EL DESTAPE SOCIALISTA

 

 

 Artículo de Edurne Uriarte en “ABC” del 13.10.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Sólo un profundo complejo sobre la nación explica la desaforada reacción de los líderes socialistas ante el llamamiento de Rajoy. Ni los cálculos electorales contuvieron su incontinencia. Les han podido sus viejas emociones. La incomodidad con la bandera, la estigmatización del patriotismo y la vergüenza de reivindicar España. La conflictiva relación de la izquierda con su nación ha quedado completamente desnuda. Sin disimulos. La furiosa diatriba de la vicepresidenta contra el patriotismo de la derecha explica su concepto de nación mucho mejor que la propaganda electoral del Gobierno de España o las frases vacías sobre la Constitución y la legalidad.

Reivindicar los símbolos nacionales y pedir su defensa les parece sectario, provocador y demagógico. El torpe, ridículo e insostenible argumento de que el vídeo de Rajoy es propio de un jefe de Estado es una mera excusa. El fondo es otro, que, a la vicepresidenta y a la izquierda, la reivindicación de España les parece intolerable. Peligrosa y violenta. ¿Franquista, quizá? Les da igual que sea con los términos del patriotismo constitucional o con referencias culturales y tradicionales. Su problema es España. La incapacidad para hacer la transición del antifranquismo a la democracia.

Es la más vieja izquierda de los países desarrollados. Le enferma la nación. No ha superado sus fantasmas del pasado y los quiere esconder en la descalificación de quienes viven un patriotismo moderno, tolerante y libre de prejuicios. Sus políticos e intelectuales tienen, además, la desfachatez de reivindicar su supuesta modernidad cuando viven a espaldas de Europa y de los patriotismos de las naciones más avanzadas. La gran divisoria entre la izquierda y la derecha no está en España en el eje igualdad-libertad. Ni en las posiciones hacia la religión. O hacia las minorías. Ni en las cuestiones morales. En todo eso, hay meras diferencias de grados. El choque, el gran choque, es la nación.

La izquierda no quiere asumir la nación española como sujeto político de nuestro sistema de convivencia. Y cuando lo hace la derecha, se «estremece», dice José Blanco.