SORPASSO

 

 Artículo de Ignacio Camacho en “ABC” del 28.05.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

El Partido Popular ha ganado las elecciones. Por lo pelos, pero las ha ganado. Éste es el dato incontrovertible de la jornada electoral de ayer, lea cada cual como quiera los datos según la conveniencia de sus intereses. Ha perdido cuotas de poder autonómico, ha cedido en una Navarra sobre la que se abre una incógnita mayúscula y sobrecogedora, y tendrá que entregar alguna alcaldía de nivel medio, pero el sufragio universal ha hablado de manera incuestionable. Siete años después de la mayoría absoluta de Aznar, el partido del centroderecha español vuelve a tener ventaja -centesimal y escasa, es cierto- en el conjunto del territorio nacional. Sorpasso. Aires ligeros de cambio y alternancia soplan de nuevo en la política española.

Porque, del mismo modo que el PP ha ganado estas elecciones, el Partido Socialista las ha perdido. Aunque pueda argumentar que técnicamente las ha empatado, ha tirado en tres años, un tiempo record, la ventaja lograda en medio de la convulsión trágica de los atentados de marzo de 2004. Ha sufrido un desgaste inédito por su rapidez en la historia de nuestra reciente democracia, cuyas bases ha cuestionado de forma casi global en este trienio de gobernanza del que apenas ha sacado rédito.

Podrán los estrategas del Gobierno atribuir a la alta abstención sus malos resultados, y confiar en que unos meses de crispación alborotada y tumultuosa le devuelvan en las próximas generales el liderazgo que acaban de ceder. Pero esa abstención es fruto del desencanto de muchos electores que, faltos de motivación para cambiar su voto, han preferido ausentarse de las urnas como castigo o advertencia contra una deriva política que les inquieta, les aburre o les causa zozobra. Ciudadanos disconformes con el cuestionamiento de los pactos de la Transición, hastiados de la confrontación partidista y sectaria, indignados con la excarcelación de De Juana Chaos, inquietos ante el retorno de Batasuna a las instituciones, preocupados por el avance de las reclamaciones nacionalistas, desmoralizados ante la falta de un modelo de Estado, intranquilos por las resurrección de los demonios del cainismo histórico.

La lección primordial de esta jornada es que existe un profundo desapego de millones de españoles hacia una política en la que clama la ausencia de mayoría social serena, moderada, reformista y razonable. El PP de Mariano Rajoy la podrá liderar si persevera en el perfil constructivo de los últimos tiempos, el que encarnan los triunfadores madrileños Aguirre y Gallardón, el de un partido sensato, eficaz, ponderado, abierto y orientado al futuro. Se lo van a poner difícil, porque la batalla de las generales será sucia, tumultuosa, y se jugará en un terreno enfangado de infamias. Pero cuenta con dos ventajas esenciales. Una, que ahora va por delante, que el paso más difícil ya se ha producido. Y la otra, que muy probablemente el Gobierno de Rodríguez Zapatero va a persistir en sus errores, porque quizá ya ha ido demasiado lejos para volver atrás, a ese ámbito de razón y mesura en el que España encuentra sus proyectos de esperanza.