LA HIPÓTESIS DE LA GRAN COALICIÓN
Artículo de José Javier Esparza en “El Semanal Digital” del 13.12.05
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que
sigue para incluirlo en este sitio web.
Con un muy breve comentario al final:
CABEN VARIACIONES Y
COMPLEMENTOS (L. B.-B., 17-12-05, 23:30)
13 de diciembre de 2005. En los mentideros no se habla de
otra cosa: una gran coalición que asocie a PSOE y PP –la inmensa mayoría de los
españoles- y frene este vértigo desbocado del zapaterismo.
La idea –vieja, sí- resucitó aquel "jueves negro" en el que dos
amenazas estallaron a la vez: mientras en Cataluña se elevaba la sombra del
nuevo Estatut, la "marcha negra" perforaba
las vallas de Melilla. Ese día se oyó en muchos despachos un puñetazo en la
mesa, todos al mismo tiempo y en la misma dirección, como si la convergencia de
las dos amenazas despertara al país del prolongado efecto anestésico,
traumático, del 11-M. El jueves negro se puso en marcha la hipótesis de la Gran
Coalición.
¿Cómo sería el proceso? Imaginemos que el PSOE, en persona distinta a Zapatero,
acepta la mano tendida de Rajoy y pacta con el PP marcar límites precisos a la
"reforma territorial". Después, el Grupo Socialista en las Cortes
obstaculiza el Estatut, lo cual significaría la
ruptura de los pactos con Esquerra y los comunistas. Este revés provocaría
forzosamente dos movimientos: en Cataluña, Maragall tendría que disolver el Parlament y convocar nuevas elecciones; en Madrid, la
indisciplina del Grupo Socialista y la pérdida del equilibrio parlamentario
obligarían a ZP a poner su cargo a disposición. Con ZP en precario y la mayoría
parlamentaria rota, el Grupo Socialista propondría al Congreso otro candidato
para ser investido presidente. Este candidato "activaría" el pacto
con el PP, propondría un programa basado en la unidad nacional y sería elegido
con los votos de izquierda y derecha. El nuevo presidente formaría un Gobierno
bicolor: mayoría socialista con presencia del PP. Acto seguido, esta Gran
Coalición acometería dos tareas: fijar límites a la ampliación de los estatutos
de autonomía y reformar la ley electoral para neutralizar la presión
nacionalista. Así llegaríamos a 2008: disolución de las Cortes y nuevas
elecciones.
El plan acepta matices. No sería preciso que el Grupo Socialista se rebelara
ostensiblemente; bastaría con que llevara el trámite parlamentario del Estatut a sucesivos callejones sin salida. Asimismo cabe
prever movimientos en contra; por ejemplo, si Zapatero encontrara en las Cortes
algún apoyo más sólido que el de Esquerra (quizá quepa interpretar así las
recientes ofertas de Convergencia). O tal vez intente convocar elecciones
anticipadas, como ha sugerido Zaplana. Por otro lado, permanece difuso el
nombre del sucesor: ¿Solana? ¿Bono? El primero tendría el apoyo de los poderes
fácticos, empezando por Polanco, pero es dudoso que levante grandes adhesiones
en el partido. Respecto a Bono, ya estuvo a punto de ganarle a ZP unas
elecciones internas, pero Polanco le detesta y, por otro lado, ha entrado en
huertos poco gratos. Ciertas querellas recientes también son más comprensibles
en este contexto.
Esta es la hipótesis de "la Gran Coalición". Es obvio que no sería
viable sin un empujón en los niveles más altos del país. De eso hablaremos
mañana.
Muy breve comentario final:
CABEN VARIACIONES Y
COMPLEMENTOS (L. B.-B., 17-12-05, 23:30)
Parece que es necesario un catalizador que
permita al PSOE moverse. Ya sea por lealtad confusa, ya por miedo a debilitar
al partido y que se lo reprochen, nadie se decide a dar el primer paso. ¿Pues
por qué no lo da el PP? ¿Por qué no presentar una moción de censura contra el
Gobierno que abra el camino a una moción alternativa antes de cuarenta y ocho
horas (art. 113 de la Const.), propuesta por un sector del PSOE, con Chaves,
Solana o Bono como candidatos? El nuevo candidato podría aceptar la oferta del
Partido Popular y proponer un Gobierno bipartidista PSOE-PP de duración
limitada y un pacto de Estado con proyectos de reforma constitucional,
estatutaria y electoral y de vuelta al Pacto por las Libertades y contra el
Terrorismo. ¿Por qué no hacer una última oferta a CIU para que recupere la
sensatez y se integre al proceso en Madrid y Cataluña, si no inmediatamente, sí
a medio plazo?
En lo que no coincido con Esparza es en que el
Rey deba aparecer implicado en el proceso: debe cumplir estrictamente sus
funciones constitucionales y cumplir y hacer cumplir la Constitución. Lo que
tenían que decir, la Corona ---el Rey y el Príncipe--- ya lo han dicho.
En fin, no dispongo de tiempo para elaborar más
todo esto, pero la situación exige decisiones urgentes, y no cabe descartar
novedades de última hora antes de las vacaciones parlamentarias e incluso la
apertura de una sesión extraordinaria del Congreso antes de febrero.