábano: importa el usufructo del poder, y para seguir en el machito se fuerza y retuerce incluso el lenguaje. Dice Rubalcaba, el viejo y largo y listo Fouché de este patético Zapatero, que saber catalán será un “deber impropio”. “Todo abuso de lenguaje es abuso de poder”, decía Joseph Pieper, porque “el que es capaz de engañarte con juegos de palabras es capaz de robarte la cartera”. El señor Zapatero quiere robarnos algo más que la cartera.