LOS MINUTOS BASURA

Encuestas inmóviles, Gobierno latente y economía estancada; los minutos basura del mandato huelen a otoño electoral

Artículo de Ignacio Camacho  en “ABC” del 06 de junio de 2011

 

Huele a otoño electoral. Por más que Rubalcaba, en flagrante ejercicio de presidente de hecho, se haya metido en prospecciones con los nacionalistas para sondear las posibilidades de agotar la legislatura, los socialistas hablan ya con naturalidad en privado de elecciones en octubre o noviembre. El Gobierno está en estado de vida latente, sin actividad ni pulso. Los presupuestos de 2012 ya no importan porque todo el mundo sabe que Rajoy los modificará si gana con un decreto urgente de congelaciones de gasto, y el deseo de Zapatero no cuenta porque la derrota de mayo y la proclamación del nuevo candidato lo han convertido en figura decorativa. Su poder se ha vuelto nominal en estos minutos-basura de un mandato que acabará, simplemente, cuando lo decida Don Alfredo.

La decisión del co-presidente va a depender, en esencia, de tres factores. Uno, la evolución de la economía y del empleo a la vuelta del verano. Dos, la posibilidad de consumar el llamado «final de ETA», el regalo de despedida con que sueña Zapatero. Y tres, el signo de las encuestas. El primero pinta pesimista. El segundo es una incógnita tan cerrada como todo lo que se esconde en el oscuro mundo del terrorismo. Y el tercero aún tendrá que decantarse; hasta dentro de tres meses no habrá indicios mínimamente estables sobre el impacto del candidato en la opinión pública. Por ahora no se detecta «efecto Rubalcaba» alguno, ni siquiera como novedad efervescente; la ventaja del PP permanece inalterable y con tendencia a agrandar la brecha. El electorado de la izquierda parece preso de una fuerte crisis de desencanto.

El punto clave es el panorama socioeconómico. Para aguantar diez meses el Gobierno necesita emprender más reformas, siquiera cosméticas, que eviten la presión de los mercados financieros. Cualquier avance por ese camino, por ligero que sea, chocará con los intereses electorales del PSOE. La intención dominante es no volver a apretar ninguna tuerca que duela a los ciudadanos, y eso puede ser imposible si la situación financiera europea se vuelve crítica o hipersensible por culpa del fiasco griego. El verano garantiza un alivio del paro tanto como el otoño un nuevo desplome por cese de los contratos temporales. En los niveles intermedios del Gobierno crece la sensación de que el nuevo curso empezará mal, con agobios de dinero público, y hay poca confianza en el crecimiento. Mientras más tiempo, más problemas.

Queda el asunto de ETA. Para Zapatero es la única posibilidad de salir con algo en las manos que no sea un doloroso fracaso, y para Rubalcaba una baza personal importante aunque su efecto electoral resulte bastante limitado. Ambos saben que no pueden esperar a la banda y tendrán que evaluar sus propios tiempos con el reloj en contra. La legislatura, en todo caso, está agotada; ya no habrá movimientos significativos. Si hay que apostar, apuesten por elecciones en otoño. Pero, como diría Rajoy, no se jueguen más de un euro.