DEFENDER LOS SÍMBOLOS ES DEFENDER EL ESTADO

 

 Artículo de Rosa Diez en “El Mundo” del 10.09.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El formateado es mío (L. B.-B.) 

 

Ayer pudimos volver a ver en todos los diarios y televisiones el rostro sereno de Regina Otaola mientras era insultada y amenazada por los proetarras que se concentraron a la entrada y salida de la ermita de Lizartza cuando asistía a la misa de las fiestas patronales del pueblo del que es alcaldesa. Las imágenes de las gentes del pueblo blandiendo ikurriñas con gesto amenazante contra la alcaldesa del Partido Popular, la alcaldesa contitucionalista, la nuestra, contrastan con las de la Policía que escoltaba a Regina Otaola. Los proetarras amenazan con la cara descubierta, sin miedo. Los policías ocultan el rostro mientras protegen a quienes cumplen la ley y defienden el orden constitucional. Somos un país enfermo de cobardía. Mientras los policías se oculten y los cómplices de los terroristas alardeen de serlo, aquí no habrá libertad.

Lo sorprendente es que los dirigentes del PSOE presuman de que gracias a su política hayamos vuelto a los tiempos de las cavernas, aquéllos en los que los terroristas campaban a sus anchas por las tierras de Euskadi. Lo ha dicho en una entrevista publicada en EL MUNDO Oscar Rodríguez, secretario del Grupo Parlamentario del PSE: «El PSE cambió de rumbo tras las elecciones de 2001 y contribuyó a cambiar el rumbo de la historia de Euskadi dándole estabilidad institucional».

Los socialistas del PSOE le llaman estabilidad institucional a haber permitido que los terroristas vuelvan a las instituciones vascas y navarras; le llaman estabilidad institucional a aprobar los presupuestos de Ibarretxe, esos presupuestos con los que se financia a los presos terroristas. Los socialistas del PSOE le llaman estabilidad institucional a la decisión del alcalde socialista de Vitoria de no poner la bandera de España en el Ayuntamiento para no molestar a los nacionalistas de todo signo, aunque con ello incumplan las leyes y su obligación de defender los símbolos constitucionales.

Dice Oscar Rodríguez que a partir de 2001 contribuyeron (los socialistas) a cambiar el rumbo de la historia de Euskadi; tiene razón: sólo el PSOE es responsable de que ETA haya vuelto a los ayuntamientos vascos; sólo el PSOE es responsable de que se haya roto el consenso entre demócratas, el gran pacto de Estado que quitó a ETA la esperanza; sólo el PSOE es responsable de que hayamos vuelto a ver imágenes como las que eran habituales antes del asesinato de Miguel Angel Blanco. Todos recordarán una imagen de aquellos días: un ertzaina se quitaba el verduguillo para mostrar su rostro, avergonzado por llevarlo tapado entre tanta gente que gritaba libertad.

El pacto entre demócratas -que el PSOE rompió «para cambiar la historia de Euskadi»- les quitó la impunidad a los malos y devolvió parcelas de libertad a los garantes de la ley y a los ciudadanos todos. La política del PSOE ha vuelto a poner el verduguillo a los policías; y lo más triste es que presumen de ello.

También José Blanco ha hablado del partido que promovemos desde la Plataforma Pro:

Pregunta. ¿Teme que el nuevo partido, al que se ha sumado Rosa Díez, les haga mella?

Respuesta. El PSOE se ha sentido aliviado con la salida de ese partido. Y me consta que ahora la preocupación la tiene el PP. Llevamos demasiado tiempo escuchando a algunos miembros que conformaron (?) esta opción hablando en los mismos términos que la derecha.

A los dirigentes del PSOE les traiciona el subconsciente, sí. Porque aunque se han envuelto en la bandera de España (27 veces pronunció el presidente la palabra España en su última entrevista en El País frente a cero veces en la anterior, tras el atentado de la T-4) siguen acusándonos de hablar «en los mismos términos que la derecha» a quienes hemos denunciado que el PSOE ha modificado el modelo de Estado a través de un pacto con los partidos que no creen en el Estado, o sea, con los nacionalistas. Nos acusan de hablar en los mismos términos que la derecha a quienes hemos denunciado que el PSOE pactó una política antiterrorista con los partidos que nunca buscaron la derrota de ETA. Por eso digo que les traiciona el subconsciente. Porque en el fondo los dirigentes del PSOE de hoy creen que defender España es ser de derechas.

La dirección del PSOE ha decidido maquillar su cara antes de las elecciones; y creen que con hacer un logo calcado del de Alemania y decir «España» donde antes decían «el Estado» ya han hecho suficiente gesto de patriotismo. Pues no, amigos: el engaño no cuela. Defender el Estado, su unidad y sus símbolos, no es ser ni de derechas ni de izquierdas; defender el Estado es propio de los partidos (y de las personas) con sentido de la responsabilidad; y con sentido de Estado. Justo lo que no tienen los actuales dirigentes del Partido Socialista Obrero Español.

Los dirigentes del PSOE han optado por ir configurando con los nacionalistas (el Estatuto de Cataluña es el mejor de los ejemplos) un modelo confederal de España, que es inviable e inconstitucional, pues rompe la igualdad entre los españoles. Esa es la España que ya se está rompiendo por la deriva del PSOE: la España que garantiza la igualdad de los ciudadanos.

Los dirigentes del PSOE no defienden los símbolos de la nación porque no creen en la nación, término que al presidente del Gobierno le parece «discutido y discutible». Los dirigentes del PSOE creen tanto en la propaganda (mucho más que en la política) que piensan que pueden liquidar con eslóganes a esta nueva fuerza política. Se equivocan; como se equivocan cuando piensan que los votos de los ciudadanos son propiedad de los partidos políticos. Porque esta nueva opción política que surge desde la izquierda y que acoge en su seno a todo aquél que quiera defender sin complejos una España más igualitaria, con un mismo modelo para todos y cada uno de sus territorios, que tiene vocación de transversalidad, que apuesta por regenerar la democracia, que va desde la izquierda liberal hasta la derecha de progreso, va a dejar sin efecto la estrategia partidaria que más éxito ha tenido en esta legislatura: el discurso socialista que ha cuestionado la legitimidad democrática del PP. Porque esta nueva fuerza romperá la estrategia del PSOE de hacer un «cinturón sanitario» contra el Partido Popular. Porque una fuerza política que defienda España sin complejos y sin hipotecas romperá con la irresponsable estrategia de esta nueva dirección del PSOE empeñada en expulsar a la derecha española del sistema.

La dirección del PSOE sabe que si una nueva fuerza política inequívocamente nacional irrumpe en el Congreso de los Diputados, se acabarán las operaciones como la del Tinell; o el regateo con los nacionalistas; o las galescolas; o el confederalismo sin consulta; o la repetición de operaciones como el malhadado proceso de paz.

La dirección del PSOE sabe que si una fuerza política de las características de ésta que verá próximamente la luz hubiera existido en la pasada legislatura, nada de lo que han hecho (desde la ruptura del consenso sobre el modelo de Estado hasta la ruptura del Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo) hubiera sido posible. Todo hubiera ido mucho mejor para los españoles. No fue posible en el pasado; esperemos que sea posible en el futuro. El Estado necesita más de un partido que lo defienda. Y nosotros estamos dispuestos a intentarlo.

 

Rosa Díez es ex eurodiputada socialista y portavoz del nuevo partido Unidad, Progreso y Democracia (UPD).