EL PSOE CONTEMPLA SU HUNDIMIENTO
Artículo de Carlos Carnicero en “El Periódico” del 06 de octubre de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
El hundimiento
es una película que traslada con inteligencia, desde la hipérbole misma del
nazismo, la psicología patológica de la soledad en el mando en su grado
extremo. La dislexia de Hitler se movía entre la negación de la evidencia de lo
que no le podía ocurrir a él y la consciencia de que el pueblo alemán, en su
paranoica percepción del racismo y de la historia, se merecía la destrucción
total por no haber sabido defender la Gran Alemania.
Naturalmente, no puede haber paralelismo posible entre un psicópata asesino y
dictador y cualquier político democrático. Que nadie busque ese ramal en este
artículo. Pero hay lecciones que se pueden aprender desde parámetros extremos:
el poder siempre tiene unas tendencias que promueven, desde la soledad de quien
lo ejercita, la negación de la consciencia. Descubrir las propias debilidades,
tener la humildad de analizarlas y buscar alternativas sin orgullos propios
heridos forma parte de lo recomendable a cualquier líder en caída libre. No
debe ser fácil porque no ocurre a menudo.
Las encuestas son coincidentes: hay un cambio de ciclo por agotamiento de las
ilusiones en quienes ocupan el poder en España. Si en otro tiempo el optimismo
infundado servía de punto de apoyo para un ejército de entusiastas
incondicionales, incapaces de ver mácula en el líder, el hundimiento de la
esperanza parece difícil de disimular. ¿Seguirá el líder empeñado en que se
trata de un problema de comunicación y de confrontación mediática? Lo cierto es
que ha desaparecido el encantamiento que tuvo este Gobierno y sus votantes se
encuentran huérfanos de alternativas por la incapacidad de la oposición de
hacer planteamientos razonables democráticamente: tampoco es pedir tanto. Rajoy
sigue sepultado en las estimaciones de los ciudadanos. Una cosa es el PP y otra
su líder, y ambos solo consiguen ocupar posiciones en la medida en que las
pierde el PSOE, sin méritos propios. Otra vez Rajoy sigue siendo el mejor
aliado de Zapatero, pero ya ni siquiera las torpezas del PP garantizan la
esperanza de un PSOE que está observando impasible su hundimiento.