Artículo de José María Carrascal en “ABC” del 15 de julio de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Lo más
importante de la nueva financiación autonómica es lo que no ha dicho el
gobierno: que no tiene dinero para pagarla. Y como subir los impuestos está
descartado, la única forma de obtener los 11.000 millones de euros adicionales
que cuesta es emitir nuevas emisiones de la ya altísima deuda pública. Lo que
deja el Estado español a la intemperie, con las arcas vacías y una capacidad
recaudatoria recortada, al haberse transferido a las Autonomías el 50 por
ciento del impuesto sobre la renta, el 50 por ciento del IVA y el 58 por ciento
de los impuestos especiales. ¿Cómo va el gobierno a hacer frente a los gastos
extra que conlleva la crisis, empezando por el desempleo? ¿Cómo va a financiar
la educación y el desarrollo necesarios para incrementar la productividad y
competitividad precisas para salir del pozo en que nos encontramos?
Por
si ello fuera poco, la equidad que proclaman tanto el presidente como su
ministra de Hacienda no aparece por ninguna parte, como demuestra un simple
vistazo a los números. Que Cataluña se lleve 3.855 millones más y Andalucía,
3.133 significa un reparto tan parcial y torticero como el de la madrastra
entre sus hijas e hijastras. Los dos graneros de votos del PSOE se llevan la
parte de león, y las otras 13 comunidades que entran en el reparto tendrán que
conformarse con el resto. Y si no se conforman, ni siquiera eso.
Aparte
de haberse dado el peor de los ejemplos a las Autonomías. En vez de inducirlas
a la sobriedad y al ahorro, como exigen las circunstancias, se las induce a
gastar aún más de lo que vienen haciendo e, incluso, a gastar el dinero que no
tienen. ¿No lo acaba de hacer el gobierno central?
Pero
lo más grave de todo, el mayor error de cuantos ha cometido hasta ahora
Zapatero, es haber negociado esta nueva financiación autonómica no con las
autonomías en su conjunto, ni siquiera con una de ellas. La ha negociado con un
pequeño partido político: Esquerra Republicana de Cataluña. Mejor dicho, no ha
negociado, ha claudicado ante él, como se vanagloria, desgraciadamente, con
toda razón. Desde el esperpento con De Juana, su huelga de hambre y su traslado
a San Sebastián para que pudiera ducharse con su novia, no se había visto una
bajada de pantalones igual por parte del gobierno español. Con el agravante de
que esta vez afecta a las finanzas presentes y futuras del país. Todo, para
asegurarse los votos que sostengan al gobierno Montilla en Cataluña y al
gobierno central en Madrid con los votos que los de Montilla le presten en el
Congreso. Pocas veces un gobierno español se habrá vendido tan barato. O tan
caro, según se mire. Pues parte de ese dinero se destinará a que Carod Rovira y
su grupo puedan seguir abriendo embajadas en el extranjero y proclamar dentro y
fuera de España que ni son ni se sienten españoles.