ACLARACIÓN.

De Rosa Díez en su blog de “¡Basta Ya!” del 05 de julio de 2009

Aunque este es mi blog personal, no puedo sustraerme del hecho de ser la Portavoz de UPyD.  Y por eso resulta inevitable que entren en él algunas personas ajenas a nuestra organización que inicien o se sumen a debates sobre cuestiones internas del partido. Sé que muchas de ellas lo hacen de buena fe (son simpatizantes, votantes, personas interesadas en la política…) Otras aprovechan la opacidad para tratar de confundir o de hacernos daño. Son las cosas de la red, lo comprendo. Respeto cualquier opinión al respecto; pero no coincido con quienes defienden la democracia cibernética como sustituto de la democracia basada en normas claras, públicas y comunes para todos. Y, por supuesto, no acepto que quienes no son afiliados de nuestro partido, por el hecho de que tengan varios nicks, más tiempo y una decidida voluntad de enredar,  puedan aparentar ser “la mayoría” de UPyD.

 

Muchas personas que no son afiliadas de UPyD (o algunas camufladas bajo varios nicks) entran en el blog y nos dan lecciones de cómo hemos de organizar "democráticamente" nuestro partido. También han vuelto al blog otras que se marcharon del partido y han decidido que pueden darnos lecciones desde fuera (eso sí, sin revelar que están fuera). Todas ellas tienen derecho a opinar; pero  no lo tienen a  condicionar las decisiones libres que tomamos dentro de los órganos del partido. Sí, libremente y en los órganos del Partido: en el Consejo Político y  en el Consejo de Dirección.  En ambos hemos decidido (por abrumadora mayoría en el primero y por unanimidad en el segundo) nuestras normas de funcionamiento y nuestro sistema de organización y elección de órganos para el próximo Congreso. Y también el sistema de elección de nuestros Delegados. Insisto: lo decidimos por amplísima mayoría en el Consejo Político y por unanimidad en el Consejo de Dirección.  ¿Que a algunos afiliados no les gustan estas normas? Pues se pueden cambiar. Pero hasta que se cambien, las reglas están para cumplirlas. Y se nos aplican a todos. Y se cambian con la misma mayoría que se acordaron. Y en los mismos órganos en que se acordaron, los que son competentes para ello. ¿O acaso las normas establecidas para la política institucional, las que valen para cambiar la Constitución o las leyes no valen para nosotros? Si hay quien cree que es más democrático (y más útil para los ciudadanos, para hacer política) un partido asambleario y cibernético puede defenderlo en el próximo Congreso. Modestamente opino que el asamblearismo es cualquier cosa menos un modelo democrático para gobernar la sociedad del siglo XXI. Pero lo que yo opine al respecto  es lo de menos; lo importante es que hoy por hoy ese no es nuestro modelo. El que tenemos es el que hay que respetar y aplicar.

 

Amigos, no hay “asambleas” alternativas. Como no hay parlamentos alternativos. Y, además, a poco que los árboles nos dejen ver el bosque (a quienes quieren verlo, que, insisto, creo que son la mayoría, y en todo caso es a los que me dirijo en este post) llegaremos a la conclusión de que tenemos un gran partido, con unas normas de participación y organización para nuestro primer congreso que son un ejemplo de democracia  y apertura y que posibilitan la participación  libre y directa a todos los afiliados. Todos pueden ser delegados; todos pueden elegir a la dirección; todos los compromisarios pueden elegir directamente a los miembros del Consejo Político…. No se necesitan avales para nada; todos los afiliados pueden presentar una candidatura sin ningún tipo de aval… ¿Puede decirse que este es un modelo homologable al de otros partidos? Pues, sinceramente, no. ¿No es éste un modelo diferente de partido político? Pues creo que sí; que este modelo propuesto por unanimidad por el Consejo de Dirección y aprobado por el Consejo Político es un ejemplo de democracia y participación del que podemos sentirnos muy orgullosos. Perfectible, por supuesto. Pero en modo alguno puedo aceptar como reales las descalificaciones globales que se están haciendo sobre el mismo.

 

No me asusta esto que nos está ocurriendo; por mucho que me duela y me preocupe tener que estar escribiendo sobre esta cuestión en vez de terminar de preparar los temas del Pleno de la Próxima semana, la Ley de Financiación de RTVE y el nuevo Fondo de Rescate de las Cajas de Ahorro… No me asusta porque estoy acostumbrada a hacer política en condiciones difíciles y a que me den consejos desde fuera. También estoy acostumbrada a que me expliquen lo que hay que hacer contra ETA  o contra el nacionalismo obligatorio los que nunca vivieron en nuestras condiciones, los que nunca pisaron el País Vasco más que de vacaciones, los que no saben más que de oídas (o desde la construcción teórica) lo que significa enfrentarse al totalitarismo o tener miedo. Estoy acostumbrada a que me den todo tipo de consejos personas que nunca vivieron ninguna de nuestras experiencias; y que nunca estarían dispuestas a vivirlas. Mi experiencia me ha enseñado a discriminar entre las gentes de buena fe y aquellas que, sencillamente, aunque nunca estarán dispuestas a dar un palo al agua, se permiten explicarnos a todos cómo debemos de hacer nuestro trabajo. O de aquellos a los que la descalificación se les da tan bien que nunca han necesitado demostrar ninguna otra habilidad.

 

Por eso, porque sé distinguir y no todo el mundo es lo que aparenta, quiero deciros que siento mucho el desazón que observo en algunos compañeros y compañeras, personas  a las que conozco y aprecio sinceramente, que lo están pasando mal por lo que ha ocurrido. A todos ellos les pediría que no extrapolaran los datos, que valoraran cada cosa en su justo término. Les pediría que utilizaran su libre albedrío, su pensamiento más crítico; y que lo hicieran con justeza. Todas sus reflexiones, por muy críticas que sean, las comparta o no, me merecerán siempre todo el respeto. Entre personas que lo están pasando mal  hay compañeras altruistas y desinteresadas, como la inmensa mayoría del partido; personas que han trabajado sin denuedo y que han hecho posible que cientos de miles de ciudadanos nos den su confianza. Les pediría que no se olviden de que el partido es un instrumento (perfectible, si; pero sólo un instrumento) al servicio de los ciudadanos. Pediría a todas las personas que están dolidas o desconcertadas que piensen, por un momento, si no somos víctimas también nosotros de esa credibilidad maliciosa que se extiende por toda sociedad. Si alguien dice que dentro del partido hay un posible premio nobel, la reacción será de duda inmensa; si dice cualquier cosa negativa…es más que probable que  adquiera categoría de verdad absoluta.

 

El partido no es un fin en sí mismo; no hemos nacido para inventarnos el partido perfecto, el que nos deje satisfechos a todos y cada uno de nosotros (cosa por otra parte, imposible), sino para tener el mejor instrumento para resolver problemas que tiene nuestra sociedad. Y en eso estamos; con todas las dificultades. Pero con toda la determinación.

 

Estamos construyendo un instrumento que nos permita hacer bien nuestro trabajo político, aquel para el que nos eligen los ciudadanos, aquel para el que les pedimos que nos den su confianza. Y yo creo que no lo estamos haciendo mal. Y que este instrumento tan joven está consiguiendo hacer grandes cosas que ayudan a la gente a vivir mejor, a ser un poco más felices. Eso es lo más importante. Si se nos olvida para qué nos elige los ciudadanos, si se nos olvida que por encima de “lo nuestro” está lo de todos, entonces sí que seremos como los demás partidos políticos. Os pido que os preguntéis a qué se debe que la gente, en las elecciones, confíe cada vez más en nosotros; creo que la respuesta es obvia: pues se debe a que los ciudadanos valoran positivamente nuestro trabajo en sanidad, en educación, nuestras propuestas sobre la financiación de RTVE, de las Cajas de Ahorro, de la Política Antiterrorista…. Un trabajo que es colectivo, que es posible gracias al concurso de toda la gente que trabaja, de una u otra manera, en UPyD. ¿No os llama la atención que sobre todo esto nadie plantee dentro del partido ninguna propuesta alternativa? ¿No es acaso eso lo más importante?¿ No os parece que si este partido no tuviera los mecanismos adecuados (a pesar de su juventud y de que no hemos hecho aún nuestro primer congreso) para ir definiendo esas políticas con el concurso de todos y de forma unánime no estaríamos haciendo bien nuestro trabajo en el Parlamento Nacional, en el Parlamento Vasco y desde ya, en el Parlamento Europeo?

 

Finalmente, y para que a todo el mundo le quede  claro: Siento mucho que Mikel Buesa se haya ido de UPyD .Ha hecho un gran trabajo que siempre le he reconocido y le reconoceré. Mantengo intacto hacia él mi cariño y mi respeto, los que siempre le tuve y los que le sigo teniendo. Respeto sus decisiones personales aunque no las comparta. Las respeto y no las comento ni las comentaré públicamente nunca.