SE PERFILA LA HOJA DE RUTA DE ZAPATERO: ESTATUT, PAZ EN EUSKADI Y AISLAMIENTO DEL PP

 

 Artículo de Antonio Casado  en “El Confidencial Com” del 23.01.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

La primera parte de la intervención abierta de Zapatero ante el Comité Federal fue un repaso a su personal horizonte político. Tiene tres referentes o tres objetivos claros: el Estatut de Cataluña, la pacificación de Euskadi y el aislamiento del PP. Tenía un cuarto, la reforma constitucional, pero se le ha caído. No habrá reforma en esta Legislatura. Ni la de la igualdad de la mujer en la sucesión a la Corona, tomen nota.

Si le salen bien los tres que le quedan, en nombre de la España plural que avanza porque no teme a los cambios –leit motiv de su discurso del sábado-, tendremos poder socialista y reinado de Zapatero para una generación de medida orteguiana. Si le salen mal –pronto empezaremos a saberlo-, la Legislatura acabará antes de tiempo y estos dos o tres años pasarán a ser un paréntesis en el sorprendido poder de la derecha después de un contratiempo puntual (atentados del 11-M).

Las tres esquinas del horizonte personal y político de Zapatero se abren al estridente viento de la actualidad. Podemos mirar a la vistilla de mañana en la Audiencia Nacional (paralizado el traslado de los papeles de Salamanca), descifrar el anuncio de Arnaldo Otegi sobre el fin del conflicto vasco y otros ecos de la movida de Baracaldo (leyes y trampas con la complicidad del Gobierno Ibarretxe), celebrar el feliz acoplamiento estatutario Zapatero-Mas, después de seis horas a solas en Moncloa, o elegir bando entre “profetas del miedo” y seguidores del “bobo solemne”.

Todo forma parte de una misma historia sobre la que planea la sombra de una duda fundada. La gente normal, sensata y cumplidora, la llamada mayoría silenciosa -no quienes vibran por contagio de los predicadores del alba y escupen al discrepante desde el anonimato digital-, se pregunta si tiene algún sentido la atrevida hoja de ruta de Rodríguez Zapatero o deben rendirse ya al síndrome del piloto borracho.

El acuerdo del Gobierno con los patrocinadores del Estatut ya es un hecho. A la espera de calibrar su encaje constitucional, pues aún no conocemos los detalles del texto concertado, queda atada y bien atada su tramitación en el Congreso. Pero en San Cugat se comieron las pancartas de bienvenida a los papeles de Salamanca. Si fuera algo más que una mera aplicación de garantías judiciales a quienes se consideran perjudicados, sería un mal presagio en los planes de Zapatero, muy comprensivo con los nacionalismos catalán y vasco de cara a esa “democracia avanzada” en la “España plural” de la que tanto le habló el presidente a Artur Mas (CiU) durante su larga sentada del sábado, mientras Carod Rovira, que fue plato de segunda mesa, se moría de celos y le veía las orejas al lobo.

Todo ello, al margen del PP, que se despega del PSOE por no hacerse cómplice del desastre al que España se encamina en manos de un piloto inexperto y desorientado, según discurso que despachan Rajoy y su gente. Lo cual despeja el camino de Zapatero y le permite llevar a cabo su apuesta de “nuevas mayorías” (así denomina Moncloa la futura alianza del PSOE con CiU y PNV), para entrar en una etapa marcada por el nuevo Estatut, la desaparición de ETA y el ostracismo de la derecha.

No digo que vaya a ocurrir así, pero digo que esas cosas están en la cabeza de Zapatero. Y, después de la fumata blanca del Estatut, también digo que hoy iniciamos una semana clave para saber si nos gobierna un irresponsable o un chico con suerte, después de haber seguido con mucha atención su bien elaborado discurso del sábado ante el Comité Federal del PSOE, el más triunfalista de los celebrados en su reinado.