ZAPATERO DOS

Artículo de José María Carrascal en “ABC” del 30.04.08

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Que alguien que se ha metido en el berenjenal de la negociación con ETA y en la zarabanda de los estatutos de autonomía se atreva a decir «aventuras, no» nos advierte de la naturaleza del personaje. Sus «59 segundos» fueron un ininterrumpido brindis al sol, una interminable salutación al optimismo, un despliegue impresionante de cinismo, hora y media del Zapatero más puro y más duro, con las oportunas invocaciones a la humildad y a la modestia. ¡Qué mal deben ponérsele las cosas a este hombre para tal derroche de camelancia! Pues cuatro años mintiéndonos nos han enseñado que con Zapatero hay que imaginar lo contrario de lo que dice para saber lo que se cuece.

Sólo una frase fue creíble en su parrafada: cuando dijo que el poder no le había cambiado. Yo diría que incluso le ha hecho más él. Lo que significa que miente mejor. Y por no haber cambiado no podemos creerle cuando dice que reconoce sus errores. ¿Qué errores? ¿Haber negociado con ETA cuando había vuelto a matar? ¡De ninguna manera! ¿Abrir un proceso de reformas autonómicas que puede acabar como el rosario de la aurora? ¡Estaría bueno! ¿No haber previsto la extensión y profundidad de la crisis económica? ¡Pero de qué crisis está usted hablando, si se trata de una simple desaceleración! Cabría preguntarle por qué habló entonces de «corregirse». Se corrige lo que se ha hecho mal, y él no admite el menor error. Pero al personaje hay que tomarlo como es o dejarlo por imposible, si no quiere uno volverse loco.

Mientras le escuchaban, muchos españoles se habrán preguntado a qué venía aquella pantomima, que rozó en ocasiones los dibujos animados. Mi explicación particular es, primero, que Zapatero se da perfecta cuenta de que los problemas con que se enfrenta en su segunda legislatura son mucho más graves que los de la anterior. Segundo, que sus viejos socios ya no le sirven para resolverlos. Tercero, que necesita al PP, si no para resolverlos, pues la mayoría de ellos no tienen solución, al menos a corto plazo, para compartir culpas con él, o incluso para echárselas a poco que se descuide.

Va a ser su estrategia durante el mandato que inicia. Hasta ahora su objetivo era expulsar al PP de la escena política. Ahora trata de estrujarle con el abrazo del oso. Colaboración, diálogo, unidad, acuerdos es su nuevo discurso. Pero sin cambiar un ápice su línea política o de gobierno. Y si las cosas se ponen mal, si la economía va a peor, si ETA sigue asesinando, si la justicia continúa siendo un desastre, si falta el agua y los inmigrantes no regresan a sus países de origen, como les invita, la culpa naturalmente será del PP. «Zapatero Dos» se titula esta película. Ya la habíamos visto, pero nos gustó tanto que hemos decidido hacer una nueva versión, con el mismo guión, la misma música y el mismo reparto. Sólo le falta Almodóvar como director. Pero en humor macabro nadie gana a Zapatero.