SOSTENERLA Y NO ENMENDARLA.

 

 Artículo de Rosa Díez en su blog de ¡”Basta Ya!” del 10.06.07

 

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Con un muy breve comentario a pie de título:

 

"EL MEU AVI" Y "A RIANXEIRA"

 

Luis Bouza-Brey, 10-6-07, 20:30

 

Hace unos días escribí en un comentario que nuestra situación se asemeja a la de un "Titanic" en rumbo de colusión-colisión con el iceberg nacionalista, mientras el capitán y el piloto, ebrios, cantan cada uno por su lado "el meu avi" y "a rianxeira". Y no se enteran de nada más, sordos y ciegos ante la falta de rumbo y la ruta de choque del navío. Frente a esta situación, realmente no son muchos los tripulantes en vela y desvelados que vienen avisando ya hace tiempo, pero en el puente no se enteran. Por eso, los desvelados deben gritar lo suficientemente alto como para despertar a los durmientes y promover un motín democrático que eche del puente a los irresponsables, pues no rectificarán el rumbo: han perdido la conciencia y la lucidez, se tambalean y bastante tienen con intentar mantenerse en pie.

 

"No pondré condiciones ni exigiré rectificaciones. Así se construye el consenso". Eso es lo que ha dicho --refiriéndose a su próximo encuentro con el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy-- el Presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, en su condición de Secretario General del PSOE ante el máximo órgano de dirección del Partido Socialista entre congreso y congreso.

Además de esta cuestión el Presidente abordó en su intervención los resultados de las elecciones municipales y autonómicas. Todos los medios destacan que su análisis fue eufórico.

Estamos apañados. No hay autocrítica respecto de los resultados de la política antiterrorista puesta en marcha ni de sus consecuencias; no hay autocrítica respecto de los resultados electorales. O sea, todo ha ido estupendamente. Que cambien otros, que "nosotros" todo lo hemos hecho bien. Se han equivocado los ciudadanos al no votarnos, pero el resultado ha sido "magnífico". Se ha "equivocado" ETA rompiendo oficialmente la tregua; pero "nuestra" apuesta por cambiar la política antiterrorista que ha tenido como resultado la división entre demócratas y el fortalecimiento de la banda, a la que incluso "hemos" permitido volver a las instituciones, era "lo que teníamos que hacer".  O sea, que cambien otros. Que  no les pediremos que "rectifiquen", pero es claro que "nosotros" no pensamos rectificar.

Ni pondrá condiciones ni pedirá rectificaciones. Esas palabras son una trampa. Porque al decir que no pedirá rectificaciones está afirmando que son los demás, los que advirtieron del error del camino emprendido, los que que se equivocaron.  Aunque el tiempo --y ETA-- les haya dado la razón. Aunque esté más que demostrado --dramáticamente demostrado-- que la política que siguió el gobierno no ha tenido ni una sola consecuencia positiva. Aunque todos tengamos que pagar las consecuencias de esa política; aunque hoy haya menos libertad en Euskadi; aunque hoy los malos estén más fortalecidos; aunque hoy la banda esté más reorganizada, más armada, más saneada economicamente... Nada de eso, --anunciado como consecuencia de una política a la que se lanzó el gobierno con los partidos nacionalistas y el apéndice de Izquierda Unida-- parece ser responsabilidad del gobierno. Si sale bien, es su éxito; si sale mal, la culpa la tiene quien se opuso, quien trató de evitar que se cometieran esos errores. Qué locura.

Decir enfáticamente: "no exigiré rectificación..." es lo mismo que afirmar que son otros los que tienen que rectificar; y que como él es así de generoso, no les va a exigir rectificación. Y pensar que "así se construye el consenso" es no haber entendido nada; o creer que consenso y apoyo ciego es lo mismo. El consenso es corresponsabilidad; y construir un consenso después de lo ocurrido requiere de rectificación; en las formas, todos habrán de rectificar; en el fondo, el que debe rectificar es el que se embarcó en una aventura con ETA que ha tenido el final más lamentable que pudiéramos esperar.  Sin reconocer los errores cometidos, echándole la culpa a quienes advirtieron de esos errores, sin asumir la responsabilidad que le corresponde como Gobierno --"la política antiterrorista es competencia del Gobierno....", recordó siempre ante las críticas--, no es posible construir un  consenso real.

A la vista de lo visto, bien parece que el Gobierno ha decidido hacerse el mártir. Para el gobierno y el Comité Federal del PSOE, ETA culpable; la oposición --y todos los que nos opusimos a la nueva política antiterrorista-- responsable. O mejor, culpables también. En fin, lo dicho: qué locura. Y qué situación tan deprimente. Y tan peligrosa.