SIN DISCURSO

El Sahara destruye el discurso que Zapatero construyó sobre política internacional precisamente a partir de su interpretación de Irak

Artículo de Edurne Uriarte  en “ABC” del 17 de noviembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Como José María Aznar perdió el apoyo de una parte de sus votantes a su política internacional por las decisiones respecto a Irak, de la misma forma está perdiendo Zapatero el apoyo de sus votantes a su política internacional por las decisiones respecto al Sahara. Por razones completamente diferentes, eso sí. Porque Aznar quería hacer una política basada en los principios, la defensa de la libertad, a costa de sacrificios que muchos españoles no estaban dispuestos a asumir. Y porque Zapatero ha sacrificado sus principios para hacer una política de defensa de intereses que muchos españoles no acaban de entender.

El Sahara destruye el discurso que Zapatero construyó sobre política internacional precisamente a partir de Irak o a partir de su interpretación de Irak. Aquello de los derechos humanos, del pacifismo, de la legalidad internacional, de Naciones Unidas. De los principios, diferentes a los de Aznar, pero principios al fin y al cabo que Zapatero decía sostener. Principios cuya aplicación práctica sus votantes han entendido con dificultades, cuando Zapatero ha hecho en Afganistán lo mismo que Aznar en Irak. Y que no han entendido en absoluto, cuando el Gobierno los ha dejado completamente a un lado para apoyar a Marruecos. En contra de los derechos humanos, de la legalidad internacional y de Naciones Unidas.

Por eso se quedó ayer sin palabras hasta el gran comunicador Rubalcaba. En la rueda de prensa que no quiso convocar y que no tuvo más remedio que convocar, cuando un periodista le preguntó si el Gobierno persistía en su actitud de no condenar a Marruecos. «No hemos hablado de eso», respondió Rubalcaba.

Media hora antes, también se quedó sin palabras Trinidad Jiménez en el Senado: «No consideramos los datos fehacientes, tenemos que esperar», «No debemos especular», «No podemos reaccionar ante opiniones».

Es decir, nos hemos quedado sin discurso.