OPERACIÓN MISSOURI

Artículo de Ignacio Camacho en “ABC” del 03 de mayo de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

EL ministro Rubalcaba y el jefe de los espías del CNI, Félix Sanz, han recibido una orden directa del presidente: prioridad absoluta para acabar con ETA. Para Zapatero, acabar con ETA no consiste sólo en detener a todos los terroristas y desarticular por completo la capacidad operativa (léase criminal) de los comandos; su idea escenográfica de la política no concibe ningún logro que no sea susceptible de plasmación visual. Quiere un epílogo mediático, un comunicado, una bandera blanca, un punto final solemnizado con el que sacudirse la obsesión frustrada de su primer mandato. La pazzzzzzz soñada para retratar su perfil en la Historia. Zapatero el Pacificador.

El presidente considera que de la crisis no va a sacar nada positivo en esta legislatura marcada a fuego por el paro y la quiebra. Detesta la economía y a lo más que aspira es a vender un cierto repunte tras la recesión. Por eso necesita un triunfo, un éxito con el que cerrar su segundo cuatrienio al margen de que decida repetir o no como candidato, y ha elegido el final de ETA para singularizarse ante la posteridad. Es su fijación desde que llegó al poder; primero lo intentó con una torpe negociación entreguista y ahora intuye que puede conseguirlo a base de palo y zanahoria. Pero no se conforma con el desmantelamiento; aspira a una capitulación con toda su ceremonia. Sueña con un acuerdo de Stormont o con la firma del portaviones «Missouri», la que puso fin a la segunda Gran Guerra.

Para eso es menester que quede algún japonés dispuesto a rendirse sobre la cubierta. Puede ser Josu Ternera, al que el CNI vigila sin detenerlo en su peregrinar enfermo por los sanatorios de Suiza y Alemania. Los escasos comandos activos de la banda duran un suspiro porque están infiltrados, agujereados como un queso gruy_re; a este paso, el último terrorista que se entregue acabará resultando ser un topo de la Guardia Civil. El cambio político en el País Vasco permite al lendakari López y su consejero Ares cercar con la ertzaintza al mundo radical; en paralelo a la presión policial, se empieza a construir la pista de aterrizaje para Batasuna.

Las excarcelaciones de tipos como Usabiaga o Iñaki de Rentería parecen orientadas por esa estrategia. Los batasunos tienen en las municipales de 2011 su último horizonte de reinserción legal, ante el que el Gobierno les empuja a romper con ETA. Quizá se refiriese a eso Jaime Mayor cuando habló de una nueva negociación, que se estaría fraguando a puerta cerrada. Zapatero hizo poca autocrítica del primer proceso, y la conclusión que sacó fue que no se podían radiar las conversaciones. El PP no está al tanto, y si lo está no lo dice. De que lo esté o no dependerá, tal vez, que el posible final sea un éxito de todos o una baza electoral de parte montada sobre contrapartidas políticas al cese de la violencia y sobre una nueva preterición de unas víctimas condenadas a llorar su desconsuelo.