LA FRUSTRACIÓN DE LA EXPECTATIVA SUPERADA

 

 Artículo de Rosa Díez en su blog de “¡Basta Ya!” del 30-10-07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Fernando Savater publicaba ayer en los periódicos de Vocento del País Vasco un artículo en el que analizaba la situación en la que se encuentra un nacionalismo institucional que ha superado hace mucho tiempo todas las reivindicaciones que se plantearon al inicio de la Transición. El PNV es, probablemente, el único partido político de los españoles que ha superado su ideario, al menos su ideario democrático, entendiendo por tal aquel que han planteado en democracia. No me refiero a que no tengan principios máximos -que se decía en los partidos de izquierdas- no alcanzados. Pero afirmo que todo aquello que se han propuesto conseguir, como partido autonomista y de gobierno, lo han logrado con creces. Por eso ahora reivindican la independencia disfrazada de autodeterminación: porque no tienen nada dentro de la autonomía que reclamar a nadie.

Acabo de recuperar -tengo un amigo que lo guarda todo- la declaración que el PNV presentó allá en el año 1978 como una propuesta de paz:

 

 

 

Plan del PNV para la paz en 1978. Hacia una Euskadi en paz

 

1. Restablecimiento inmediato de los conciertos económicos de Guipúzcoa y Vizcaya en los términos propugnados por todas las fuerzas políticas integradas en el Consejo General Vasco.
2. Potenciación de la capacidad de autogobierno del citado Consejo mediante la urgente transferencia de las competencias solicitadas y de los recursos financieros adecuados.
3. Intervención del Consejo General Vasco en la adopción y ejecución de las medidas relativas a la seguridad pública.
4. Aprobación, sin demora, del decreto sobre bilingüismo propuesto por el Consejo General Vasco.
5. Reordenación de los planes de enseñanza para la incorporación de contenidos culturales vascos.
6. Asignación presupuestaria suficiente para reciclaje de profesorado, centros docentes en lengua vasca y enseñanza del euskera en centros educativos públicos.
7. Urgente solución de la problemática sanitaria a través del Consejo General Vasco.
8. Adopción de las medidas conducentes al establecimiento de una policía autóctona (sic) vasca que asuma la seguridad pública.
9. Creación de una Audiencia Territorial para Vizcaya y Alava.
10. Asignación de frecuencias radiofónicas exclusivas para el País Vasco, descentralización progresiva de TVE en una primera fase, en cuanto a programas, horarios y lenguas, y traspaso al Consejo General Vasco de los medios de comunicación social del Estado derivados de las antiguas cadenas sindical y del Movimiento.
11. Equiparación absoluta e inmediata de todas las viudas, huérfanos y mutilados como consecuencia de la guerra civil.
12. Devolución de los patrimonios expoliados a las organizaciones políticas y sindicales.
13. Tratamiento penitenciario de los retenidos y presos en los centros más próximos a su residencia habitual.
14. Compromiso político del Gobierno de no retrasar la celebración de elecciones municipales.
15. Y como medida de especial significación, la entrada en vigor de un Estatuto de Autonomía en el plazo más breve posible.


Como se puede observar, los principios básicos que el PNV exigía en 1978, nada menos que para un Plan de Paz están muy por debajo de los pactos conseguidos por el conjunto de fuerzas políticas vascas en el Estatuto de Autonomía de Gernika. Fíjense que en ese año 1978 el PNV ni siquiera reivindicaba una Televisión Autonómica, sino el control del centro territrorial de Televisión Española... Y así todo lo demás, desde la política educativa a la política lingüística. Quizá alguien pueda explicar esa pretensión "moderada" del PNV porque estábamos al principio de la Transición; pero tomen nota del hecho de que el PNV lo plantea no como una reivindicación partidaria, sino como un plan para una Euskadi en Paz.

Lo que me lleva a la conclusión que apuntaba ayer Fernando Savater: no hay insatisfacción mayor que la generada por unas expectativas tan superadas que no les queda espacio para nada más. Por eso los que antes eran autonomistas hoy terminan siendo independentistas; en Euskadi como en Cataluña. Alguna responsabilidadtendremos todos; alguna responsabilidad habremos asumido por el hecho de haber sido tan "condescendientes" para sumarles al consenso que ya no hay consenso posible al que se puedan sumar.

Quizá ha llegado la hora de revisar a fondo los consensos; quizá ha llegado la hora de plantearnos si no es el momento de hacer borrón y cuenta nueva; o sea, para que se me entienda: que nada de lo que hoy es competencia de las Comunidades Autómomas lo es para toda la vida. Y que hemos de empezar a cuestionarnos algo que los nacionalistas han conseguido que quedara como una verdad probada: a más autonomía, mejor para los ciudadanos. Pues no, ni mucho menos. Creo que ha llegado la hora de plantearnos, con toda libertad, sin ningún tipo de complejos ni hipotecas, la reversibilidad de todo el camino recorrido. Sin pensar en otra cosa que el interés general de las futuras generaciones; sin pensar en las consecuencias que tendrán esas decisiones en de las siguientes elecciones. Quizá cuando los nacionalistas entiendan que "la pica en Flandes" se puede mover hacia atrás empiecen a pensar de otra manera. Y se palpen la ropa antes de dar el siguiente paso. Y quizá cuando los ciudadanos descubran que hay otra forma de enfrentarse con los problemas políticos empiecen a recuperar el interés por participar en la política. Vamos, que merece la pena arremangarse y recuperar la autonomía personal--y política-- suficiente para pensar y actuar sin otro interés que el de todos.