COLGADO DE LA BROCHA EN LA CUESTIÓN VASCA Y CATALANA, ZAPATERO VIVE SU MOMENTO MÁS DELICADO

 

 Artículo de Jesús Cacho  en “El Confidencial Com” del 21.02.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Después de un fin de semana negro –comunicado de ETA y manifestación de ERC en Barcelona-, Rodríguez Zapatero se ha quedado tocando el pandero en la soledad de la Moncloa, la sonrisa helada a flor de piel, como los almendros en la ventisca castellana. Colgado de la brocha tanto en la cuestión catalana como en la vasca, los dos pilares sobre los que pretendía edificar el puente que debía conducirle a una segunda legislatura con mayoría holgada, el presidente del Gobierno vive el momento más delicado de su mandato.

El comunicado etarra parece haber dado la razón a los estrategas del PP, para quienes no es aconsejable entrar en la jaula de los leones con la sola protección de una sonrisa, porque lo más probable es que la fiera te vuele el brazo de un zarpazo. ¿De qué información secreta dispone el señor Presidente? ¿Han vuelto a fallar los espías de la Cuesta de las Perdices? El PP era ayer un murmullo de satisfacción: “En la supuesta negociación con ETA ha ido pasando lo que nosotros decíamos que iba a pasar, y quien se ha quedado con el culo al aire ha sido precisamente ZP”.

La línea dura del PP duro parece, de momento, haber recibido un espaldarazo en lo que a la cuestión vasca se refiere, aunque no deberían los halcones confiarse, que muchas cosas apuntan a que la tregua se producirá, aunque a su debido tiempo, y no son pocos los que opinan que será algo más que una simple tregua, aunque naturalmente ello dependerá del precio que Zapatero esté dispuesto a pagar con el dinero de la nación española.

Más importancia, por estrepitoso e imprevisto, tiene para el Presidente el descarrilamiento de los grandes expresos catalanes, quiero decir, de ese Estatuto que salió de Barcelona con el respaldado casi unánime, excepto del PPC, del Parlamento catalán, que en Madrid fue igualmente aceptado por amplia mayoría, y que parecía llamado a regresar a Barcelona en plan paseo triunfal.

La jugada de póquer de Zapatero negociando la redacción final con Artur Mas, se ha vuelto como un boomerang contra el supuesto maestro, y ha surtido el efecto de hacer añicos aquella unidad. ¡Es lo que ocurre cuando uno se pasa de listo y negocia el Estatuto del Gobierno del tripartito con la oposición al Gobierno del tripartito...!

Y es que Zapatero ha terminado engañando a casi todo el mundo: A Solbes, que no ha rascado bola en lo que a financiación se refiere; a Maragall, a quien ha dejado en la situación más desairada posible; a Carod-Rovira, ahora hecho una pantera tras los dulces flirteos de Moncloa, y no digamos ya al señor Puigcercós, que durante una temporada se paseó por la Carrera de San Jerónimo hecho un pincel. Claro que el primer engañado fue Rajoy, a quien prometió consensuar las grandes cuestiones de Estado, con el resultado que todos conocen.

Los costes de la habilidad desplegada por ZP –en realidad por Pérez Rubalcaba, nuestro inimitable Fouché- no se han hecho esperar: más de 100.000 personas en la calle en Barcelona poniendo en evidencia a Zapatero y, sobre todo, a Artur Mas, a quien una parte de la sociedad catalana considera simplemente un traidor. Dice Puigcercós que, muy asustado, el propio ZP lo llamó el domingo para preguntarle “cómo se puede reconducir todo esto...”.

El caso es que la sociedad catalana está hoy tan dividida como la española, curiosa cosecha del caballero que vino a sembrar la concordia sobre la piel de toro. A una parte de los catalanes no les gusta el Estatuto porque creen que CiU les ha traicionado, mientras que a otros muchos nunca les gustó porque, votantes del PP, el proyecto siempre les pareció una desmesura. A ello habría que añadir los socialistas catalanes que echan las muelas con la jugarreta zapateril.

El resultado no puede ser más desolador en términos de cohesión nacional: el proyecto de Estatuto, que nunca debió salir de Barcelona en los términos en que llegó a Madrid, ha divido a la sociedad catalana y ha contribuido a alejarla emocionalmente del resto de España. Encaje nacional, cero, y estabilidad institucional, igualmente cero. Mientras tanto, Zapatero y su mundo virtual se expresaban el domingo en ABC diciendo que el Estatuto catalán es para toda la vida. Más o menos lo que una promesa de amor eterno entre enamorados quinceañeros.

En esta enloquecida encrucijada, lo normal sería que el PSC rompiera el tripartito y convocara elecciones en Cataluña, lo que fervientemente desea un Mas convencido de poder regresar al Palau de la Generalitat en un decir amén. Pero esa es una baza que un Pascual Maragall profundamente humillado va a intentar por todos los medios negar al presidente del Gobierno. “Sería un fraude histórico romper el tripartito”, se atrevió a decir ante la plana mayor del PSOE. La realidad es que de la jugada de póquer de ZP ha convertido al tripartito en un sindicato de agraviados dispuesto a resistir y amargarle la vida.

Está claro que tanto Maragall como Carod van a tratar de sostener el tripartito contra viento y marea, porque a ambos les va la vida política en el intento. Así de locas están las cosas en una Cataluña donde lo que está en juego es la hegemonía dentro del mundo nacionalista. Todo hace pensar que ERC ha quemado sus naves con la manifestación del sábado, y que su vuelta a redil de ZP se antoja imposible, a menos que el Zapatero prodigioso abra de nuevo la caja y entregue a los independentistas algún suculento premio de consolación, que en buena lógica debería detraer de las alforjas de CiU. El mago del alambre parece haber resbalado en el vacío, aunque aún está lejos de haberse estrellado contra el duro suelo. Todo se andará.