QUIEN HA CAMBIADO ES EL PSOE

 

Artículo de José María Carrascal en “ABC” del 16 de mayo de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

«ETA ha fracasado en su atentado», Rubalcaba dixit. Ministro: si matar una persona, herir a cuatro y destruir un cuartel es un fracaso, ¿a qué llama usted éxito? ¿Matar a cien? ¡Hay que ver lo que cuesta dejar de mentir! Más que de fumar. Además, lo había reconocido el consejero de Seguridad vasco, Balza: «La infraestructura de ETA es muy potente». Y su propio Gobierno, al aceptar, ¡finalmente!, la palabra «derrota» en un comunicado sobre la banda terrorista. Tras lo de Legutiano, no le valían los eufemismos, como hasta ahora. Hoy sabemos que ETA no pondrá fin a la violencia hasta alcanzar todos sus objetivos. Más consideraciones que tuvo Zapatero con ella -trato VIP a De Juana, calificación de «hombre de paz» a Otegui, permitir a ANV presentarse a las elecciones, ignorar la kale borroka- no pueden tenerse. Su respuesta ha sido volver a asesinar. Más segura que nunca de los apoyos que cuenta en el País Vasco y de que habrá nuevas negociaciones, no importa que vuelva a asesinar, como ocurrió tras el atentado de Barajas. En la etapa que acaba de concluir ha conseguido lo que buscaba, que no era poco: meter a su gente en los ayuntamientos vascos, y arrancar al Gobierno español promesas de un organismo común vasco-navarro, del reconocimiento de la identidad nacional vasca y de la celebración de una consulta. Todo eso se lo ofreció Zapatero en Loyola. Pero a ella le pareció poco porque lo quiere todo. Y si no lo consigue esta vez, ya saldrá otro Zapatero que se lo dé. O este mismo, pues, lo siento, pero sigo sin fiarme de él. Primero, porque fue ETA, no él, quien rompió las negociaciones. Es lo único que tenemos que agradecer a la banda, pues de no haberlo hecho ella, seguiríamos en el limbo. Segundo, porque todavía no ha dicho que no volverá a negociar con ETA. Y tercero, porque aún no ha reconocido que se equivocó, que tenían razón quienes decían que el único diálogo con ETA consiste en sentarse a una mesa, preguntarle si deja definitivamente las armas, y si contesta que no, levantarse e irse. Es lo que hicieron todos los gobiernos democráticos anteriores, y no hizo el suyo. Lo que hizo el suyo fue prolongar la negociación, dando tiempo a los terroristas, que estaban contra las cuerdas, a reagruparse, rearmarse y reaparecer en las instituciones. Para terminar admitiendo que estamos ante asesinos despiadados y calculadores. En fin, más vale tarde que nunca, pero dejando muy claro que quien ha cambiado de política antiterrorista es Zapatero, no Rajoy, y lo que tenía que haber hecho éste era decirle: «Presidente, ¡bienvenido al club de los que creemos que hay que derrotar a ETA!». Pero en esto de vender su mercancía, el PP ha sido siempre una calamidad.

Queda ahora el rabo por desollar. Me refiero a la actitud ante el nacionalismo «moderado». Pongo entre comillas por aquello que decía Arzallus de que ellos recogían las nueces del árbol que sacudían los otros. Todas sus condenas, condolencias y lágrimas no borran una realidad brutal: siguen considerando a ETA un problema político y siguen buscando salidas anticonstitucionales a un asunto que cae de lleno en la Constitución. De ahí no hay quien los mueva. Todas las concesiones que se les hagan no servirán de nada, como no sirvieron las que se hicieron a ETA. Al revés, las aprovecharán para adelantar su agenda y pedir más. Eso sí, ellos no matan, ni secuestran, ni extorsionan. ¿Para qué, si lo hace ETA?

La conclusión de este artículo desgarrado, como tantos otros que uno lleva escritos en días de luto, es clara, o al menos eso esperamos: si con ETA sólo cabe la política policial y judicial, con el PNV sólo cabe la política constitucional, de respeto a la ley, a la ética y a los demás. Así que se dejen de pamplinas, lloriqueos y victimismos. En el País Vasco, las únicas víctimas son las causadas por ETA y el nacionalismo militante. A los etarras hay que enviarlos a la cárcel. A los nacionalistas, a la oposición. ¿Acaso no la hacen incluso cuando están en el Gobierno?