ZP pacta miserablemente con Ibarreche

 

 Artículo de Carlos DÁVILA en  “La Razón” del 11/04/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

  

Siete días antes de las elecciones, Zapatero anunció su pacto con Ibarreche. Sus dos caminos coinciden. Los dos han asesinado el Estatuto de Guernica y sólo les separa un plazo: el tiempo que tardarán en convocar un referéndum. Y probablemente ni eso, puesto que Ibarreche no ha fijado la fecha para el suyo.

Ahora se constata hasta qué punto las negociaciones secretas entre ZP e Ibarreche eran rigurosamente ciertas. Ambos las han negado, porque hasta llegar a este principio del final, resultaba inconveniente su conocimiento, pero ya no hay forma de disfrazarlo. ZP e Ibarreche han convenido una reforma total del texto de Guernica para

convertirlo en un nuevo documento tan cercano al plan del lehendakari como al del monaguillo Patxi. Se

limpiarán expresiones secesionistas y eso será todo, porque el Estatuto del PSOE-PNV dibujará un País

Vasco tan cercano a España como, aproximadamente, Andorra.

 Zapatero, un indigente intelectual, pero un pillo o macarra de la política, se debe estar riendo las tripas ante esa segunda edición del gobierno tripartito de Vitoria que prevén las encuestas. Su optimismo de estos días no está basado en la la profecía de un victoria del pobre Patxi; eso tampoco se lo cree. Su enervante seguridad en el triunfo se fundamenta en que, de  antemano, gane o no gane Ibarreche con mayoría absoluta, el PSOE será su aliado. Hace cuatro años, González advirtió al destrozado (por los suyos) Redondo: «No te equivoces, Nico, nuestros amigos están en el PNV»; ahora ZP le ha dicho a Patxi. «Todo está atado y bien atado, Patxi, nosotros con el PNV».

Y efectivamente al PP le han dejado solo. Al PSOE esta maniobra no le ha costado ni una lágrima, aunque

no será descartable que le puedan costar algunas defecciones, porque, vamos a ver: a partir de aquí, ¿qué pintan en el PSOE gentes como el propio Redondo, Rosa Díez o los Pagazaurtundúa? La jugarreta que ha perpetrado Zapatero contra ellos es una traición en toda regla. Contra todas las luces de la razón política,

y con la mayor desvergüenza, el presidente les ha dejado con las posaderas al aire. Ya no hay lugar para

ellos en un partido que, por odio al PP, o empeño en asumir poder al precio que sea, se alía ahora con

unos nacionalistas que quieren romper una patria con miles de años de historia. Hace unos días, el vicepresidente Solbes –otro que sobra en este Gobierno– aseguraba que repetir la experiencia del acuerdo con el PNV era un solemne disparate. Solbes no sabía en ese momento que su jefe (o lo que sea, porque hace falta

tener humildad para reconocer como jefe a ZP), ya había pactado, bajo manta y mintiendo desaforadamente,

con Ibarreche.

El lehendakari está en este trance como separatista con zapatos nuevos, porque ha madrugado

a su partido, con Imaz a la cabeza, el consenso con los socialistas, y ya puede espetarles: «¿Véis, quién ha logrado entenderse de nuevo con el PSOE?». E Imaz se quedará con la caña colgando sin pescar el pez

espada que hace tiempo perseguía.

Así son las cosas: un presidente al que le trae por un bledo la misma España, y un lehendakari que tiene

asco escolar a España, otra vez del brazo y por la calle en el País Vasco. En este cuadro que han compuesto

el PSOE y el PNV, no hay lugar para un partido como el PP. Él se ha quedado sólo como los de Tudela

defendiendo unas esencias que a este PSOE comecuras y tronchapatrias, le trae exactamente por un higo.

 

En estos seis días que quedan para el término de la campaña electoral, es muy difícil que los votantes

vascos caigan en la cuenta de las dos grandes trampas que les ha tenido Zapatero. Una, la ya avisada, otra su

tancredismo interesado y aprovechón ante la irrupción de la segunda marca de Batasuna, de ese caballo

percherón y suplente de los proetarras, que se presenta como Partido Comunista de las Tierras Vascas, y

al que Zapatero y su inexistente ministro de Justicia, López Aguilar, no han querido denunciar. ¿Cómo puede

decir un ministro del ramo que un grupo al que apoya el terrorismo es presentable en democracia?. ¿O es

que tampoco Aguilar recuerda que Batasuna y sus secuaces, el PCTV por ejemplo, son, lo dijo el Supremo,

la misma cosa que ETA?.

 Le viene bien a Patxi que los terroristas del antifaz comparezcan en las urnas, porque él justifica la irregularidad con esa pestilente apuesta por el diálogo que aún proclama el Gobierno más intolerantre, más radical, que haya sufrido nunca España. La doble artimaña relatada es el bastión sobre el que apoya ZP su gran logro: la marginación del PP, como si fuera una partido ultraderechista. ZP, urgido por el sectarismo filomasónico que pregona el rencor a la derecha y la persecución de la Iglesia, está articulando poco a a poco un Estado que se disgrega en una voladura controlada perfectamente preparada, y que con el renacido pacto con el PNV ha dado otro paso irreversible.

Los electores vascos quizá no caigan este domingo en la cuenta de lo que se está preparando a sus espaldas. El pacto está servido: un estatuto cercano al independentismo absoluto que dejará España, gracias al irresponsable socialismo, sin el apoyo territorial de un pueblo como el vasco tan unido siempre la historia de la nación. María San Gil, sin duda la mejor y más valerosa candidata en estas elecciones, poco puede hacer ante esta deriva miserable.