AÑAGAZA TERRORISTA

 

 Editorial de  “El Correo” del 17/01/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

El comunicado hecho público por ETA tan sólo horas después de que Batasuna diera a conocer su carta pública dirigida al presidente Rodríguez Zapatero no representa más que un gesto para lograr el protagonismo político que la legalidad democrática niega a la izquierda abertzale y poder mantener así la cohesión de sus bases activistas. El contenido de ambos escritos no ofrece indicio alguno de que el terrorismo etarra esté dispuesto a corresponder a la exigencia que una y otra vez le han planteado la ciudadanía y las instituciones representativas, y que en los últimos días han reiterado tanto el presidente de Gobierno como Mariano Rajoy: el cese definitivo de toda actividad terrorista. Los abertzales violentos continúan planteando la añagaza de que su recurso a las armas quedaría superado mediante la apertura de un proceso de diálogo. Con ello no sólo quieren condicionar la eventual desaparición del terrorismo al logro previo de los objetivos que éste persigue. Sobre todo quieren asegurarse de que el final de ETA no suponga un juicio histórico condenatorio respecto a la conducta de centenares de extremistas que durante cuatro décadas han pretendido imponer su concepción sectaria y totalitaria del porvenir de los vascos mediante la eliminación física de seres humanos considerados como obstáculo para sus pretensiones.

A la sombra del Plan Ibarretxe, tanto ETA como su brazo político pretenden certificar la defunción del marco autonómico añadiendo además que el fracaso de lo que ha significado el Estatuto de Gernika representa la victoria política de la izquierda abertzale tras un cuarto de siglo de acoso a las instituciones y de trágica violación de los derechos fundamentales, empezando por el de la vida. Pero lo peor es que quienes han coincidido con Batasuna en proclamar la superación del Estatuto -precisamente los nacionalistas que gobiernan gracias a éste- no pueden negar que la izquierda abertzale ha logrado lo que quería, aunque la gestión de su logro esté en manos del PNV y del lehendakari Ibarretxe. Ésta es la vertiente más deplorable de la deriva soberanista.

Los pronunciamientos de ETA y de Batasuna persiguen también que la opinión publicada y la opinión pública acaben enredándose en la especulación sobre un eventual alto el fuego por parte del terrorismo abertzale. De esa manera intentan que los representantes políticos más incautos se conviertan en intérpretes benevolentes de los propósitos terroristas. Así ocurrió ayer mismo con las declaraciones de dirigentes como Durán i Lleida o Garaikoetxea, y sobre todo con las palabras de injustificable oportunismo del consejero Madrazo que llegó a proponer nada menos que «un proceso de cocina entre ETA y el Gobierno». Adelantarse a los acontecimientos constituye una tentación siempre presente en el ejercicio de la política. Pero quien se adelanta a la decisión de una banda asesina anunciando su pronta tregua o avalando sin prueba alguna su voluntad de abandonar las armas no sólo incurre en un comportamiento irresponsable sino que contribuye objetivamente al sostenimiento de su bárbara amenaza.