LA CRUZ DE AZNAR
Artículo de Edurne Uriarte en “ABC”
del 04 de febrero de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
La
historia da grandes vueltas, pero, en asuntos como la política exterior de un
país, las grandes vueltas se hacen esperar lo suyo. De ahí que a los denostados
neocon españoles nos resulte más patético que
sorprendente esto de ver a Zapatero convertido en un mal imitador o en la cruz
de la política exterior de Aznar, convencido ahora de que Estados Unidos es una
relación esencial para España, persuadido de que debe apoyar sus guerras contra
las dictaduras y el terrorismo islamista y valedor incluso de la necesidad de
una actitud patriótica en la defensa de España en el exterior.
Y ahí
lo tenemos hoy arrodillado que no sentado frente a la bandera, como algunos han
destacado, en un acto totalmente contrario a su concepción de las relaciones
entre política y religión. Rezando porque hay que estrechar las relaciones con
Estados Unidos, porque el entendimiento con Obama
bien lo vale, porque España lo necesita.
Todo
ello muy apreciable si no fuera por la incongruencia que representa respecto a
su propio discurso, el de antes de ayer. Y, sobre todo, porque ahora se hace
desde el fracaso, desde una posición de debilidad, que es la que el propio
Zapatero impulsó frente a lo que consideró excesos patrióticos de Aznar.
Hace
tres años, en la edición española del Foreign Policy, un conocido defensor de la política exterior de
Zapatero, José Ignacio Torreblanca, afirmaba, en
debate con Florentino Portero, que Aznar apostó en su segunda legislatura todo
a una sola carta y perdió mientras que, lejos de perder fiabilidad, la política
exterior de Zapatero había devuelto a España a una posición centrada en Europa,
a una mejora de las relaciones de Rabat, a una nueva imagen de país dialogante
con la Alianza de Civilizaciones.
Reducidas
a la nada la Alianza y Rabat, convertidos en un problema para Europa, Zapatero
implora en Estados Unidos, vaya ironía.