LA DEMOCRACIA DEL RIDÍCULO

 

 Artículo de Enrique de Diego  en “El Semanal Digital” del 22.04.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Quiero reivindicar desde aquí la condición de nación de Sepúlveda y su alfoz. La Comunidad y Tierra de Sepúlveda tuvo fuero desde el siglo XI y sus ciudadanos consideración de infanzones, por lo que no pagaban impuestos. Tiene, además, hecho diferencial claro: su mítico cordero, nunca suficientemente encomiado. Donde esté el cordero sepulvedano que se quiten Ferrán Adriá y su cocina pija.

Nuestra democracia no es que esté rompiendo el pacto constitucional –de esos polvos vienen estos lodos-, ni que caminemos hacia una república confederal, es que está cayendo literalmente en el ridículo. Tras la caótica secesión virtual de Cataluña, cuyo Estatut convierte al resto de España en un protectorado, ahora emerge el chavismo reivindicando para Andalucía la consideración de realidad nacional, lo cual es indiscutible, pues Andalucía tiene un hecho diferencia clarísimo: el PER, por el que el PSOE compra votos a costa del dinero de los demás: con el dinero de otros hacen fiesta los devotos. Es el único lugar del mundo en el que el Estado da una subvención por y para no dar un palo al agua. Y a pesar de esquema tan sencillo se mueve en un clima de corrupción y se reparte en los ayuntamientos para que quede bien claro quién es el señorito.

Como aquí el patriotismo es social, la ética, práctica, el presidente un bobo solemne, el torturador y secuestrador Arnaldo Otegi hombre de paz, y un desocupado redentorista trabucaire, mediador internacional, toda estupidez ha tomado carta de naturaleza. Lo de Sepúlveda es mucho más serio que todo lo que se está haciendo y lo que queda por llegar, con Navarra como moneda de cambio, merced al pacto perverso PSOE-ETA.

Estamos inventando la nación de naciones: comunidades, realidades, símbolos nacionales al por mayor. No hay límites en esta comedia bufa, porque un Parlamento no puede declarar el carácter nacional de ninguna parte sin entrar en clara ilegitimidad de ejercicio y verse obligado a cerrar por defunción o por hilaridad.

Toda esta ceremonia de la confusión, tirando a pitorreo, no tiene otra finalidad que dotar a las clases políticas periféricas de mayor capacidad de intervención en la vida de los ciudadanos y aumentar del botín para que los políticos puedan colocar a los militantes. No se toman medidas económicas necesarias, mientras, vía naciones plurales y chorradas varias, se sigue aumentando el gasto público y la expoliación de las clases medias.

A lo mejor, los ciudadanos nos terminamos hartando de la tomadura de pelo. Otrosí: Se da la independencia a Andalucía y nos ahorramos una pasta. Y además el PSOE no vuelve a gobernar por los restos en lo que quede, poco o mucho, de España. Vade retro, Chaves. No nos tientes.