EL MODELO DE FINANCIACIÓN, COMO PRETEXTO PARA UNA VOLADURA CONTROLADA DEL `ESTATUT´

 

 Artículo de Antonio Casado  en “El Confidencial Com” del 04.11.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

 Al heredero de Jordi Pujol y actual presidente de CiU, Artur Mas (Barcelona, enero 1956), le ha tocado la lotería. En términos políticos, se entiende.

En el otoño de 2003 a su partido le retiraron la moqueta del poder que llevaba pisando a lo largo de casi un cuarto de siglo. Fue un inesperado tirón conjunto de Carod y Maragall, pero los mismos, con la inestimable colaboración de Rodríguez Zapatero, le han vuelto a poner en la rampa de lanzamiento.

“A Mas le hemos regalado un discurso político para los próximos diez años”, me comenta un dirigente socialista. Exacto. Ahora empiezan a entender en Moncloa que los discretos y generosos pactos de Zapatero con el líder del nacionalismo moderado para traer a Madrid el Estatut, favorecían más a CiU que al PSC. Y mucho más que al PSOE de Zapatero, que necesita el voto de Vich y también el de Almendralejo.

CiU comenzó teniendo la llave del Estatut (minoría de bloqueo en el Parlament) y ahora, con el proyecto en ámbito de decisión estatal, se las ha arreglado para seguir controlando el proceso.

Por eso, veinticuatro horas después de pronunciar uno de los discursos más serios de los escuchados el miércoles en el Congreso, todas las miradas se volvieron hacia Artur Mas cuando ayer declaró que el modelo de financiación previsto en el proyecto –ya proposición de ley orgánica- es innegociable.

No lo dice así, pero ése es el resultado. Exactamente dice que si la financiación no sale bien, el Estatuto tampoco sale bien. Y considerará que si no se respeta “la esencia” o “líneas básicas” del modelo de financiación propuesto, no se podrá decir que el Estatut ha llegado a buen puerto.

Habida cuenta que ése es uno de los asuntos controvertidos del Estatut donde más clara y más rotunda es la discrepancia del Gobierno Zapatero, y Mas lo sabe, tiene sentido preguntarse si CiU no estará preparando una voladura controlada del documento en algún momento del largo periodo de tramitación que ahora comienza.

Unamos a esto otro pronunciamiento. El del ministro Montilla, que en este caso habla como líder del PSC y próximo aspirante a la presidencia de la Generalitat. También señalaba ayer el tema de la financiación como el más difícil de salvar.

De momento sólo es una especulación, pero estemos atentos a la pantalla porque puede que antes o después se produzca una convergencia de intereses entre el Gobierno Zapatero y el nacionalismo moderado, cuya expresión fuese el descarrilamiento del Estatut. La causa sería el desistimiento de CiU ante la desnaturalización del proyecto impuesta por el PSOE en nombre de la Constitución Española.

Mas tendría hecha la campaña y Zapatero habría salido del charco en el que se ha metido. Bueno para CiU y bueno para el PSOE. Pero malo para el PSC, al menos en su versión más nacionalista.

Se lo pregunté ayer a un dirigente de CiU: “¿Es descartable una retirada del Estatut en plena tramitación?”. “No sólo no es descartable, sino que hasta puede llegar a ser aconsejable”. Pues eso.