PROMESAS,PROMESAS

 

Artículo de José María CARRASCAL en  “La Razón” del 26/04/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

  

Las únicas promesas electorales que ha cumplido José Luis Rodríguez Zapatero es traerse las tropas de Iraq y legalizar el matrimonio homosexual. Ni una más.

Prometió diálogo con todo el mundo, y no ha hablado en serio una sola vez con el principal partido de la oposición. Prometió consenso, y está haciendo lo que le da la gana. Prometió una televisión pública objetiva, y es más sectaria que nunca (y peor, dicho sea de paso). Prometió jueces independientes, y se ha inmiscuido

de tal forma en la cúpula judicial que tiene paralizados los nombramientos en los más altos tribunales. Prometió respeto a la banca, y si le dejan, se carga al presidente del BBVA. Prometió defender los intereses

españoles en el extranjero, y dejó al pie de los caballos a nuestros empresarios en Argentina y a nuestros beneficiados en Bruselas.Prometió no sé cuantos miles de viviendas y sólo ha ofrecido covachuelas. Y paro, porque tampoco tengo tanto espacio.

Lo que está claro es que no ha hecho nada de lo que decía que iba a hacer, y ha hecho en cambio muchas  cosas que no había dicho, tal vez por temer que, de decirlas, algunos que lo votaron no lo hubiesen hecho.

Nadie espera que se cumplan todas las promesas electorales. Los cínicos dicen incluso que están hechas para no cumplirse. Pero, ¡hombre, quedarse sólo en dos es ser de la Virgen del Puño, con perdón de su agnosticismo!

Y encima, tratando de adornarse con ello, Zapatero ha tenido la cara de pedir a los estados árabes que se democraticen. ¡Pues anda que ha ayudado mucho a la democratización de Iraq! De haber sido por él, Sadam Hussein estaba todavía mandando en Bagdad y, desde luego, no se hubiesen celebrado elecciones. Con democratizadores así, apañados van los árabes.

Esa mezcla de blandura y cinismo, de frases ampulosas y puñaladas traperas, de progresismo de salón y demagogia de plazuela nos descubre un José Luis Rodríguez Zapatero con el que nadie había contado.

Que no tenía mucha experiencia de gobierno, que sentía una tendencia irresistible hacia la hipérbole vacua y acaramelada, que era una completa incógnita, si. Pero que tuviera un carácter tan avieso y pudiese mentir

de tal forma no entraba en ningún cálculo.

Pronto empezaremos a pagar todos la factura. Un gobierno de traiciones es un gobierno de tempestades. El primer año de ZP ha sido, como todos, un año de gracia. Realmente, no le conocíamos. Hoy ya le conocemos.

Y no hace falta ser del PP para darse cuenta de que no es el chico amable, modesto, incluso un poco ingenuo que creíamos. Es un sectario, con una agenda oculta, cuyo último objetivo no conocemos todavía, porque no dice lo que piensa ni hace lo que dice. Individuos así normalmente no son peligrosos, pues se les cala enseguida. Pero con el Boletín Oficial en la mano son ya otra cosa.