LOS ZORROS QUE CUIDAN EL GALLINERO

 

 Artículo de José Javier Esparza en “El Semanal Digital” del  11/03/05

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

11 de marzo.  Gregorio Peces-Barba fue nombrado "alto comisionado" para las víctimas del terrorismo. Su función: velar por las víctimas. Su cosecha: enemistar a las diferentes asociaciones y abrir una brecha sectaria entre las víctimas de ETA y las del 11-M. Dijo a las víctimas de ETA que tendrían que aceptar concesiones si había un alto el fuego; después negó haberlo dicho y acusó a las víctimas de mentir; ahora reconoce que, efectivamente, dijo tal cosa. Pinocho. El protector de las víctimas humilla a las víctimas.

Francisco Rubio Llorente fue nombrado presidente del Consejo de Estado. Su función: velar para que la organización del Estado se atenga a las mayores garantías jurídicas. Su cosecha: avalar "intelectualmente" los planes secesionistas y anexionistas de los nacionalismos catalán y vasco. El presidente del Consejo de Estado aconseja demoler el Estado.

Cándido Conde-Pumpido fue nombrado Fiscal General del Estado. Su función: defender la legalidad, los derechos de los ciudadanos y el interés público. Su cosecha: enterrar acciones de la justicia en asuntos tan sensibles como el aislamiento político del terrorismo y permitir arbitrariedades tan escandalosas como la detención aleatoria de militantes del PP por un delito inexistente. El Fiscal coquetea con la arbitrariedad y la injusticia políticas.

Ni Peces-Barba, ni Rubio Llorente ni Conde-Pumpido son gañanes de tercera, politicastros de barrio bajo, chupaescaños de aparato. Serán más o menos sectarios y estarán más o menos ofuscados, pero los tres saben qué es un Estado, qué representa en España el terrorismo, cuánto pesa la amenaza secesionista. Entonces, ¿por qué se comportan como zorros puestos al cuidado del gallinero? ¿Han perdido el juicio?

No: han perdido la autonomía. Los tres actúan por encargo, obedientes a quien les ha puesto ahí. Y con sus declaraciones extemporáneas, su torpeza, sus pasos mal calculados, ponen en evidencia las perversiones de una política improvisada bajo los efectos de una victoria imprevista y obligada a sobrevivir en incomodísima minoría.

Se avala el expansionismo catalán para complacer al tripartito en Barcelona, clave para que el PSOE gobierne así en la Generalitat como en La Moncloa. Se aparta a las víctimas de ETA para que no estorben en la aproximación al nacionalismo vasco. Se privilegia a las víctimas del 11-M para utilizarlas contra el PP. Se protege a Atutxa y se juega a la "comunidad nacional vasca" para cobrarse el poder en Vitoria ganando espacio al PNV o aliándose con él. En definitiva: se sacrifica lo fundamental en provecho de un cálculo de poder a corto plazo. Al oído te dicen que cuando hayan anulado al PP y tengan mayoría, todo volverá a su cauce. Pero, mientras tanto, los daños serán irreversibles. Es una irresponsabilidad de dimensiones históricas.

Estos tres caballeros –Peces-Barba, Conde-Pumpido, Rubio Llorente– no son el problema. El problema es el Gran Zorro que los ha puesto a cuidar del gallinero. Un zorro disfrazado de gallina a su vez. O quizás una gallina disfrazada de zorro, lo cual aún sería mucho peor.