EL RELEVO DE ZAPATERO
Artículo de Jaime CAMPMANY en “ABC” del 03/01/05
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
TENDRÍAN que
ser los propios socialistas quienes se encargaran de que no vaya adelante este
grave desbarajuste que ha provocado el Gobierno de Zapatero, y quienes se
aplicaran a remediar las consecuencias del desaguisado en lo que sea posible y a
la mayor velocidad.
Deberían ser los socialistas quienes apañen los trastos rotos. Y eso por varias
razones, sobre todo por tres principales. Una. Porque no sería bueno ni para la
democracia ni para España que el socialismo quedara tocado de descrédito para
gobernar después de una primera experiencia marcada por el crimen de Estado y la
corrupción generalizada, y de una segunda etapa de gobierno caracterizada por la
ruptura de las líneas maestras de la Constitución y la descomposición de España.
Dos. Porque la necesidad de tomar medidas, quizá severas y enérgicas ya a estas
horas del estropicio, serán aceptadas con más naturalidad por sus votantes que
si tiene que llegar el Partido Popular, vestido de bombero, a sofocar el
incendio. Y tres. Porque un partido que desde su fundación defiende la igualdad
entre los hombres y mujeres del mundo, y entre los territorios de España, debe
redimirse de la complacencia en ceder desigualdades a cambio del placer de
gobernar.
Se hace cada día más necesario que hablen entre ellos los pesos pesados del
Partido Socialista y busquen y promuevan un relevo para Zapatero. El Gobierno de
España y el futuro del socialismo está en manos de socialistas mindundis. Pero
¿quién es ese Caldera dentro del partido, y quién es ese Pepiño Blanco y quién
es el propio Rodríguez Zapatero y quiénes son las ministras de cuota? Que hablen
sobre ello, si es que no han hablado ya, Felipe González, Javier Solana, Alfonso
Guerra, José Borrell, Pedro Solbes, José Bono, Manuel Chaves, Rodríguez Ibarra,
Paco Vázquez, Joaquín Almunia, Gregorio Peces-Barba, Nicolás Redondo Terreros y
los que yo haya olvidado, y que encuentren entre todos un socialista que sepa lo
que es Europa, lo que es Norteamérica, lo que es el terrorismo, lo que es la
economía, lo que es gobernar sin tener las manos y las ideas esenciales atadas,
lo que es el socialismo democrático y, sobre todo, lo que es España. Que aprenda
a gobernar para una Nación en vez de sonreír para todos sus habitantes.
En ese partido tiene que haber personas con sentido común, con la razonable
prudencia exigible en un gobernante, con la generosidad suficiente para rodearse
de gente útil y honesta y con la capacidad necesaria para vencer la fatiga,
porque la política es un ejercicio más duro que difícil. Que conozca el país
donde vive, y de cuáles ambiciones brotan la aspiración al privilegio y a la
superioridad. Y que no acepte ayudas que empobrecen ni alianzas que matan.
No creo que sea difícil encontrar un relevo de categoría razonable y cumplida.
Tampoco es necesario encontrar la paloma azul, pero es necesario que el
socialista encontrado para hacerse cargo del Gobierno en esta tesitura posea al
menos dos dedos de frente, incluso sería conveniente que tenga algunos adarmes
más de talento que de talante. Gobernar no es sonreír y jamás el mejor político
ha sido el más simpático ni el más sonriente. Eso se queda para las aspirantes a
miss.