EL ÚNICO MENÚ

Artículo de Francesc-Marc Álvaro en "La Vanguardia" del 2-9-02

Con un breve comentario al final (L. B.-B.)

La más grave conclusión, por ahora, del proceso de ilegalización de Batasuna es que, transcurridos más de veinticinco años de la muerte de Franco, sólo existe una manera de hacer España, que es la de la derecha nacionalista española que proviene de la tradición autoritaria y que evolucionó en los años ochenta, a golpe de batacazos electorales, hacia formas conservadoras populistas. El socialismo posfelipista de José Luis Rodríguez Zapatero es la gran decepción de toda esta historia. El PSOE de hoy no muestra ni un asomo de diferencia, de discrepancia, de alternativa ante el fondo y la forma de las recetas de Aznar.

¿Dónde está la tradición liberal, democrática, ilustrada, republicana que debería impedir el torpe, vergonzante y servil seguidismo que hacen los socialistas de la política del PP sobre Euskadi y el terrorismo? Me imagino que habrá bastantes progresistas españoles que, sin ser simpatizantes de Batasuna, sentirán con pena que el PSOE se haya convertido en una mera sectorial del gran Partido de España que dirige José María Aznar.

Así las cosas, España es hoy un país con un único menú. El que no se come el menú que prepara la Moncloa tiene las de perder, porque se convierte en un mal español, un sospechoso, un amigo o un cómplice de los terroristas. Miles de voceros se encargan de repetir este mensaje.

Fernando Ónega, por ejemplo, dejaba caer, en alusión directa a este cronista, en "La Vanguardia" del pasado 19 de agosto, que los discrepantes con el Gobierno estamos ayudando al terror. ¿Qué está pasando en este país cuando un profesional de la talla del señor Ónega se pone el traje de inquisidor para señalar acusadoramente a los que se salen de la fila? El mismo periodista, en un alarde de finura analítica, basa su postura en la creencia que "lo malo para Batasuna es bueno para el resto de la sociedad".

Oficialmente, la prohibición de Batasuna se lleva a efecto con el objetivo de contribuir al fin de la organización terrorista ETA. Escuchando los discursos del PP y del PSOE parece más bien que estamos en un proceso contra el PNV, que ganó limpiamente las últimas elecciones a pesar de las toneladas de propaganda en su contra.

El fracaso del pacto de Estella y el fin de la tregua de ETA consolidaron un mensaje perverso del Madrid oficial y político: la asimilación del nacionalismo democrático a la esfera terrorista. Había que acabar con el PNV. El antiguo etarra Jon Juaristi, reconvertido a ideólogo de Mayor Oreja, lo escribió sin disimulo: "No es ni siquiera ETA el motivo principal que me mueve". Como señala Antoni Batista en su esclarecedor libro "Euskadi sin prejuicios", "para que esto funcionara perfectamente, el PP tenía que arrastrar al PSOE; y con la inestimable colaboración de ETA, que le mató y acosó militantes, lo consiguió. ETA quería echar al PSOE a los brazos del PP, para evitar su acercamiento al PNV".

Ahora, las políticas vasca y española son prisioneras de este diabólico mecanismo, resultado de los intereses cruzados del Partido Popular y de ETA. El cuadro es incierto para la sociedad vasca. Y también para el conjunto de la sociedad española, a la que se hace caminar detrás de la zanahoria de la ilegalización de Batasuna como si fuera la gran solución. Aznar deja a su sucesor y a Zapatero la gestión de la frustración que sobrevendrá después de tanta demagogia.

MUY BREVE COMENTARIO

 

Aquí tienen ustedes todo un ejemplo de finura intelectual desde una perspectiva cargada de tópicos nacionalistas ---perspectiva no necesariamente "ilustrada", por supuesto---. Para esta perspectiva, el faro del desarrollo político español es el PNV ---es decir, los fines de Batasuna o ETA conseguidos mediante el "diálogo" (a punta de pistola, por cierto)---. Es decir, el desarrollo político español consistiría en dejarse arrastrar hacia el agujero negro del fundamentalismo nacionalista vasco por los siglos de los siglos hasta que se consiguiera la descomposición definitiva del país.

Existe un sector de la opinión pública catalana que sigue "erre que erre" y por los siglos de los siglos con los tropismos de la transición, considerando que la democracia española tiene un déficit de legitimidad frente al nacionalismo. Convendría recordarle a estos sectores que el PP tiene la mayoría absoluta y los votos de muchos millones de personas. Y convendría que se fijaran en los sondeos recientes de opinión y el ascenso del PSOE.

La "ilustración" y el progresismo consiste en acabar con la barbarie terrorista mediante la firmeza democrática en la defensa de la libertad. Lo demás son mandangas anacrónicas, reaccionarias o fundamentalistas.