EL ZAPATERISMO COMO EMPANADA MENTAL

 

 Artículo de José Javier Esparza  en “El Semanal Digital” del 01.12.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 1 de diciembre de 2005.  Un estupendo columnista, Santiago González, de El Correo, pescaba el otro día una cita de Zapatero que tiene la virtud de iluminar todo lo que los españoles no entendemos. La cita procede del prólogo del presidente a un libro del ministro Jordi Sevilla, y dice así: "En política no hay ideas lógicas, hay ideas sujetas a debate que se aceptan en un proceso deliberativo, pero nunca por la evidencia de una deducción lógica". ¿Así que era eso? Ahora ya está todo claro.

Esta alabanza deliberativa de la destrucción de la lógica, que podemos llamar "Paradigma de Zapatero", explica todo lo que estamos viendo alrededor. Tomemos un ejemplo concreto: el terrorismo. Cualquier aproximación lógica al problema conduce a una sola conclusión: dado que el terrorismo es malo para la nación, hay que extirparlo por la vía más eficaz y contundente posible. Ahora bien, ZP sostiene que no hay ideas lógicas, sino que todas se someten a debate en un proceso deliberativo. Lo cual suscita una primera consideración: es preciso aportar ideas distintas y hasta contradictorias, pues sólo entre ideas de tal género es posible organizar un debate. Así nos vemos obligados a contemplar, también, la idea según la cual el terrorismo no es malo en sí, sino que se trata de una legítima lucha de los pueblos por su emancipación. No exageramos: lo acabamos de ver en la chata "cumbre" de Barcelona.

El segundo paso del paradigma zapateriano, dado el carácter necesariamente deliberativo del proceso, es elegir a los deliberantes: hay que decidir con quién deliberamos. La lógica impondría escoger a los interlocutores con mayor peso específico, ya por personalidad propia, ya por fuerza representativa. Pero la lógica, como sabemos, ha de quedar descartada en la coherencia del paradigma. Por consiguiente, más bien tendremos que abrir la puerta a todas las voces posibles, para que cunda la deliberación. Y como de antemano se ha proscrito "la evidencia de una deducción lógica", el resultado de la deliberación forzosamente tendrá que ser la componenda: hallemos una fórmula que satisfaga, siquiera sea parcialmente, a todas las voces deliberantes. Lo importante no es averiguar la verdad o, más modestamente, llegar a una conclusión operativa, sino que la finalidad principal del proceso es la deliberación misma. La fórmula resultante sólo es un adorno retórico, algo que podrá obtenerse "como sea", por utilizar una expresión del propio ZP.

Ahora aplíquese el Paradigma de Zapatero a cualesquiera otros ámbitos de la gestión de gobierno: la nueva ley de educación, las reformas estatutarias, la política exterior, la invención del matrimonio homosexual… "Nada tiene lógica", dicen los críticos. Pero ese es precisamente el propósito de esta lumbrera que nos gobierna, que ha elevado el absurdo (en sentido literal: falta de lógica) a concepto guía de la política española.

¿Y no le parece a usted que todo esto es como de pesadilla?