EL PSOE RECHAZA OTORGAR AL PP PODER DE VETO EN LAS REFORMAS DE LOS ESTATUTOS

 

Bloqueada la negociación sobre el modelo de Estado que lanzaron hace un mes Zapatero y Rajoy

 

 

 Informe de  ANABEL DÍEZ y PILAR MARCOS    en “El País” del 14/02/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Cuatro semanas después de la visita a La Moncloa de Mariano Rajoy, líder del PP, para ofrecer al presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, "un pacto de Estado por el consenso constitucional en España", las conversaciones entre José Blanco, secretario de Organización del PSOE, y Ángel Acebes, secretario general del PP, han embarrancado por dos cuestiones clave, antes incluso de constituir la comisión negociadora. Los socialistas ven "inviable" que el PP pueda vetar las reformas estatutarias si éstas vienen pactadas "con un amplio consenso" de su autonomía, y los populares piden un "alto nivel político" a una comisión aún no creada. Con los nombres que les propone el PSOE "no habrá comisión", advierten.

Ni el PSOE ni el PP quieren dar por muerto un proyecto que no ha llegado a nacer, pero discrepan hasta del "nivel político y el método de trabajo" de la comisión que deberá crearse para negociar las reformas de la "arquitectura institucional de España", es decir, los estatutos y la Constitución. En todo caso, Blanco llamará a Acebes la semana siguiente al referéndum de la Constitución europea para intentar constituir esa comisión.

El PSOE tiene decidido que sus negociadores sean tres dirigentes de la ejecutiva federal. Lo encabezaría su responsable autonómico, Alfonso Perales, junto a Inmaculada Rodríguez Piñeiro, responsable del área económica, y Diego López Garrido, secretario general del Grupo Socialista y catedrático de Derecho Constitucional.

En el PP recuerdan que en la negociación de la Constitución de 1978 "jugaron un papel imprescindible" las conversaciones de Fernando Abril (UCD) y Alfonso Guerra (PSOE), y que ese alto nivel político es "imprescindible" para negociar reformas que afecten al modelo de Estado. Se trata, afirman, de "saber claramente si el PSOE quiere contar con el PP para unas reformas muy sensibles para la convivencia o ha decidido hacerlas con sus socios nacionalistas". Y avisan: "Si el PSOE quiere que su máximo nivel político sea Perales, no habrá comisión".

 

"Máximo nivel político"


En el PSOE subrayan que no sólo el cargo de responsable autonómico es muy relevante sino que, además, Perales tiene la confianza plena de Zapatero y de Blanco.

La dirección popular, sin embargo, mantiene que "el Gobierno socialista está intentando dar la apariencia de que se entiende con el PP porque sabe que eso es bien recibido por la gran mayoría de sus votantes y de la opinión pública. Y, a la vez, busca con nocturnidad alcanzar pactos inconfesables con los nacionalistas en sus entrevistas clandestinas", en referencia a las mantenidas por el presidente con Josu Jon Imaz (PNV) y Josep Lluís Carod Rovira (ERC).

Sin querer dar nada por roto, el PP cree que "la nula voluntad de llegar a acuerdo se ve plasmada en la celeridad con la que Zapatero llamó a sus socios para decirles que no se preocuparan, que sólo iba a hablar y que constituiría una comisión de bajo perfil". El PP no quiere hablar de ruptura porque, según dicen, "Rajoy hizo una oferta sin plazo de caducidad por si el Gobierno quiere la ayuda del primer partido de la oposición para garantizar la unidad de España".

Los socialistas afirman que ven "muy conveniente" el diálogo y el pacto con el PP. Y, sobre todo, que ambos partidos hagan el seguimiento de las reformas estatutarias en marcha, empezando en Cataluña. Pero sin que eso signifique que se da al PP capacidad de veto de reforma alguna. "Tenemos dos condiciones claras para abordar las reformas estatutarias: el consenso como método de diálogo y que las reformas se hagan en el marco constitucional", explica Blanco. Advierte, en todo caso, de que "los vetos" a una reforma estatutaria que venga avalada de forma abrumadora por un Parlamento autónomo "no son aceptables".

Blanco recuerda que el PSOE tiene el compromiso de apoyar a las autonomías que deseen reformar sus estatutos. Y alega que "un Estatuto que venga avalado por un amplísimo consenso, un 80% por ejemplo, y que tenga perfecto encaje constitucional, no es razonable que sea rechazado en el Congreso". En todo caso, añade, el PSOE "buscará el acuerdo con el PP, aunque sus votos no sean necesarios".

No era eso lo que la dirección popular creía que había aceptado el presidente Zapatero en su reunión con Rajoy. "Levantamos el no sistemático a las reformas de la Constitución y los estatutos para ofrecer un acuerdo preferente con el PSOE en la tradición del pacto constitucional y de estos 25 años de desarrollo de la Constitución", afirman en la dirección del PP.

 

Ningún cambio sin acuerdo


Esto significa, según su interpretación, "que no debería hacerse ninguna reforma en la arquitectura institucional de España sin el acuerdo de los grandes partidos nacionales". Y eso incluye las reformas estatutarias donde los nacionalistas pueden ser mayoría; es decir, en el País Vasco y en Cataluña.

De ahí que el PP reclame el "máximo nivel político" a una comisión que debería fijar "las líneas rojas" que no podría superar, en ningún caso, una reforma estatutaria. Básicamente se trata de subrayar la unidad de España tal como recoge "la letra y el espíritu" de la Constitución e impedir "autonomías de primera y de segunda" más allá de las diferencias que ya existen por los derechos forales del País Vasco y Navarra. La comisión vigilaría que ninguna reforma estatutaria supere tales límites.

Con estos elementos, Blanco ha mantenido un almuerzo y varias conversaciones telefónicas con Acebes. Ambos tienen el mandato de Zapatero y Rajoy para poner en marcha la comisión. La última conversación fue hace ocho días, y Blanco le dijo a Acebes que "no veía prisa" en constituir la comisión antes del referéndum europeo del día 20, ya que "lo más urgente" ya se había solventado.

Se refería al plan Ibarretxe que fue rechazado por socialistas y populares en el Congreso el 1 de febrero. Esa coincidencia, "independientemente de los discursos de cada uno", es también para el PP "la mejor señal de que es posible el entendimiento, al menos, con el alma del PSOE no nacionalista".