LA MARCHA DE CASTELLS DEBILITA AL SECTOR MÁS CATALANISTA DEL PSC DE CARA A LAS ELECCIONES

 

Informe de  D.M. (Barcelona) en “El Confidencial” del 03 de agosto de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Con un comentario al final:

A ENGENDRO PSC, MARASMO CATALAN

Luis Bouza-Brey (3-8-10)

 

El presidente catalán, el socialista José Montilla, iniciará la campaña electoral tras las vacaciones de verano con las encuestas en contra y sin su número dos y peso fuerte del partido en Cataluña, el actual conseller de Economía Antoni Castells. Quien negociara la financiación autonómica en el marco del nuevo Estatuto de Autonomía, el profesor que explica como si se tratase de un aula universitaria su plan de recorte y de austeridad de las cuentas públicas, ha decidido distanciarse de la actual cúpula del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC).

¿Por qué? A grandes líneas los que le conocen de cerca aseguran que Castells “había presionado en los últimos meses al propio José Montilla para que se distanciara del PSOE, sobre todo, después de ver algunas reacciones de los socialistas en el resto de España que no defendían el encaje de Cataluña en un país federal con más autonomía, como marcaba el nuevo Estatuto”, y que apoyaban los recortes que finalmente se han producido tras la sentencia del Tribunal Constitucional.

Castells representa el ala más catalanista del PSC, junto con las actuales consellers Montserrat Tura (Justicia) y Marina Geli (Sanidad) y el de Educación, Ernest Maragall. Lo que ha denunciado Castells, como justificación para no ir en las listas por Barcelona en las autonómicas de otoño, es que “los 25 diputados del PSC en Madrid no tengan autonomía propia ante determinadas cuestiones”. Un ejemplo: Castells se quedó en minoría en la ejecutiva del partido cuando denunció que los diputados del PSC propiciaran en el Congreso un pronunciamiento acorde con la resolución del Parlamento catalán en defensa del texto del Estatut, rompiendo, si fuese oportuno, la disciplina de voto del PSOE.

“Entre Cataluña y el PSOE han prevalecido los equilibrios con el PSOE”, asegura Castells. Y es esa falta de criterio propio frente a Madrid de los socialistas catalanes, a la hora de defender los intereses de Cataluña frente a los que defiende el PSOE de igual forma para todo el Estado, lo que ha distanciado a Castells. Un destacado miembro socialista en Barcelona asegura a El Confidencial que, “con la decisión de Castells, habrá que replantearse las bases del futuro del PSC: mayor autonomía de decisión o dependencia de las tesis del PSOE”.

Lo cierto es que la deriva hacia postulados más catalanistas, incluso nacionalistas, de José Montilla –en la defensa del Estatuto íntegro y oponiéndose frontalmente a la sentencia del Constitucional- pueden costarle los votos de los catalanes nacidos de la inmigración. Pero ni esos guiños más catalanistas, por ejemplo al conceder Montilla libertad de voto a los diputados para votar a favor o en contra de las corridas de toros en Cataluña, han sido suficientes para mantenerle en la próxima carrera electoral.

El ‘enigma Chacón’

Como contrapartida ideológica a Castells, dentro del PSC, está la ministra de Defensa Carme Chacón, miembro de la ejecutiva catalana, y defensora a ultranza de la política del PSOE y de José Luis Rodríguez Zapatero. “Chacón cada vez tiene más apoyos entre los compañeros catalanes, pero todavía es una desconocida porque sus intereses están en progresar la política española no en Cataluña”, afirman las mismas fuentes socialistas consultadas.

Castells no se retira de la política. De hecho, su decisión supone un toque de advertencia: “Es necesario que el PSC sea capaz de aglutinar una mayoría social en Cataluña que no le haga depender de formar tripartitos (con los independentistas de ERC y los ecosocialistas de ICV) para gobernar y que sea un complemento de los nacionalistas de CiU”, aseguró ayer en declaraciones a Catalunya Ràdio. "Creo que tenemos que reconstruir un espacio político que sea mayoritario y lo tenemos que hacer a partir del PSC. Hablo de trascender, de agregar y de ampliar, de arrancar un proceso para evitar esta lenta pérdida de centralidad donde está situado el PSC".

Para Antoni Castells, el PSC debe aspirar a “aglutinar la mayoría de la sociedad catalana y ganar las elecciones”. Asegura que ayudará al president Montilla, pero también advierte de que el PSC debe pensar a medio plazo. Y ha criticado la forma de negociar del Ejecutivo español. Asegura que éste no respeta los pactos y no ha defendido lo suficiente el Estatut. Sin embargo, matizó que "no ir a una listas no significa que no vuelva a ser consejero", por lo que no ha descartado volver a liderar el área de Economía si se lo pide el próximo presidente de la Generalitat, que espera que sea el presidente Montilla, aseveró en la emisora catalana.


Por otra parte, Castells se ha mostrado irritado con el presidente de CiU, Artur Mas, por que éste interpretara su decisión como una "estocada fuerte" para el PSC y ha denunciado su poca talla política."¡Qué poca categoría política que tiene Mas! Me decepciona siempre. Sólo ve a un palmo de su nariz", ha aseverado en tono contundente el conseller, que incluso ha tildado el comentario de Mas de "mezquino". Fuentes del PSC manifiestan a este diario que la decisión personal de Castells tiene el respeto del partido, que seguirá contando con el socialista como "un activo" dentro de la formación. Y reconocen la "gran tarea" llevada a cabo al frente de la Conselleria de Economía estos años, y ha puesto el ejemplo del acuerdo de financiación alcanzado con el Gobierno en el marco de la negociación del Estatut.

Nuevas exigencias de ERC e ICV

Los dos socios del Govern, ERC e ICV, reclamaron explicaciones al PSC sobre sus intenciones de pacto tras las elecciones, mientras que PP y Ciudadanos han atacado duramente a Castells y Montilla por el "naufragio" del partido al que pertenecen. El portavoz de ERC, Ignasi Llorente, ha asegurado este lunes que su partido "respeta al máximo" la decisión del conseller de Economía y ha interpretado que "demuestra que algo se está moviendo dentro del PSC a su alrededor". Y añadió que "a día de hoy este debate no deja de ser sólo palabras, porque todavía no hemos visto hechos". El portavoz republicano pidió tanto a los socialistas catalanes como a CiU que definan sus estrategias en Madrid para defender las reivindicaciones de la manifestación que se hizo el 10 de julio en Barcelona.

La portavoz de ICV-EUiA en el Parlament, Dolors Camats, ha considerado que la renuncia de Castells a ir en las listas del PSC demuestra que los federalistas tienen "poco margen" en la relación del PSC con el PSOE. En referencia a las opciones de pacto, Camats ha instado a los socialistas catalanes, también a Castells, a decir "que quieren ser cuando sean mayores". Además, ha opinado que el PSOE no es federalista, sino "autonomista de corto vuelo". La portavoz del PP en el Parlamento catalán, Dolors Montserrat, afirmó que "ante la evidencia del naufragio, ya se están produciendo las primeras fugas".

Comentario final:

A ENGENDRO PSC, MARASMO CATALAN

Luis Bouza-Brey (3-8-10)

 

Como se está viendo, Cataluña es el núcleo esencial del problema español. Y el partido de los socialistas en Cataluña es el nódulo estratégico crítico para enfocar dicho problema. Por ello, cuando el PSC se ha configurado como un engendro en el que el socialismo es el ropaje que visten sectores nacionalistas para conseguir sus objetivos de desarticulación de España, el problema va agravándose día a día, en lugar de tender a su resolución.

Voy a enfocar este asunto aportando el mínimo de datos históricos que supongo que ustedes ya conocen, y limitándome a plantear unas tesis que definan el problema y atisbos de sus posibles vías de solución.

1.- Parto de la tesis de que Cataluña es una sociedad plural, compuesta de etnias heterogéneas: un crisol en el que éstas deberían fundirse en libertad para configurar una sociedad democrática y equilibrada, cuyo criterio esencial de pertenencia fuera la ciudadanía, como síntesis de la heterogeneidad de los rasgos culturales de la sociedad.

Pero en el camino a la realización de esta concepción existen diversos obstáculos que lo bloquean:

El primero es el diferente ritmo de modernización seguido por Cataluña hasta mediados del siglo XX, con respecto al resto de España. Pues, en efecto, la industrialización de Cataluña despegó antes, y el fracaso de la modernización española durante el siglo XIX y primera mitad del XX produjo un sentimiento de frustración diferencial en Cataluña, cuyas élites, aceleradas en su creatividad de aquella época, se vieron frenadas por el atraso económico del resto del país.

No obstante lo anterior, el desarrollo económico del conjunto de España es más equilibrado hoy en día, por lo que el problema del desfase y freno a Cataluña ya no existe, además de que lo que se observa es un anquilosamiento y corrupción de las élites económicas, políticas y culturales de Cataluña en la actualidad, que parecen más bien irse quedando rezagadas del resto de del país como consecuencia del cierre perceptivo producido por el etnonacionalismo.

El segundo obstáculo es el bloqueo que impuso el franquismo al desarrollo en libertad de España, que acentuó todavía más la frustración de la sociedad catalana ante la imposición de un modelo de desarrollo autoritario, y acentuó su sentimiento diferencial con respecto al resto del país, estimulando el mantenimiento de los esquemas interpretativos etnicistas propios del siglo XIX como soluciones ilusorias al problema de cómo enfocar el desarrollo de Cataluña con respecto al resto de España.

El tercero es la debilidad de la cultura política democrática catalana y del conjunto de España, que han llevado a un anquilosamiento político de las élites culturales y a un estancamiento y corrupción de la democracia española, por no saber resolver el problema de la colisión entre Nacionalismo Cívico y Nacionalismo Étnico.

Porque, en efecto, la respuesta a la percepción de la pluralidad étnica puede ser reconocerla como positiva y darle una solución equilibrada, que sin eliminar las diferencias fortalezca la unidad como resultado de la ciudadanía común; o rechazarla como negativa e intentar imponer el dominio de una de las etnias sobre un territorio aplastando a las demás.

 España, después de haber sufrido el etnonacionalismo franquista, adoptó con la democracia la solución del nacionalismo cívico, respetando la pluralidad  e impulsando la ciudadanía e identidad común. Cataluña y el resto de las “nacionalidades” adoptaron la solución del etnonacionalismo, intentando crear sociedades homogéneas, eliminando el pluralismo interno,  atentando contra los derechos fundamentales de una parte de su ciudadanía, y buscando la separación cultural, jurídica y política del resto de España.

2.- En sus orígenes, el PSC intentó fundir las que en su momento eran las representaciones políticas de las dos etnias fundamentales del país, mediante el crisol de los principios de igualdad y libertad del socialismo, disolviendo la federación catalana del PSOE y articulando en el PSC-PSOE los núcleos de socialismo catalanista existentes en aquel momento con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), operante en el conjunto de España.

La fusión hubiera resultado positiva si el principio de equilibrio y pluralismo hubieran sido operativos, pero desde el comienzo se observó que las corrientes catalanistas pretendían imponer como condición al conjunto del PSC la eliminación del pluralismo, la asimilación forzosa a la cultura tradicional del territorio y la cristalización de una hegemonía etnonacionalista catalana en su interior.

Este desequilibrio llevó a la esterilización de las potencialidades del PSC-PSOE, que fue estancándose y alejándose de la etnia no catalana, condenando a más de la mitad del país a la abstención en las elecciones autonómicas y provocando la hegemonía del nacionalismo de CIU en las instituciones de la Generalitat durante largos años.

La emergencia de los “capitanes” en las agrupaciones de etnia mayoritaria no catalana del PSC pareció un intento acertado de corregir el desequilibrio impuesto en el partido en sus orígenes, pero a la larga el remedio ha resultado peor que la enfermedad, pues las presiones destructivas del maragallismo-zapaterismo, la chapuza del Estatuto, y la corrupción operante sobre este sector, como consecuencia del ascenso económico-social derivado de la ocupación de puestos políticos, han transformado al PSC en el instrumento falsario del etnonacionalismo, renunciando a los principios fundacionales, y vendiéndose a lo peor del reaccionarismo étnico a cambio de la ocupación del poder o de su permanencia en el mismo.

3.- La tercera tesis que sostengo en este artículo es la de que la democracia española, si quiere sobrevivir, debe realizar una profunda REVISIÓN CONSTITUCIONAL que modifique aspectos esenciales de la estructura del sistema político, como el régimen electoral, el control de la democracia interna de los partidos políticos, la acentuación de la separación de poderes mediante controles más operativos del Parlamento sobre el Ejecutivo y una mayor independencia jurisdiccional, así como la modificación del modelo territorial fortaleciendo los elementos de unión sin eliminar el pluralismo, mediante la defensa de lo que es común a todos, del patriotismo español como síntesis de la pluralidad, que asume la ciudadanía común como elemento esencial de identidad. La reforma del Senado y la modificación del sistema de distribución de competencias entre el centro y la periferia, para evitar el desmantelamiento del Estado y perfeccionar sus funciones esenciales constituyen también un elemento esencial e imprescindible de la necesaria revisión constitucional.

Como consecuencia de esta revisión profunda del sistema político, los partidos de ámbito nacional deben poseer una estructura nacional unida, sin parcelas territoriales independientes que perpetúen el etnonacionalismo o el caciquismo, con una disciplina de partido de ámbito nacional, y sin permitir la imposición de la lógica etnonacionalista en la estructura interna de los partidos, disfrazada de ropaje “federalista” cuyo objetivo es la ruptura de la unidad en la realización de un modelo confederal, insolidario y prosoberanista, haciendo de caballo de Troya camuflado del nacionalismo étnico.

4.- La consecuencia de las tesis anteriores es la de que el PSC ha traicionado sus principios fundacionales transformándose en un engendro falsario que ayuda a acentuar y acelerar la putrefacción del marasmo etnonacionalista catalán, en lugar de luchar por conseguir realizar una Cataluña plural, integrada en una España plural, cohesionadas en la realización de un Nacionalismo Cívico en el que todos los ciudadanos de toda España puedan reconocerse.

Los sectores del PSC que no sean capaces de entender esto deberían abandonarlo para irse a su lugar natural, que es la confederación de la derecha etnonacionalista de CIU o la pseudoprogresista similar a la Liga Norte de ERC. O quizá podrían pensar en volver a integrarse en las filas de IC, de donde bastantes de ellos procedían.

5.- El proceso hoy en crisis de la Unión Europea tardará en sustituir a los Estados como herramienta esencial de integración política de los europeos, y tardará mucho más ---si es que alguna vez lo hace, porque no es necesario si predomina un nacionalismo cívico--- en reducir o anular la función de las identidades nacionales como vínculos de integración.

Por ello, el desmantelamiento del Estado y la Nación españolas como objetivo pseudoprogresista no es más que el suicidio programado e inconsciente de políticos de cortos alcances o caciques locales disfrazados de patriotas.