PARA QUE NO HAYA MUCHAS MÁS VÍCTIMAS

 

 Artículo de Enrique de Diego en “El Semanal Digital” del 11.02.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 11 de febrero de 2006.  El desarme sistemático de la capacidad de resistencia de la sociedad hace que, frente a la rendición ante ETA que se está perpetrando, se utilicen mensajes emotivos de indudable altura moral, como la memoria, la dignidad y la justicia respecto a las víctimas. Resulta, sin duda, execrable y doloroso que Parot y Pakito puedan salir de la cárcel, después de cumplir tres meses de pena por cada asesinato. ¡Qué bajo ha estado el precio de ciudadano en nuestra democracia! Por supuesto, el error está en legislaciones anteriores, pero también en un claro criterio político que lleva a acumular los delitos en uno solo.

Frente a esos argumentos, que parecen referirse al pasado, los corifeos del Gobierno, instalados en la consigna, en el pensamiento estúpido, condimento para hooligans, sugieren que se mueven en las soluciones de futuro, utilizando palabras grandilocuentes como paz.

Por de pronto, hay que decir en nombre de la lógica y el sentido común, proscritos en el momento actual, que el argumento de que ETA lleva tres años sin cometer atentados mortales no tiene peso de cara a una negociación, sino que, indudablemente, se movería en la línea contraria. Ha sido la fortaleza democrática y la puesta en práctica de un Estado de Derecho coherente lo que ha reducido el número de víctimas y lo que ha llevado a ETA a una posición de debilidad, de la que el Gobierno la va a sacar.

Estoy contra la negociación no sólo porque en sí representa un precio político sino porque va a ser la causa de muchas más víctimas en el futuro. Va a permitir, para que se empleen a fondo los servicios de propaganda del vacuo zapaterismo, que ETA vuelva a ayuntamientos y diputaciones, a que se financie con fondos públicos, a que libere a sus grupos de información, a que vuelva el miedo a las calles, e incluso a que se incremente la coacción contra los demócratas desde las instituciones vascas. Luego vendrían las depuraciones, los exilios y, para conseguir los objetivos finales, muchos más asesinatos e incluso un conflicto regional con Navarra.

No se ha aprendido de las lecciones de Munich y de Chamberlain. Estamos gobernados por un Chamberlain en pantuflas. Y hay mucha cobardía social. La sociedad ya dio muestras de su cobardía entre el 11 y el 14 de marzo. Pero una parte muy importante de esa sociedad no está dispuesta a ceder, y ha de prepararse para una resistencia larga, a ir contracorriente contra los salmones, para revertir un proceso suicida, en el que Zapatero está asumiendo una responsabilidad de la que, en su día, habrá que pedirle cuentas.

Otrosí: yo también soy danés. ¡Viva la libertad de expresión!