A ZAPATERO NO LE GUSTA QUE SE HABLE DE “TERCERA VÍA” PARA DEFINIR SU POLÍTICA VASCA
Artículo de Antonio Casado en “El Confidencial.com” del 10/02/2005
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Como carecen
de sentido del humor no es probable que estos aprendices de terroristas hayan
adquirido en una tienda de artículos de broma las bombas de colores que
anteanoche hicieron explotar sobre la fachada de la Casa del Pueblo de
Baracaldo. Unas rojas y otras amarillas. Se les entiende, desde luego, porque el
color es clave en la forja de los símbolos.
La ruidosa escala de ETA en el recinto ferial, ayer en Madrid, tampoco tiene
mayor misterio. Lanzan una bengala de náufrago para advertirnos de que siguen
ahí, por si alguien se apresura a darlos por desaparecidos. Antes esperan
traficar con sus coordenadas, que siguen operativas, según el propio ministro
del Interior, José Antonio Alonso.
Como es sabido, la “casa del pueblo” es para los socialistas lo que los
“batzokis” (nacionalismo que gobierna) y las “herriko tabernas” (nacionalismo
que acojona) son para los abertzales.
Con sonido de Casa del Pueblo llegan las dolientes y lúcidas palabras de Pilar
Ruiz, la madre de Joseba Pagazaurtundua, policía municipal de Andoain asesinado
por ETA hace dos años. “Quien pacta con traidores se convierte en un traidor”,
ha dicho dirigiéndose a Patxi López, líder de los socialistas vascos.
La ecuación verbal es simple, pero las ecuaciones, como la poesía de Celaya,
están cargadas de futuro. Lo malo es que la sospecha tiene presente. Desde que
sabemos que Rodríguez Zapatero y José Jon Imaz, por un lado, y Eguiguren y
Otegui, por otro, se reúnen en secreto (el secreto como principio de
ocultación), el mosqueo es generalizado.
Lo de Pilar Ruiz significa que dicho mosqueo también habita en la atmósfera que
respiran los socialistas de base, tal vez por una mala combustión en el faro de
La Moncloa, donde se localiza la excesiva personalización con la que Zapatero
marca el rumbo de la política vasca del PSOE.
Para colmo, el presidente del Gobierno no permite que se hable de “tercera vía”,
no le gusta la expresión. Pero se usa, mal que le pese. Es una académica forma
de advertir el avance del nacionalismo de imitación frente al socialismo de
convicción. Y, además, una forma de apuntar al elemento de duda que inquieta y
traslada inseguridad a quienes esperamos desactivar cuanto antes el asedio del
nacionalismo vasco a la Constitución Española.
De nuevo otra sencilla ecuación con incógnita cargada de futuro: ¿Pactarán los
socialistas con el PP o con el PNV si la matemática del 17 de abril les da la
posibilidad de elegir para formar gobierno? Es la pregunta del millón. Muchos
socialistas han hablado ya por boca de la madre de Joseba Pagazaurtundua.