ALEMANIA ES CULPABLE
Artículo de José María Carrascal en “ABC”
del 26 de marzo de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
Con un breve comentario al final:
AQUÍ NO TODOS SOMOS PERONISTAS
Luis Bouza-Brey (26-3-10, 11:00)
Ya
tenemos un nuevo culpable de esa plaga mundial que es la crisis económica.
Primero, fueron los norteamericanos, con sus déficit astronómicos, sus «fondos
basura» y su mercado financiero sin control. Luego, los especuladores
internacionales, listos a atacar a los países débiles, para sacarles la sangre.
Y ahora, es la rica Alemania, con su egoísmo, con su insolidaridad, que se
niega a acudir en ayuda de Grecia, poniendo en peligro el euro y la propia
Unión Europea. ¡Qué fácil y cómoda explicación! Demasiado fácil y cómoda, para
ser cierta.
De
entrada, Alemania ha venido siendo el país más solidario de la Comunidad
Europea. Es verdad que tras la Segunda Guerra Mundial no se le exigieron las
abrumadoras reparaciones que tras la Primera, causantes en buena parte de la
subida del nazismo. Pero no menos es cierto que la Alemania que en 1945 emergió
de las ruinas pagó sus deudas con los judíos, tanto individualmente como con
Israel, y con Europa, contribuyendo como nadie a levantar, primero, el Mercado
Común, bajo Adenauer, y a implantar el euro después, bajo Kohl. A lo que hay
que añadir la absorción de los 17 millones de alemanes orientales cuando se
desplomó el Muro, que fue tanto como absorber de golpe a 17 millones de
inmigrantes que llegaban con lo puesto, pues lo que había en la otra Alemania
no servía para nada. Nadie ha aportado más tampoco a los países que se iban
incorporando a la CEE. ¿Quién creen ustedes que ha pagado nuestras autovías?
Bruselas. ¿Y quién creen que aporta más fondos a
Bruselas? Alemania. ¿Tiene algo de extraño que los alemanes se nieguen a cargar
con toda la deuda griega, cuando los griegos se jubilan a los 63 años y ellos
tienen que esperar a los 67 para hacerlo? Ya sabemos que se benefician del
mercado único, como mayor economía dentro de él. Pero eso no exonera a los
pequeños de cumplir sus deberes.
Ese es
el quid del asunto. ¿Han hecho el resto de los europeos sus deberes en esta
crisis? Pues unos los han hecho más, otros, menos, y algunos, nada. Entre
estos, Grecia, que incluso engañó al resto con sus cuentas. Mientras otros,
como España, Portugal o Irlanda, se han engañado a sí mismos, confiando en que
bastaba aguantar el chaparrón con un paraguas hasta que los demás tirasen de
ellos. Pero esto no es un chaparrón. Es un diluvio, en el que podemos ahogarnos
si no construimos un arca en la que ponernos a salvo. Grecia ya está con el agua
al cuello y Portugal empieza a estarlo, con la descalificación de su deuda.
Seguirán los que siguen esperando que escampe, que puede
llegar o no para ellos.
Alemania,
en cualquier caso, dice que en su arca ya no admite más. Puede que Angela Merkel se equivoque porque
la deuda griega está principalmente en bancos alemanes, que serán los que más
sufran con una bancarrota helénica. Pero todo el mundo tiene derecho a
equivocarse. Con su dinero, no con el de los demás. Aparte de que hay que decir
«hasta aquí, y no más», porque en otro caso, todo el mundo pretendería vivir
del resto, camino seguro hacia la bancarrota colectiva.
Ahora,
de repente, todos piensan en el conjunto, y se muestran dispuestos a ayudar a
Grecia. Zapatero, el primero, con 2.000 millones euros. ¿De dónde va a sacarlos
si tiene dificultades en llegar a fin de mes? Porque no va a sacarlos del
subsidio a los parados. Ni eliminando ministerios. Ni subiendo aún más el IVA.
No, va a sacarlos emitiendo más deuda pública, su fórmula favorita para resolver
la crisis. ¡Es la crisis, más deuda!, como los hermanos Marx, quemando el tren
para alimentar la locomotora.
¿Saben
lo que le dijo Angela Merkel
en el Congreso extraordinario de Bruselas, el pasado 11 de enero, cuando le
salió con sus fórmulas mágicas? «¿Está usted en
condiciones de ayudar a alguien?» Buena pregunta. Sin respuesta, naturalmente.
Breve comentario final:
AQUÍ NO TODOS SOMOS PERONISTAS
Luis Bouza-Brey (26-3-10, 11:00)
Algunos
crearon el nombre de PIGS para denominar a los países de la UE que no dan la
talla del compromiso y la calidad de la democracia necesarios para no resultar
un peso muerto en la Unión. Quizá la búsqueda de denominaciones más suaves sea
aconsejable desde el punto de vista de la cortesía internacional, pero enmascara
el problema, que no es sino el de países arrastrados al declive por gobiernos
degenerados, carentes de liderazgo y proyecto.
Porque
existe un sector de la socialdemocracia europea que ha degenerado en peronismo
o populismo, cuyo único objetivo es ocupar el poder político aprovechándose de pseudolegitimaciones que otorgan el monopolio de la verdad
y el bien, de la defensa de la mayoría de las clases populares, a grupos
políticos izquierdistas que gobiernan en base a clichés obsoletos, fórmulas
irreales, mentiras y demagogia. Grupos políticos carentes de creatividad
política cuyo argumentario se basa en la búsqueda de
lo fácil: lo fácil de la protesta constante; de la insatisfacción patológica y
la ley del mínimo esfuerzo como posicionamientos ante la realidad; de la
destrucción del orden existente; de la descalificación y exclusión del
adversario político; de la búsqueda de chivos expiatorios para no tener que
asumir responsabilidades por los errores derivados de la desconexión con la
realidad; de la mentira como método de ejercicio del poder; del ejercicio de la
ley del embudo y la violación del Estado de Derecho.
En la
República Argentina hace setenta años que soportan un peronismo que ha
destruido un país rico y potencialmente puntero. Aquí, en España, nuestra
socialdemocracia de aluvión se ha transformado en populismo demagógico, que con
su alianza blindada con los residuos del comunismo y con el etnonacionalismo
enemigo de la democracia española, están logrando destruir la economía y el
prestigio internacional del país, desintegrar la Nación, desarbolar el Estado y
pudrir la ética y la cultura españolas.
Esta
peculiar conjura de los necios ha conseguido ocupar el gobierno y las
instituciones mediante la creación de una colusión incoherente y errática, que
ha arrastrado tras sí a unas masas populares compuestas por multitudes ciegas y
aborregadas integrantes del sector populista de nuestro “macizo de la raza”,
grupúsculos antisistema anarcoides,
tarugos etnonacionalistas estancados en el
irredentismo del siglo XIX, y “progres” pseudoilustrados
de la izquierda pija, abotargados de corrección política e imágenes mentales
putrefactas.
Entre
todos ellos nos han arrastrado a este tobogán infernal hacia el descalabramiento nacional, pero todavía es posible que lo
que hay de modernidad y sentido común en el pueblo español consiga despertar
del letargo narcótico al que le han sometido, y dé un golpe de timón que
consiga frenar la caída. Después tendrá que seguirle un largo período de
limpieza y regeneración que nos exigirá años de esfuerzos y sacrificios
persistentes.
Pero
lo que es necesario, para el resto de Europa y para nosotros mismos, es que
demostremos que en este país aún queda algo de integridad moral y dignidad
nacional, que constituyen la simiente de la esperanza en que podamos continuar
el camino que habíamos emprendido hace treinta años. Y algunos que prestaron
apoyo ciego y sectario a esta aberración tendrán que cantar públicamente la
palinodia, aunque eso dañe su imagen en el espejo, particular y comunitario.
Hace
casi un año, alguien escribió, en un artículo titulado “La popularidad de
Zapatero”:
…Como no creo que los españoles seamos
más tontos que los demás pueblos -podemos ser más ignorantes, pero se trata de
cosas distintas, hay ignorantes listísimos-, me he puesto a reflexionar sobre
el caso llegando a una conclusión penosa, pero que explica perfectamente la
situación en que nos encontramos: Zapatero nos gobierna apoyado en nuestros
vicios, en vez de en nuestras virtudes, aunque no lo reconozcamos, porque
tampoco es cosa como para enorgullecerse. Mientras los gobernantes de los
países punteros se apoyan en las mejores cualidades de su pueblo, Zapatero se
apoya en las peores del nuestro: el resentimiento, la envidia, el tribalismo,
la picardía, el dogmatismo, la soberbia, el no aceptar nunca que podemos
habernos equivocado, el yo hago lo que me da la gana y el que venga detrás que
arree, el no reconocer otros méritos que los propios o, todo lo más, de los que
piensan como uno, y el disparar contra todo el que destaca, constituyen los
cimientos de la política de Zapatero desde que llegó a la Moncloa. Y los
españoles, o al menos una buena cantidad de ellos, nos sentimos a gusto con él,
aunque en nuestro fuero interno reconozcamos que no es la mejor. No voy a decir
con ello que nos falten buenas cualidades. Pero el vicio es siempre más fácil
de practicar que la virtud y si nos gobierna alguien que nos marca ese camino,
no tenemos el menor inconveniente en seguirle. Durante los últimos cinco años,
en España se han juntado el hambre con las ganas de comer, o más exactamente,
la peor política con nuestros peores instintos.
Todo
cuanto ha hecho el gobierno ha sido para fomentar estos: el derroche, la
holgazanería, la irresponsabilidad, la chapuza, y a castigar el ahorro, la frugalidad,
el esfuerzo, el trabajo o el estudio concienzudos. Desde las jubilaciones
anticipadas a facilitar el pase de un curso a otro con un montón de asignaturas
pendientes, pasando por las peonadas falsas, los permisos múltiples y bien
remunerados -que se lo pregunten a Garzón-, la multiplicación de fiestas, el
dispararse del gasto a todos los niveles, con el consiguiente endeudamiento. Un
PER extendido a toda España ha sido la política de Zapatero. El subsidio como
vehículo de la «calidad de vida» tanto en pueblos como en ciudades, en la vida
laboral como en la jubilación, en las aulas como en los negocios, haciéndolo
todo más fácil, menos trabajoso. ¿Cómo no íbamos a estar de acuerdo con ello?
¿Cómo no íbamos a aprobar la gestión del hombre que nos ofrecía un país donde
se ataban los perros con longanizas?
José María Carrascal, en “ABC” del 16-4-09. Lean este magnífico artículo, disfruten de su lucidez.