ARTUR MAS EN EL MEJOR DE LOS MUNDOS: SIN LA FIRMA DE CIU EL ESTATUTO NO INTERESA NI A ZAPATERO

 

 Artículo de Jesús Cacho en “El Confidencial Com” del 18.01.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El PSOE y los partidos catalanes que apoyan el nuevo Estatuto de Cataluña se reúnen hoy en el Congreso, dicen que para cerrar el capítulo de las competencias, en una sesión que puede prolongarse hasta el viernes, porque esta es una semana “crucial”, aseguran los enterados, en la que la locomotora nacionalista pretende ver el término ‘nación’ incluido en el preámbulo o en el articulado, donde se deje el PSOE, y quiere ver terminado el capítulo clave de la financiación.

Es el gran momento de Pedro Solbes, un hombre cada vez más alejado, comentan quienes le frecuentan, de Rodríguez Zapatero, más decidido a no contaminar su currículo, convencido de que en el tramo final de su carrera, puesto que tiene claro abandonar la política al final de la legislatura, no debe unir su suerte a la de un tipo que no admira, un diletante en política que poco o nada tiene de socialista y sí de radical a la vieja usanza.

El caso es que Solbes se ha convertido en el principal valladar que se yergue frente a la tropa del tripartito, porque el señor Rubalcaba ya ha dado todo lo que tenía que dar en cuanto al termino ‘nación’ se refiere. El ministro de Economía, por el contrario, no da su brazo a torcer, no cede en lo que afecta a los dineros, la financiación. No traga con lo de la Agencia Tributaria única que reclama la tribu nacionalista, de modo que MAFO, el pitbull que muerde y no suelta prenda, se mantiene firme en las negociaciones siguiendo órdenes de su jefe.

Habrá que ver hasta dónde llega la firmeza de Solbes. El desgaste político que Zapatero está soportando entre los votantes es tan colosal que, metido en un callejón sin salida, está obligado a sacar adelante el Estatuto por encima de todo, porque la retirada del proyecto supondría un fracaso político de grandes dimensiones para él. Tantas grietas ha procurado ya en el árbol constitucional e institucional español, que solo el ‘OK’ al Estatuto y su visualización por la ciudadanía como un proceso absolutamente normal puede evitar el desastre que para él significaría el fracaso.

Este es el Estatuto de Zapatero –como la OPA de Zapatero-, y por eso cuando saltan las alarmas en Moncloa sospechando una quiebra en la fidelidad del socialismo pata negra, el presidente convoca a los barones a una cena en Palacio, con el único objetivo de pedir el apoyo de todos, prietas las filas, ni una disidencia, que el partido se juega el poder, lo único que importa en el envite, aunque ese poder quede como una ínsula Barataria en la soledad de un Estado cuya quiebra a plazos anuncia la osadía de ZP.

Ocurre que a Zapatero no le vale el Estatuto aprobado simplemente por el tripartito: necesita a CiU como el comer, necesita la firma de Artur Mas con desesperación, lo necesita para la foto en las escalinatas de Moncloa, porque esa foto únicamente con los miembros del tripartito sería la visualización del Estatuto de Zapatero y Carod Rovira, la plasmación para la Historia del Estatuto del presidente radical y del señor de Perpignan, el nacionalista cuyo único interés reside en romper España. A ZP sólo le interesa el Estatuto si CIU figura entre los abajo firmantes.

Lo cual explica el interés de Zapatero por meter a Mas en la foto y hacer con él cuantos apartes sea menester. “Si CiU no quiere estar que lo diga, pero ya está bien de que adopte acuerdos a espaldas del resto”, denunciaba el sábado el secretario general de ERC, Puigcercós. Para evitar la espantada de Mas el presidente está desplegando todos los esfuerzos, moviendo todos los contactos, recabando todos los apoyos, incluso pidiendo ayuda a todos aquellos eventuales amigos de Artur Mas, amigos del colegio, para que le hablen y le hagan entrar en razón. Se le promete el oro y el moro, seguramente se le ha prometido ya un cambio de caballo en la gobernación del Estado, mediante la sustitución de ERC por CiU como aliado parlamentario en cuanto el Estatuto haya pasado la prueba del referéndum catalán.

De modo que CiU, en el mejor de los mundos, sólo tiene que dejarse querer y reclamar arrumacos, convencido Mas de que sin él no habrá foto o será un retrato en sepia, un fogonazo de fotomatón que las huestes nacionalistas digerirán muy mal. Por eso son muchos los que opinan que Mas solo se subirá al carro del Estatut a última hora, y siempre y cuando pueda presentarse en Barcelona como el vencedor moral de la batalla de Madrid.