Artículo de Elisa
Jovellanos en su blog
del 30-6-09
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Hay un grave problema en este partido, quizás el mayor de todos: sus dirigentes. No dan la talla para el proyecto que la mayoría de los votantes y militantes tienen en su cabeza, si la dieran, está claro que no habría tantos, ni tan graves problemas. Ni Carlos Martínez Gorriarán, ni Juan Luis Fabo, ni Francisco Pimentel, ni Marcos, ni Guardia –parece que los eligen- han logrado pasar en sus cabezas del modelo hormigas y guardianes (más edecanes), que podemos conocer magníficamente en “Vida de las hormigas” del inolvidable Maeterlinck. Ni Rosa Díez tampoco puede ser excluida del modelo, porque ella ha sido la hormiga reina, quien ha designado a quienes le acompañaban desde la quiebra de Basta Ya, por el engaño de Plataforma Pro, hasta la Tierra Prometida magenta. La UPyD está secuestrada por unos insectos retrógrados.
Ni son tiempos, ni son
modos, ni son circunstancias, que en pleno Siglo XXI, cuando el mundo se ha
reducido a comunicación y la interacción global e instantánea de ideas,
sentimientos, y palabras nos ofrece una oportunidad magnífica para mezclar lo
mejor (y lo peor) de nosotros mismos, unos “illuminati
del tres al cuarto”, pretendan convertir UPyD en el
reino prohibido de Buthan, estableciendo una férrea dictadura en su interior y
un aislamiento extremo del exterior. Hasta la China comunista ha abierto sus
puertas al intercambio comercial, aunque menos al fluir de ideas, pero lo
terminará haciendo.
Rosa Díez, que
funciona por impulsos, pero con una gran voluntad, posiblemente ya se haya dado
cuenta de lo que está ocurriendo: cuanto mejor va el partido en la
calle, peor va en casa;
en su mano tiene la última decisión para que las cosas cambien, si no lo hace,
ella misma se verá arrastrada por esta caterva al peor de los destinos: el
camino que va desde la indiferencia al desprecio.
Y como este partido es
predemocrático, hasta que en noviembre se celebre el
primer congreso la única forma de que las cosas se arreglen, es que Rosa cambie
de criterio, rectificando, siendo inteligente, destituyendo a los guardianes,
creando una gestora provisional sin control, ni poder, y formada por una mezcla
de todas las facciones, hasta la primera asamblea general del partido, dejando
que las cosas fluyan por sí mismas y sabiendo que nadie va a discutir su
liderazgo; esperar a que los mejores triunfen en el congreso, sean los que
sean. Rosa siempre saldrá elegida por aclamación. Un éxito garantizado para UPyD, para Rosa Díez, para el partido, que se habrá
configurado democráticamente, con extraordinaria solidez, y no con extravagante
sordidez.
Los pastores de la
democracia que conforman la actual dirección, no dan para más. Hay que
reconocerlo, si bien habrían sido excelentes promotores de la revolución
soviética de 1917, se han quedado colgados en Stalin, no han pasado de ahí.
Consideran el socialismo como el único cielo posible, en su sectarismo particular,
son incapaces de evolucionar más. Estos auténticos dinosaurios de la política,
pretenden que la evolución se detenga, porque ellos han llegado a tocar poder
por primera vez, para ver si ahora se logra lo que la historia ha impedido.
Hay un “décalage” entre las expectativas que ha despertado la
formación magenta entre los españoles, hartos de maniqueísmos trasnochados, y
las oportunidades que puede brindar el partido de Rosa Díez para contenerlas.
Pero el “décalage” se puede convertir en abismo.
Ciertamente, la caja es diminuta para contener la cosa, porque las ilusiones y
las esperanzas no pueden reducirse a las escasas posibilidades que ofrece un
modelo de partido autoritario, inquisidor y tontorrón, que es lo único que
pueden ofrecer las incompetentes autoridades vigentes. Así las cosas, ocurrirá
lo que tenga que ocurrir, si Rosa no experimenta una iluminación como la que
tiró del caballo a Pablo, estamos perdidos todos.
Rosa Díez, ha
conservado siempre en sus manos las riendas del proyecto, desde su comienzo
hasta ahora. Todavía está en sus manos, por escaso tiempo, que el partido
recupere el camino de la historia, de otra forma, su único destino terminará
siendo la memoria, como tránsito hacia el olvido definitivo.
Como decía Lord Aston, los problemas de la democracia se resuelven con más
democracia, y los de la libertad, eligiendo, no aceptando lo elegido por otros,
añade esta berenjena.