PELIGROSO ESPERPENTO.

Artículo de Rosa Díez en su blog de “¡Basta Ya!” del 27 de mayo de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Siempre he considerado inadecuado entrar en los debates internos de los partidos políticos. A mi juicio son los hechos, las propuestas políticas o la ausencia de ellas lo que los políticos de otras formaciones debemos juzgar. Por eso me he negado--y me negaré-- a opinar sobre la crisis  que atraviesa el partido Popular. Más allá de afirmar que es preocupante que el principal partido de la oposición, que representa a más de diez millones de ciudadanos, esté en la situación actual, lo que le afecta --que duda cabe-- a la hora de ejercer con el máximo de rigor su papel de oposición. Un país necesita el mejor gobierno y la mejor oposición posibles. Y esa es una situación que hoy, lamentablemente, no se da en España.  Tampoco es esta una situación  inesperada: si Rodríguez Zapatero hubiera perdido las elecciones, los movimientos se estarían produciendo en el PSOE. Aunque tengo para mí que lo estarían gestionando con más inteligencia, con más "patriotismo de partido".

Dicho eso, una cosa es entrar en el debate de otro partido --tentación  en la que han caído prácticamente todos los líderes políticos-- y otra bien distinta y bastante más grave es permitirse el lujo de darles lecciones de democracia; o, más aún, situar dentro del orden constitucional a unos populares y a otros fuera del sistema. Mientras en España no superemos esta tentación de volvernos a partir por la mitad; mientras los dirigentes políticos de la izquierda  oficial y gobernante se empeñen en situar a la derecha democrática de nuestro país --y el partido Popular lo es--, fuera del sistema democrático, la convivencia y el progreso de España  vivirán incertidumbres innecesarias provocadas por políticos frívolos e irresponsables.

Todo esto viene a cuento de las palabras pronunciadas ayer, en presencia del Presidente del Gobierno de España José Luís Rodríguez Zapatero, por quien fuera Presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra:

"Agencias.-  Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha alertado de que quienes en el PP se oponen a Mariano Rajoy están haciendo lo posible por romper el sistema democrático, y ha vinculado esa pretensión con los ataques a la Monarquía desde algunos medios de comunicación. Rodríguez Ibarra ha hecho esa reflexión en su intervención en el acto celebrado por el PSOE en la localidad de Alange (Badajoz) y al que ha asistido el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.


El ex presidente extremeño ha destacado la normalidad de ese acto de los socialistas y lo ha contrastado con la "anormalidad democrática" que, a su juicio, supuso el pasado viernes la concentración ante la sede del PP por parte de militantes de este partido para pedir la dimisión de Rajoy.


Rodríguez Ibarra se ha mostrado contrario a las palabras del pasado viernes en las que la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, expresó su deseo de que haya una oposición fuerte. "Me entra la risa. Yo, como socialista -ha añadido- quiero una posición débil, lo más débil posible, y mi partido lo más fuerte posible".

Pero ha precisado que, como español y como demócrata, está "seriamente preocupado" por la situación que vive el PP, ya que ha subrayado: "puede haber tentaciones que no quiero para mi país". A renglón seguido, ha recordado que "desde la consolidación de la democracia en 1982" y hasta el año 2012, los socialistas van a gobernar veintidós año y "la derecha" sólo ocho.


"Les vamos ganando 22 a 8 y algunos no aceptan ese resultado porque durante la dictadura nos habían ganado 40 a 0; esa es la batalla que se está dando ahora en la derecha, los que quieren conformar un partido de derechas moderno y los que quieren dar una patada al tablero porque en este juego que se empezó en 1977 siempre gana el mismo", ha añadido.


El ex presidente extremeño ha insistido en esa idea de las dos tendencias en el PP: "los que quieren jugar a la democracia en el PP, que son Rajoy y su gente, y los que se cansaron de jugar y están haciendo lo posible por romper el sistema democrático". A su juicio, esto explica "los ataques de determinados medios de comunicación a la Monarquía".

 

Ya no es sólo el Ministro Bermejo el que considera públicamente a los populares y a sus diez millones largos de votantes "hijos de Franco".  También Rodríguez Ibarra --en presencia del Presidente del Gobierno, insisto-- se atreve a situar fuera del sistema democrático a un partido como el Partido Popular, que ha gobernado democráticamente ocho años en España --no sólo elegido democráticamente: gobernado democráticamente, --nos gusten más, menos o nada sus políticas--, que gobierna democráticamente en unas cuantas Comunidades Autónomas y en centenares de municipios españoles. Mientras desde la izquierda española se vierta esa pedagogía antidemocrática y a eso se considere progre, este país no será verdaderamente homologable con el resto de democracias europeas. No hay un sólo dirigente político europeo capaz de hacer ese símil tan del gusto del socialismo español.

 

Es impensable que ningún dirigente político de la Internacional Socialista  se atreviera a decir en Londres, en París o en Berlín algo similar a lo que han dicho los dirigentes socialistas mientras homenajeaban a un abuelo muerto --como tantos-- defendiendo el orden constitucional que fue la República Española. Defender el orden constitucional --aquello por lo que supongo se homenajeaba al abuelo de Zapatero-- no consiste en ser de izquierdas y considerarse por eso con la autoridad moral para expulsar al otro, a quien piensa diferente. Defender el orden constitucional es defender la pluralidad y considerar iguales a todos los que aceptan y defienden la democracia. No hay ciudadanos de primera y de segunda; no es mejor --en términos de derechos--  el de derechas que el de izquierdas; o el liberal o el centrista. La igualdad y la libertad ideológica están consagradas en nuestra Constitución del 78. Pero este sectarismo contra quien piensa diferente no es nuevo: Besteiro sufrió en sus propias carnes --y desde sus propias filas ideológicas-- los improperios de algunos socialistas que ya en los años treinta pensaban lo mismo que los que ayer se expresaron en Extremadura. Pena que no hayan aprendido nada.

 

Acusar, como ha hecho Rodríguez Ibarra,  a quienes tienen dentro del PP una posición diferente a la de Rajoy de haberse cansado de jugar a la democracia es una infamia. María San Gil, sin ir más lejos, ha hecho en defensa de las libertades de todos mucho más que aquellos que hoy la acusan de haberse cansado de jugar a ser demócrata. El despropósito es tan grande, el mensaje es tan grave, que debiera haber movido a intervenir al Presidente  escuchaba sonriente. Pero no me extraña, porque no creo en los milagros. Y eso hubiera sido un milagro. Los dirigentes socialistas del PSOE de hoy se regocijan con lo que está ocurriendo en el PP; hasta ahí, entendible. Pero que sitúen a ese partido y a sus votantes fuera del campo de la democracia es algo democráticamente inadmisible. Y desde aquí lo quiero denunciar.