EL CADÁVER QUE ANDA
Los dos próximos años
serán aún más peligrosos política que económicamente. Que ya es decir
Artículo de José María Carrascal en “ABC”
del 16 de julio de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
¡Qué poco
nos ha durado la alegría! No se habían apagado los ecos de la fiesta del
fútbol, y ya estábamos de nuevo enzarzados en la pelea cainita, diría más feroz
que nunca. El último Debate sobre el Estado de la Nación se convirtió muy
pronto en debate sobre el estado de las nacioncitas españolas, que quieren ser
naciones y que están que trinan porque el Tribunal Constitucional no se lo
permite. Durán Lleida se quitó la careta de hombre de Estado español, para
arremeter contra Zapatero por haberlo consentido. De lo menos que habló fue de
la crisis económica, cargando en cambio contra esa sentencia. Hoy se ve claro
que lo que buscaban era cambiar la Constitución a través del estatut, con la connivencia de Zapatero. Al no conseguirlo,
arremeten contra él, aunque dejándole la posibilidad de que lo consiga usando
sus poderes ejecutivos. Otro tanto puede decirse de los nacionalistas vascos,
con su eterna demanda de nuevas transferencias, sean o no constitucionales o
lesivas para el conjunto de la nación. Y lo más grave es que Zapatero sigue
dispuesto al diálogo con ellos, dice que les comprende y da a entender que el
cerrojo del TC puede abrirse a través de «normas», dictadas por decreto.
Concretamente, la pretensión catalana de tener su propia justicia, al margen y
a la altura de la española. O sea, su «Estado de Derecho».
Al fondo
de todo ello está aquella maldita frase de «os daré lo que me pidáis», que
Zapatero pronunció en el Palau Sant
Jordi, cuando él no puede dar lo que es anticonstitucional. Entonces engañó a
España con los nacionalistas catalanes. El TC le ha obligado a engañar a los
nacionalistas catalanes con España. Y ahora se dispone a engañar de nuevo a
España con los nacionalistas.
Ayer les
decía que Zapatero es, políticamente, un cadáver. Pero les advertía que es un
cadáver que anda, lo que le hace doblemente peligroso. Sabe que del PP y de la
auténtica izquierda, a la que ha traicionado, no puede esperar ayuda. Sólo le
quedan los nacionalistas. Pero los nacionalistas no se contentarán esta vez con
promesas. Quieren realidades. Y ya sabemos la última realidad que buscan los
nacionalistas: dejar de ser españoles. Con menos que eso no van a contentarse.
Es lo que van a exigir a Zapatero para permitirle seguir gobernando.
Y Rajoy,
a todo ello, sin enterarse, con su rimbombante discurso de siempre, pidiendo a
Zapatero que se vaya. Cuando todos sabemos que ni se va, porque ya no tiene
nada que perder, ni los nacionalistas le dejarán irse, porque es el único que
puede darles su nación. Quiero decir que los dos próximos años serán aún más
peligrosos política que económicamente. Que ya es decir.