UNA ESPAÑA DEFRAUDADA

Artículo de David Pérez, Portavoz del Grupo Popular en la Asamblea de Madrid, en “ABC” del 01 de agosto de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

EL diccionario de la RAE define fraude como «acción contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a la persona contra quien se comete». No se me ocurre definición más exacta que esa para el hecho de que hace sólo cuatro meses, justo antes de las últimas Elecciones Generales, Zapatero tuviera la desfachatez de prometer crecimiento del 3.1, pleno empleo, congelación de las hipotecas y moderación inmediata de la inflación. A mi entender es un hecho gravísimo en términos democráticos que Zapatero haya ocupado la presidencia apoyado en una manipulación sin precedentes de la verdadera situación económica de nuestro país.

A estas alturas nadie debería sorprenderse de las artes electorales socialistas, pero creo que constituye un fraude democrático en toda regla servirse del aparato del Estado para transmitir una imagen falsa de la situación, traicionando la confianza de los españoles en las instituciones y la presunción de veracidad atribuible a un hombre de Estado. Tal vez por eso, la pérdida de confianza en Zapatero entre sus votantes se refleja ya hasta en las encuestas auspiciadas por sus medios menos críticos.

Los socialistas han administrado la verdad a su estricta conveniencia, comprometiendo incluso el interés general y la más mínima lealtad institucional. Los ciudadanos que le dieron su voto confiados en las falsas promesas de bonanza económica, ahora se han encontrado con un panorama negro de destrucción de empleo -174.000 empleos perdidos- una grave crisis, Solbes ya habla de crecimiento cero o incluso negativo, y un Gobierno paralizado por sus mentiras. Zapatero debería mirar a los ojos a esos ciudadanos y decirles que no hay crisis, que es un invento de los «antipatriotas» del PP. O que les repitiera lo que decía el 9 de enero de este mismo año: «... nuestras previsiones para los próximos años son optimistas, seguiremos creciendo a un buen ritmo, en torno al 3 por ciento. Para mí, en torno al 3 por ciento como mínimo».

La realidad es que tenemos el peor dato de crecimiento de los últimos quince años -según datos del Banco de España-, que tenemos la peor inflación europea y que estamos liderando la destrucción de empleo y el déficit exterior de la Unión Europea. Esa es la realidad, tercamente negada por un Gobierno que ojalá demostrara para gestionar la misma habilidad que para manipular la situación. Nuestro diferencial con Europa es cada vez mayor y el FMI acaba de rebajar medio punto más las previsiones de crecimiento para España en 2009 mientras mejora las de la eurozona.

Comunidades como la de Madrid, que ha apostado por políticas liberales de reducción del gasto público, equilibrio presupuestario, rebaja de impuestos, mejora de las infraestructuras y estímulos para la iniciativa, la competitividad y la creación de empleo, demuestran que hay otra forma de hacer las cosas, una forma mejor que ofrece resultados también mejores: la inflación más baja de España, el mayor crecimiento económico, la mayor estabilidad laboral, los impuestos más bajos y los servicios públicos más avanzados del país. Frente a este modelo, el socialismo sigue arrojando los mismos resultados de siempre: más paro, más inflación, más déficit y más despilfarro. Nada nuevo bajo el sol.

En tan sólo cuatro meses, las promesas socialistas de pleno empleo y crecimiento del 3,1 por ciento se han desvanecido y en su lugar ha quedado la indignación de unos ciudadanos que se saben engañados por el señor Zapatero, que ya es el señor de la crisis, el líder de la destrucción de empleo, el presidente que intenta enzarzarnos en polémicas que nos distraigan de esa dura realidad, que debería encararse con una responsabilidad que Zapatero ha demostrado no tener.