AGENDA «SOCIAL», ¿PERO SOCIALISTA?

 

Artículo de José María Carrascal en “ABC” del 06 de julio de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Tan distraídos estábamos con el congreso del PP que nos habíamos olvidado de que había uno del PSOE. Bueno, olvidarnos, no, pero no le dábamos importancia. Fresca la victoria de Zapatero y bajo el puño de hierro de Pepiño, aquello iba a ser una balsa de aceite. Y lo ha sido, aunque no tanto.

Si a Rajoy le amenazaba la rebelión interior, a Zapatero le amenaza la crisis externa que a las primeras de cambio le ha dejado sin apoyos, sin recursos y sin coartada. ¿Cómo va a salir del atolladero? Pues con la agilidad de una anguila y la dentadura de un tiburón que le caracterizan. De entrada, se ha deshecho de aquellos que por veteranía o prestigio podían alzarle la voz. Fuera del Comité Federal los últimos barones que quedaban, sustituidos por jóvenes que obedezcan sin rechistar. Y bastantes «jóvenas», que lucen tanto. La retaguardia queda así asegurada. Pero como eso sólo no va a disminuir el paro, ni bajar las hipotecas, ni crecer las exportaciones, ni evitar el empobrecimiento general, hay que echar manos de medidas más espectaculares, las que el presidente, en su particularísima versión del español, llama «la agenda social»: abrir la puerta a la eutanasia, ampliar los plazos del aborto, eliminar el crucifijo y otros símbolos religiosos de los espacios públicos y en los actos oficiales, meter en cintura a la Iglesia, incluso provocar un encontronazo con ella, que también luce tanto. En fin, mucho laicismo, mucha progresía, mucho talante, mucha modernidad, mucho sincorbatismo y mucho consumir, como aconsejó el presidente a los reunidos. Tal vez ellos puedan consumir, pero si me preguntan cómo van a hacerlo los demás con la cartera vacía o qué tiene que ver la eutanasia con la inflación, con el paro y con las hipotecas, no sabré responderles. Pero desde luego, va a armar mucho ruido y distraerá al personal, que es de lo que se trata. Y si todo ello no basta, se permitirá votar en las próximas elecciones municipales a los inmigrantes, para compensar los votantes que se les escapen por el otro lado. Que hace dos años el Gobierno se opusiera rotundamente a tal medida, ¿qué importa? La coherencia es de derechas. El armar jaleo, de izquierdas.

Prepárense, por tanto, para una nueva versión corregida y ampliada del progresismo según Zapatero. De alguien que se comprometió a dialogar con ETA sólo en caso de ausencia de violencia de ésta y siguió negociando con ella cuando había vuelto a matar, no puede extrañar que combata una crisis económica con la «intervención más activa en busca de una muerte digna en caso de enfermos terminales» o retirando los crucifijos. El médico de su honra. O de su deshonra. ¿Qué más da, en el gaseoso universo zapateril?

Lo curioso es que cuando el PP inicia su marcha hacia el centro, el PSOE se desplaza hacia la izquierda, suponiendo que sea izquierda lo que enarbola su comandante en jefe. Será interesante saber cuál de los dos se lleva el gato, quiero decir, los españoles, al agua. Mojados empezamos ya a estar.