PULSO AL AIRE

 

 Artículo de Álvaro Delgado Gal en “ABC” del 29.10.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El pasado miércoles, España hizo un ridículo histórico en Estrasburgo. Carece de precedentes que dos partidos del mismo país impulsen en el Parlamento Europeo peticiones contradictorias sobre una cuestión que afecta a los intereses de todos.

Es igualmente excepcional que el Ejecutivo, representante natural de la nación por esos mundos de Dios, embarranque y sólo mejore en un porcentaje mínimo los resultados de la oposición, ausente de las cancillerías y sin hilo directo con los que cortan el bacalao en Londres, Roma o Berlín. ¿Cómo se explica el revés del Gobierno?

En primer lugar, la propuesta era en sí misma desconcertante. No se entiende bien que un asunto interno, y no pactado entre los dos grandes partidos, se someta al arbitraje de terceros.

Se ha dicho que Aznar cometió un error parecido al forzar una condena de ETA por el Consejo de Seguridad a raíz del 11-M. Mal razonado. Aznar creía, equivocadamente, que ETA había puesto las bombas mortíferas. No habría surgido disensión alguna en España de haberse confirmado la conjetura del entonces presidente.

Lo del miércoles ha sido otra cosa, no fácil de calificar. Aparte de esto, el robo de cientos de pistolas por ETA horas antes de la votación, ha añadido turbiedad a una iniciativa mal concebida desde el principio. Es natural que a muchos eurodiputados no se les alcanzase qué demonios significa negociar con quienes no se muestran dispuestos a hacerlo.

El robo de las pistolas suscita intrigas varias. Teóricamente, la internacionalización del conflicto constituía una prioridad para ETA. Los terroristas, que ocupan una posición dominante en el forcejeo con el Gobierno, están jugando, según indicios consistentes, a dos barajas. De un lado, presionan para que se haga una lectura altamente original de la Constitución, una lectura que permita el derecho a la autodeterminación bajo una denominación alternativa. Del otro, no renuncian a obtener la independencia por la vía de los hechos. Esta segunda táctica se sostiene sobre dos patas: negociación bilateral con el Gobierno, y formación de una mesa de partidos extraparlamentaria bajo la tutela de observadores internacionales.

La votación del miércoles integraba un primer paso, un paso crucial, en dicha dirección. Justo entonces, ETA roba las pistolas. Es decir, perpetra algo que es razonable entender como un acto de sabotaje a sus propios intereses. ¿Dónde está el truco?

Una hipótesis posible, y defendida por expertos fiables, es la de que ETA no hace cálculos. El robo del alijo sería una reacción automática a la liquidación patrimonial de HB; una réplica a lo que los terroristas interpretan como una medida de fuerza del Estado. El compromiso en que ello pudiera poner a Zapatero no les ha hecho vacilar ni un instante. En la guerra, lo primero es lo primero.

Otra hipótesis, es la de que ETA estima que Zapatero no tiene marcha atrás. Los desplantes y vejaciones que los terroristas están infligiendo al presidente perseguirían el objetivo de acelerar, a través del puro acoso físico, un desenlace que dan por descontado. No debe ignorarse tampoco el placer que les provoca humillar en público a la cabeza visible del Gobierno español.

Se trata de dos hipótesis muy distintas, aunque obviamente compatibles. Pero si extraña la actitud de ETA, plantea muchos más interrogantes aún la del Gobierno. Zapatero afirmó, sibilinamente, que el robo de las pistolas tendría consecuencias apenas se hubiera confirmado que ETA era la autora del hurto.

El comentario no guarda proporción con la gravedad extraordinaria del hecho. Pareció, más bien, que Zapatero quería ganar tiempo. «¿Qué hará el presidente ahora?», se preguntó el personal. Y ya tenemos la respuesta: rebajar la condena a Juana de Chaos, y proclamar que éste es un adalid de la paz.

Es claro que esto no puede seguir así. ETA está echando un pulso al aire.