AUTONOMÍAS EN LA UE

 

 Editorial de   “El País” del 10/12/2004

 

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Sin tensiones y por unanimidad, el Gobierno y las comunidades autónomas alcanzaron ayer un acuerdo para que éstas estén presentes y participen en el Consejo de Ministros de la Unión Europea, como parte de la delegación de España, y en la representación permanente española en Bruselas. Las 17 autonomías no podían sentarse todas a la vez en el Consejo. En vez de turnarse, han decidido que para cada ocasión nombrarán a los dos que representarán a todos los gobiernos autonómicos en cuatro tipos de Consejos que, de hecho, tratan de 11 sectores distintos.

La entrada en la UE -en la que son los Estados los jurídicamente representados y los responsables de aplicar la legislación comunitaria- ha ido afectando a muchas de las competencias que progresivamente han ido transfiriéndose a las autonomías. El Gobierno central -responsable de la política exterior- recuperaba vía Bruselas lo que había descentralizado internamente en España. Para rectificar esta deriva era necesario diseñar un sistema de participación de las comunidades autónomas en la formación de la voluntad española en la UE y en la aplicación de la normativa comunitaria.

El acuerdo responde no sólo a una mejora de las relaciones entre el Gobierno central y las autonomías, sino también entre éstas. Obliga a una mayor coordinación entre todas estas instancias, desde la mutua confianza y la lealtad. Serán las conferencias sectoriales -en las que se sientan la Administración central y las autonómicas- las que decidan a quiénes envían en cada caso. En cuanto a la presencia en la representación permanente, los dos primeros funcionarios autonómicos saldrán de Galicia y Andalucía.

Es la misma lógica que ha inspirado la presencia de las comunidades pirenaicas en la reciente cumbre hispano-francesa en Zaragoza, en la que el presidente aragonés explicó el futuro de la eurorregión. No hay nada revolucionario en lo acordado ayer. En su día el propio Fraga lo propuso, y es un sistema parecido al que se sigue en otros Estados descentralizados. Pero es una fórmula transitoria, hasta la transformación del Senado en Cámara territorial. El Estado de las Autonomías no se construirá ya al margen de la construcción europea. Las dos realidades tienen que ir de la mano.