ZAPATERISMO (II): LAS PRIMARIAS

En torno a Tomás Gómez se está aglutinando un sector de disidencia con el valor de forjar por primera vez un polo crítico

Artículo de Ignacio Camacho  en “ABC” del 20 de septiembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

AL involucrarse en las primarias de Madrid, aunque luego haya intentado aparentar que se mantiene al margen, Zapatero las ha convertido en un test sobre su propio liderazgo. Por un mal cálculo ha permitido que el pulso socialista en la capital del Estado plantee con toda crudeza el debate no sólo sobre el postzapaterismo sino sobre el propio zapaterismo en su declinante estado actual, que es ya en buena medida una carrera presucesoria. La resistencia de Tomás Gómez compromete en primer lugar al presidente, en segundo a una posible aspirante al relevo —Trinidad Jiménez— y en tercero a los factótums del Gobierno que sostienen el precario andamiaje del líder —Blanco y Rubalcaba— y que se han comprometido de manera explícita en auxilio de la candidatura patrocinada por la dirección nacional del partido. Una victoria de Gómez supondría un vuelco brutal del statu quo y abriría de modo explícito la batalla de la sucesión. Cuando Rubalcaba le acusó de no poseer otro capital que el de haber dicho no a Zapatero lo estaba invistiendo de alternativa; eso no es sólo un capitalazo, sino todo un patrimonio acumulado cuyo valor puede sobrevivir incluso a una derrota.

Gómez no deja de ser un político de trayectoria mediocre, pero a su alrededor se están reuniendo las fuerzas críticas del zapaterato con la mira puesta en un relevo a medio plazo. En ese sentido le bastará con obtener un resultado digno para dejar patente la existencia de un foco alternativo que puede ir creciendo cuanto mayor resulte el desgaste de la actual dirigencia. Las primarias valencianas constituyen también una prueba de fuerza para el papel de Blanco y Rubalcaba en el entramado sucesorio; ambos apoyan, por razones diferentes, a Antoni Asunción, y convergen en el desafío interno al poder orgánico de Leire Pajín a través de su protegido Alarte. Ninguno de los candidatos parece en condiciones de comprometer la victoria de Camps, como en Madrid es difícil que Jiménez o Gómez puedan desequilibrar la hegemonía de Esperanza Aguirre; se trata en ambos casos de una confrontación que mide apoyos de cara al control del partido en la verdadera batalla de los próximos meses. La batalla del postzapaterismo.

Pase lo que pase, en torno al inesperado Tomás Gómez se está aglutinando un sector de disidencia, por ahora heterogéneo, pero con el valor intrínseco de forjar por primera vez en el mandato zapaterista un polo crítico. Muchos de los apoyos del candidato rebelde permanecen en la sombra, y la mayoría son de conveniencia, como los que han llamado en las últimas semanas a Patxi López para animarlo a no dejarse avasallar en la negociación presupuestaria del presidente con el PNV… muñida también por Blanco y Rubalcaba. Los movimientos son cada vez más explícitos, y todos tienen un denominador común: ponen en valor la importancia de decir no a Zapatero como capital de inversión a futuro.