SORDOS O POSTMODERNOS

 

 Artículo de Florencio Domínguez en “El Correo” del 27.02.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Recién iniciada la tregua de 1998, el dirigente de ETA Josu Ternera, entonces en prisión preventiva, hizo sus primeras declaraciones a un periódico. Al menos las primeras a cara descubierta. En ellas enjuiciaba a quienes se oponen a la autodeterminación en el País Vasco y sostienen que los ciudadanos deciden su futuro en cada elección. «No es más que una burda pataleta, muy usual en sordos, postmodernistas e intelectuales mercenarios, de los que no tienen argumentos -afirmaba Urrutikoetxea-. Aceptan que se pueda aplicar en otros sitios, pero sin profundizar en el porqué, no sea que se les vuelva en contra. El aceptar este derecho aquí les traería como consecuencia impulsar una modificación de su Carta Magna, labor por la que no están».

Sería interesante saber dónde clasifica ahora quien está considerado como el máximo dirigente de ETA al presidente José Luis Rodríguez Zapatero, si en la categoría de sordos o de postmodernos (lo de intelectual mercenario como que no) por no aceptar negociar la autodeterminación con la banda terrorista. Y dónde clasificará Ternera a Felipe González por sostener que el derecho a decidir se ejerce en el ámbito de las competencias que reconocen a cada uno la Constitución y el Estatuto.

Las afirmaciones del presidente del Gobierno en el Congreso han provocado una reacción en cadena del conjunto del nacionalismo vasco, empezando por el Ejecutivo de Vitoria, que, con toda solemnidad, ha salido a reclamar la autodeterminación como si fuera un derecho que le corresponde. La autodeterminación no se negocia, dijo solemne el Gobierno vasco parafraseando aquel otro eslógan famoso de los setenta: amnistía ez da negoziatzen.

Y ETA ya se sabe: dice lo mismo cada vez que escribe un papel. Lo decía en el comunicado del pasado día 18, lo reitera en la memoria de la tregua catalana que acaba de dar a conocer. Y lo dicen los portavoces de Batasuna cada vez que convocan rueda de prensa, con o sin preguntas.

La autodeterminación (más Navarra, más el País Vasco francés) es el precio de la paz, el precio que tiene que pagar España. Si alguien piensa que la insistencia de ETA en exigir la autodeterminación es pura apariencia para ocultar ante los suyos su propia derrota, se equivoca. Si alguien piensa que es una posición maximalista de partida que puede ser rebajada después en una negociación, se equivoca igualmente.

En todo caso, la exigencia de la autodeterminación es el punto de encuentro del conjunto del nacionalismo al que va a tener que hacer frente el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Y va a tener que hacerlo en situación de debilidad a no ser que consiga restablecer el entendimiento con el principal partido de la oposición.