HACIA EL TERCER SUICIDIO DE LA DERECHA ESPAÑOLA
Artículo de José Javier Esparza en “El Semanal Digital” del 10.04.06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Así, a bote pronto, salen tres,
¿no? El primero, en 1931: entre el hundimiento de Miguel Primo de Rivera y el
autodesplome de la monarquía alfonsina, la derecha se escinde entre los que
aceptan colaborar en el marco republicano y los que cultivan la doctrina
tradicional. Para entendernos: de un lado sale Gil-Robles y del otro Acción
Española. Si la izquierda no hubiera saboteado al Gobierno de la CEDA desde 1933
y, sobre todo, en 1934, quizá la derecha republicana hubiera podido sobrevivir
–y, con ella, la propia República. No fue así. Luego vino Franco.
El segundo suicidio, en 1976: desde el desmantelamiento del régimen de Franco
hasta las primeras elecciones, la derecha se escinde entre los que apuestan por
el nuevo sistema constitucional –la UCD- y los que permanecen afectiva y
doctrinalmente vinculados al régimen anterior. La fuerza que pilotó el cambio de
sistema fue precisamente la derecha constitucionalista, pero, a cambio, la
derecha social quedó excluida de la vida pública, condenada a un lugar
secundario. No empezó a recuperarse hasta que Aznar reinventó la UCD. Jamás
habría vuelto al poder sin los grandes desmanes socialistas de los GAL y la
corrupción.
El tercer suicidio puede ser –puede- el que hoy tenemos entre manos. La guerra
mediática sólo es una de sus manifestaciones. Tras la explosión del aznarismo
bajo las bombas del 11-M y ante el cambio de sistema que está auspiciando el
Gobierno ZP, la derecha se escinde entre quienes niegan toda legitimidad al
zapaterismo y quienes, al contrario, aceptan la nueva situación como algo
inevitable. No es difícil marcar los campos ni atribuir nombres y rostros a cada
uno de ellos. Lo más inquietante es la pasión con que las gentes de la derecha,
en todos los ámbitos, están tomando partido por unos u otros. Eso es lo que
despierta temores de suicidio. Nadie en la derecha ganará: todas las bajas, al
final, estarán en el mismo campo.
Una constatación, si no una ley: con la izquierda en el poder, a la derecha
siempre le ha costado muchísimo volver a gobernar. Porque la izquierda española,
ya sea en fórmulas revolucionarias o democráticas, tiende a desplegar una
mecánica de poder excluyente y frentista, basada en la sustracción de toda
legitimidad al oponente. Hoy estamos ante un proceso de ese género: la gran
ofensiva del PSOE y sus aliados no se dirige contra una alternativa electoral,
sino contra los principios, los valores, la propia historia que podría
fundamentar esa alternativa.
¿Remedios? Seguramente no hay: el tercer suicidio de la derecha seguirá
consumándose y es imposible saber qué nueva conmoción podrá empujar a este
singular Fénix a renacer de sus cenizas. Pero, de momento, podríamos ir
intentando algo inédito en esta orilla: buscar la reconquista en el nivel más
hondo, el de la calle, las aulas, las conciencias. Toda reconquista exige partir
de un baluarte inexpugnable.